Primero los viejos… vicios

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Primero los viejos… vicios

Tal como me lo anticipaba y justo como me lo temía, la campaña de vacunación se hizo coincidir con las campañas electorales –intuyo– por los azules tompiates del Lord Farquaad lanchero que mora en el Palacio Nacional.

En política nada ocurre por coincidencia y, horas después del arranque de las campañas para las elecciones intermedias, el virrey de AMLO en Coahuila nos anunció que por fin se comenzarían a aplicar las vacunas en la capital de esta entidad que, en días remotos y felices formaba un todo con Texas (¡Chingada madre! Ahorita ya estaríamos vacunados todos y comprando garras en el Ross).

La estrategia del Gobierno Federal fue llevársela muy cachazuda, como pastoreando un ganso, como que no hubiera prisa cual ninguna:

—¡Hombre! ¿Y por qué no empezamos por las áreas rurales? 

—¡Y sí, verdad! Dejemos las zonas urbanas, de mayor contagio y mayor actividad económica ahí para despuesito…

Ese despuesito consistía en empatarlo con las campañas para la elección de diputados federales y alcaldías para que la vacunación sea un vehículo de promoción.

Y tanto como extrañarme, la verdad no me extrañaría nada, pero demorar de manera deliberada un solo minuto la aplicación de vacunas en nuestro país, con las mortales cifras que nos cargamos, sería un acto criminal y genocida. Quiera el Ayuwoki que jamás nos enteremos de que hubo en efecto una dilación premeditada desde el Ejecutivo, porque sería una invitación a… me reservo por ahora mis pensamientos.

Otra grave falla, desde mi punto de vista, es la ubicación de los cinco módulos de vacunación.

Soy una persona de a pie y me desplazo de la mejor manera que puedo y la verdad es que no tengo que transportarme diariamente, pero si algo aborrezco es la condición muy poco caminable de esta ciudad. No sólo el diseño y el desarrollo urbanos privilegian al automóvil una infinidad de veces por encima del transeúnte; además, el transporte púbico es una calamidad atávica.

Bien, los módulos están en: ¡Arteaga! ¡La Narro! ¡Canacintra! Todos más allá del anillo periférico de la ciudad. ¿Qué chingados pasó con el Ateneo Fuente? ¿Qué con la plaza de Armas? ¿Es en serio que no saben cuáles son los puntos de mayor afluencia y más fácilmente accesibles de esta ciudad?

Aquellos adultos de 75 y más que aún conducen, o que tienen la suerte de que alguien los transporte, ¡felicidades! Pero creo que una gran mayoría de ancianos en situación menos favorecida va a enfrentar muchas dificultades para acceder a la vacuna. 

El que escogió o designó esos puntos tan distantes del corazón de Saltillo es un verdadero HDP y debería esconder su cara en el recto. No me imagino decisiones más torpes, claro, a menos que esa haya sido la idea desde un principio. 

¿Es torpeza o es malicia lo que obra en el Gobierno Federal? Estamos por descubrirlo (¡Diosito, de verdad, ojalá nomás sea pendejez!). Y a todo esto… ¿cuál ha sido el papel, en todo este asunto, de nuestros caciques comarcanos?

Ansiosos de tantita notoriedad pero imposibilitados a participar del fandango de la vacunación, se han preocupado por entorpecer y hacer deslucir la de por sí trompicada campaña federal en nuestro estado. 

“Alguien” –¡“pregúntome” quién!– envió unas lideresas (inconfundibles Fionas tricolores) a reventar uno de los módulos de vacunación, no con el afán de detener del todo la jornada, que eso sería demasiado costoso, hasta para el PRI, sino sólo para dar la nota y que la vacunación desluzca y se perciba como mal organizada. 

¿Pero por qué si el Ejército está a cargo de la logística, no les mete un culatazo en el culo a estas señoras? Es algo que me preguntaré hasta el fin de la existencia, si, como dijo Pelé, “¡yo lo haría!”.

Me recordaron a la niña que le sopla a las velitas del pastel que no es suyo y se gana una zarandeada épica a puros jalones de cabello y al final se queda muy sonriente y oronda en uno de los videos más virales del año pasado. Pues así el priismo local. Que se dedicó a difundir fake news en vez de asistir en todo este proceso porque “colaborar”, aunque fuese para tratar de salir en la foto, les resulta inconcebible.

Constatamos que el bien común, la economía o la vida de la gente a la que le piden el voto es lo último que les importa a estos “Pedro Páramos” región noreste. Ellos están en su juego electorero y es todo lo que importa.

Eso sí, de igual forma, si llegamos a comprobar que deliberadamente trataron de sabotear algo de tan vital importancia como la jornada de vacunación, ojalá que se les levanten cargos por conspiración criminal.

Allí los tiene: Unos son los que por desgracia votamos, otros son los que nos orillaron a votar por los primeros. No valen flauta unos, ni otros. 

De momento, lo único importante es que, pese a lo que sea, se vacunen todos los que califiquen para esto en su familia y así, con suerte, quizás alcancemos el 1 por ciento de vacunación en el País. ¡Hmta! Ahí el resto de nosotros a ver para cuándo: Quizás para el día de la reelección de AMLO o para cuando se dé el retorno del PRI. Lo que ocurra primero.