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Primer gran ridículo 2017

Veo la mano de un Gobierno queriendo desacreditar las manifestaciones eminentemente ciudadanas que en Coahuila siempre han sido pacíficas

Nunca he acabado de entender la celebración del Día de los Inocentes.

¿Cómo es que un genocidio de infantes se conmemora gastándole bromas mamonas al prójimo?

Ni en forma de ecuación me hace el menor sentido: Herodes + Baby Yisus + Niños + Matanza = ¡inocente palomita!

Bueno, aunque pedirle lógica a las tradiciones católicas es como pedirle argumento a la próxima película de “Rápido y Furioso”.

Lo único cierto es que en esta temporada las bromas llegaron con algo de retraso (debe ser porque con el cambio climático se están corriendo los ciclos estacionales, de manera que lo procedente es seguirle dando duro a la quema de hidrocarburos hasta que el invierno recorra todo el año y vuelva a quedar donde se supone debe estar).

Decía que las bromas llegaron algo tarde.

El fin de semana la policía desplegó una inusual movilización para contener la ola anarquista que se nos dejó venir desde el centro del País en forma de actos de rapiña.

El resultado: un puñado de chamacos detenidos de los que ningún medio ha aportado identificación positiva y, sin embargo, el operativo contó con la supervisión personal del secretario de Gobierno, Víctor Zamora.

¿Y por qué ahora la desgracia no les cogió desprevenidas a nuestras autoridades como es su cochina costumbre?       

¡Ah, pues porque la invitación a sumarse a las protestas vandálicas se difundió a través de un mensaje de “guatsap”!:

“Amigo inconforme: ¿Estás harto de los ‘gasolinazos’? ¿El Gobierno de EPN te tiene up to the mother? (emoji carita enojada) ¡Conviértete hoy mismo en un saqueador! (¡Como lo viste en TV!) La cita es este viernes en el COPPEL de tu preferencia. ¡Ven y diviértete! ¡Haz escuchar tu hartazgo y reclama tu pantalla HD! Indispensable pasamontañas (emoji fuego y carita con máscara)”.

¿Es de verdad tan fácil instigar al pueblo para que se sume a un levantamiento violento? ¿Es en serio que estamos a una cadenita de WhatsApp de que reine el caos, caigan las instituciones y se destruya la civilización? No, pues bendito sea Santa Claus que tenemos a un angelote que nos cuida como nuestro Gobernador del Estado y su emisario don Víctor “ya casi ni es mi hermano” Zamora.

Más tarde, la policía respondió a una denuncia que alertaba sobre una amenaza de bomba. De por sí ya es medio inverosímil que la policía haya reaccionado ante una llamada de auxilio, en esta ocasión lo hizo en respuesta a esta inusual amenaza. Un artefacto presuntamente explosivo que “alguien” detectó debajo de un vehículo estacionado (como que todos los transeúntes, especialmente de noche, andamos mirando debajo de los coches aparcados a ver qué nos encontramos y, entre tanta basura posible, sabemos distinguir lo que es potencialmente peligroso porque, ya sabe, muchos llevamos en la Secundaria Técnica el Taller de Explosivos Caseros y Detonadores).

Hasta el corazón de la ciudad acudió nuestra valiente policía para vérselas con el malicioso artefacto porque, ya usted sabe, es lo mismo vaciarle a alguien el rociador de gas pimienta en la cara que desactivar un artilugio que bien podría pertenecer a Al Qaeda o a Willie E. Coyote (el del Correcaminos).

Además, todo el mundo sabe que en este caso lo pertinente es cortar el cable azul, no… esperen… ¿o era el rojo?

No importa, nuestros polis, como parte de su entrenamiento, tienen que entregar un reporte sobre la película “The Hurt Locker”. Y debe ser por eso, por tratarse de un artefacto que supuestamente podría volar la Plaza de Armas y sus centros de poder circundantes (Catedral, Palacio de Gobierno, Casino y Portales) que sin ningún protocolo o criterio para explosivos, procedió la policía acompañada de civiles a tomar algunas imágenes del artilugio (pal “Féis”).

Yo no sé si usted, como yo, intuye en todo esto una farsa tan burda que lo único que le falta es el crédito de la productora Karla Estrada. Y tampoco sé qué me preocupa más: si la autoridad tratando de alimentar la psicosis nacional o la torpeza con la que responderían en caso de ser reales estas posibles amenazas (pero no lo fueron, se lo aseguro).

En todo caso, veo aquí la mano de un Gobierno queriendo desacreditar las manifestaciones eminentemente ciudadanas que en Coahuila siempre han sido pacíficas, un Gobierno intentando, con el brete  de los saqueadores, que nos olvidemos de aquéllos que de verdad han atracado al País con alforjas sin fondo y el manto protector de la impunidad.

El magistral Paco Calderón, en su cartón alusivo al Día de la Epifanía 2017, retomó el chiste clásico de los Reyes Vagos y, dándole nombre y rostro a los verdaderos saqueadores de México, dibujó con su flamígera pluma a Javier Duarte como “Malechor”; nuestro querido profe Humberto Moreira, “Gastar”; y Roberto Borge, “Va a Asaltar”.

De estos truhanes y de todos sus cómplices, en todos los niveles y órdenes de Gobierno, de la caída del peso, del alza en la gasolina, de todo ello es de lo que tenemos que seguir hablando incesantemente y no de amenazas anónimas sin lógica ni fundamento que no entrañan mayor peligro que un petardo de la temporada.

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