Miguel de Cervantes, autor de El Quijote, falleció en Madrid en abril de 1616. Todavía un siglo después de su muerte, poco, casi nada, era lo que de él, de su historia personal, se sabía. Tuvieron que pasar 121 años para que apareciera, en marzo de 1737, su primera biografía de la que se imprimieron ¡25 ejemplares!

Se trató de la “Vida de Miguel de Cervantes” escrita de manera un tanto apresurada por el erudito valenciano Gregorio Mayans y Siscar -–jurista y gran filólogo--  cuando aún no cumplía éste 38 años de edad, a la sazón bibliotecario del rey Felipe V. Fue un texto de 183 notas preparado en tres, cuatro meses, en realidad a solicitud del noble inglés lord John Carteret para ser incluido a manera de prólogo en el libro de El Quijote impreso en Londres “con singular magnificencia”,  en septiembre del  mismo año de 1737.

Luego, hacia finales del siglo XVIII, aparecieron otros estudios biográficos surgidos de la labor de investigación y de la pluma de Juan Antonio Pellicer y de Vicente de los Ríos, que fueron incluidos como textos preliminares en sendas ediciones de El Quijote que vieron la luz por los mismos años. De la biografía escrita por el segundo, De los Ríos, ya hice mención aquí al referirme a las dos impresiones que en 1780 y 1782 hizo la Real Academia Española, RAE, del libro genial. A la de Pellicer espero hacer alusión en otra oportunidad.

Fue hasta 1819, más de dos siglos después de fallecido el autor de El Quijote, cuando apareció una biografía verdaderamente digna de este nombre y de ese hombre. Fue editada por la propia RAE con el título de “Vida de Miguel de Cervantes” y corresponde a un trabajo cuidadoso y bien documentado que realizó el académico Martín Fernández de Navarrete. Pronto esta obra fue reconocida por sus indudables méritos y se convirtió en la fuente de todas las posteriores biografías de Cervantes publicadas en español y muchas otras lenguas a lo largo de todo el siglo XIX.

Por cierto, el libro de Fernández de Navarrete que poseo, en edición fascimilar, fue hace tres años amable obsequio navideño de la estimada maestra saltillense Atala Sánchez de Ireta. Corresponde a una publicación hecha en 2005 por la Universidad de Málaga, con motivo del IV centenario de la I Parte de El Quijote. Incluye además de la “Vida de Cervantes” escrita por el referido autor, la transcripción en más de 300 páginas de las pruebas –-así las llama-- y documentos en que se apoya, así como un apéndice con notas que años después le hizo el académico Cayetano Alberto de la Barrera al libro de Fernández de Navarrete, amén de un extenso, necesario y magnífico estudio preliminar realizado por José Lara Garrido. (13)

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