‘Primero los pobres’: una muy pobre política

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‘Primero los pobres’: una muy pobre política

De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), las políticas públicas implementadas por la administración de Andrés Manuel López Obrador produjeron, en los primeros dos años de este mandato, un mayor empobrecimiento de la población.

Al presentar los resultados de la “Medición multidimensional de la pobreza en México 2018-2020”, el secretario Ejecutivo del Coneval, José Nabor Cruz Marcelo, señaló que, en los últimos dos años, el conjunto de quienes se encuentran en situación de pobreza creció en casi cuatro millones de personas; el de quienes sufren pobreza extrema en poco más de dos millones y 1.7 millones se sumaron al de pobreza moderada.

Estamos hablando de más de siete millones y medio de personas que, de acuerdo con esta medición, vieron deteriorar su calidad de vida en los primero dos años de este Gobierno.

La cifra es relevante no solamente por la dimensión del conjunto, sino porque es el resultado de las políticas implementadas por un gobierno que llegó al poder con la bandera de “primero los pobres”.

Es cierto que en este resultado es necesario considerar el importante impacto negativo que la pandemia ha tenido en la economía del País, pero también debe decirse que el mal desempeño de esta comenzó antes de que el coronavirus apareciera en el horizonte.

En este sentido, la estrategia gubernamental ha consistido, desde el principio, en desplegar dos líneas de acción cuya combinación no apunta hacia la consolidación de una economía capaz de ofrecerle mejores oportunidades a los más desfavorecidos: desalentar la inversión y establecer amplios programas de transferencias económicas directas.

Los programas de transferencias económicas no son un error en sí mismos porque constituyen un mecanismo de redistribución de la riqueza, proceso que históricamente se ha registrado en forma terriblemente desigual en nuestro País. Pero para distribuir recursos económicos primero hay que generarlos y eso implica alentar la inversión y generar empleos.

Porque, a largo plazo, lo realmente útil no es volver dependientes a las personas de los “apoyos” gubernamentales, sino que estos se vuelvan innecesarios porque el ingreso laboral es suficiente para garantizarles un nivel adecuado de vida y posibilidades de desarrollo.

Habrá quien diga que los resultados de la medición del Coneval habrían sido peores si no fuera por los programas sociales de este gobierno. Y aunque es un tema discutible, sobre todo a nivel técnico, el propio organismo reconoció ayer que las transferencias en efectivo fueron insuficientes para compensar la disminución de los ingresos laborales de las personas.

Por lo pronto, los más pobres tienen poco que celebrar y menos aún los millones que han sido devueltos a las filas de la pobreza y de la pobreza extrema, de donde ya habían escapado durante el “periodo neoliberal”.