Primer strike
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Primer strike
Difícilmente puede asignársele una calificación aprobatoria al primer debate entre candidatos a la gubernatura de Coahuila. Un ejercicio en el cual casi todo el tiempo fue utilizado por los debatientes en leer tarjetas previamente preparadas, ¡incluso cuando estaban formulando una réplica!, no da para documentar el optimismo.
Preciso aquí mi posición respecto del ejercicio: la responsabilidad de volver interesante un debate es de los candidatos.
Y no se trata de exigirle a los debatientes atacarse de forma vulgar o demandar sangre sobre la arena. Volver interesante un debate -o simplemente debatir- implica realizar un contraste de ideas, es decir, señalar las razones por las cuales el argumento del rival no es válido y el propio sí.
Pero lograr eso implica sobre todo un par de cosas:
La primera es escuchar al rival, prestar atención a sus argumentos y utilizar la siguiente intervención para confrontarle con datos duros o, por lo menos, para espetarle un razonamiento con el cual se demuestre, al menos, la falta de congruencia en lo dicho por el otro.
La segunda es improvisar, es decir, de hilvanar ideas sobre la marcha, a partir de los conocimientos propios, de la experiencia personal y, desde luego, de las notas elaboradas con antelación y de los apoyos visuales preparados ex profeso.
El debate se vuelve rico justamente cuando los debatientes se lanzan dardos envenenados aprovechando el flanco expuesto por el rival, cuando utilizan los argumentos contrarios para probar la posición propia.
Eso, por desgracia, no ocurrió anoche y en ese sentido el debate nos quedó a deber. A ver si en el próximo.