La economía nacional padece un escenario aparentemente catastrófico con base en la estadística disponible, sin embargo, esto no necesariamente apunta a procesos históricos reales. La actual crisis económica muestra una singularidad inédita y atípica del fenómeno socioeconómico principal que lo caracteriza: la intervención del Estado en la actividad económica, que en vez de prologar la caída de la tasa de ganancia con políticas anticíclicas, optó obligadamente a limitar la producción, distribución y comercialización en los tres sectores económicos (extractivo, de manufactura y servicios) para solo producir lo indispensable y necesario como alimentos y medicamentos.

Al mismo tiempo, se incitó a detener la movilidad social y comercial de la población nacional al 90% por los estragos de la pandemia del COVID-19, por ende, la desaceleración económica en el primer semestre del año fue abrupta con una caída de 10.1% del PIB; desmoronando el economicismo que gira en torno a ellas, como la desigualdad, la pobreza, la precariedad laboral, el poco acceso a la salud y la educación, que son parte de la problemática social que nace a partir de las contradicciones en la estructura capitalista que, más allá de lo económico, comparte características de reproducción en el ámbito político, social, jurídico, ideológico y cultural; lo que determina la conducta lógica de las relaciones sociales de producción de las fuerzas productivas (capital y trabajo), que establecen la cotidianidad de vivir en sociedad de las diversas clases sociales -superestructura- donde se ubican los poseedores y los desposeídos; de su mando moral e ideológico que cambia de forma, pero no de fondo; en los distintos proceso histórico que legitiman las prácticas concretas del capitalismo de apropiación, acumulación y dominio.

Cada régimen de acumulación -modelo económico o proceso histórico-, contiene prácticas concretas de reproducción y acumulación de capital que afirman las categorías generales del modo de producción capitalista en cada proceso socioeconómico que se emplea para preponderar el statu quo del poder político y la obtención de ganancia.

No obstante, el régimen neoliberal en México empleó una forma muy peculiar para obtener ganancias extraordinarias a partir del amparo del sector público, desarrollando un método concreto para la acumulación y reproducción de capital en su forma institucionalizada como la condonación de impuestos con el régimen de consolidación fiscal, contratos multimillonarios a un grupo pequeño pero poderoso de empresarios, desvío de fondos de las arcas públicas a la Iniciativa Privada, la individualización de las ganancias y la colectivización de las pérdidas, por ejemplo, la estafa maestra, el odebrecht y la facturación falsa. 

Sin embargo, la explotación de la fuerza de trabajo sigue prevaleciendo como parte modular del sistema capitalista, sin importar el régimen de acumulación que se aplique en el proceso histórico para continuar la obtención de ganancia y acumulación de capital.

En este contexto de decadencia neoliberal, con una magnitud de crisis sanitaria y económica atípica enrome, contiene bastante penuria por la falta de recaudación fiscal del Gobierno y despilfarro de los recursos públicos en lujos extravagantes para la alta burocracia en los sexenios anteriores con casos de corrupción muy marcados. El gobierno de la 4ª Transformación impulsó desde inicios de su sexenio la austeridad y reduciendo los gastos de operatividad de las diferentes dependencias federales para romper con esas prácticas de obtención de ganancias extraordinarias, no obstante, el escenario nacional actual obligó al Gobierno federal a encrudecer aún más los gastos de operatividad y austeridad en demasía, eliminando 14 subsecretarías de Estado y reduciendo al 75% el gasto corriente para ahorrar y dirigirlos al combate contra el coronavirus; siendo decisiones económicas delicadas ante la incertidumbre del panorama nacional para el próximo año.

Por otra parte, expertos en la materia como el ganador del premio nobel de economía Paul Krugman -de corte heterodoxo-, en la crisis de 2009 señala que es un error el austericidio en tiempos de crisis y reitera que es mejor fomentar un déficit fiscal y ampliar la burocracia pública para incentivar la demanda afectiva apuntalando un efecto multiplicador para reactivar la economía en un entorno globalizado, sin embargo, el contexto económico actual bastante distinto con la emergencia sanitaria.

En cambio, la política de austeridad de la 4T es una exigencia histórica por la ciudadanía al Ejecutivo Federal por los casos de corrupción exorbitantes en los sexenios pasados, para tener calidad moral al momento de exigir el pago de impuestos atrasados a ciudadanos y empresas; por ejemplo, el reciente pago de 3 mil 200 millones de pesos de impuestos atrasados de BBVA Bancomer a la hacienda pública nacional.

La estrategia del Gobierno Federal es buscar un equilibrio fiscal y optar por no adeudarse “hacer más con menos” y tener una política sólida de trasferencias para reactivar la economía “de abajo hacia arriba”. No obstante, la crisis económica provocó el aumento relativo del tipo de cambio afectando severamente la deuda pública colocándose en 53% con respecto al PIB nacional. Además, originó una tendencia a la informalidad o al cierre total o parcial de empresas por la falta de solvencia económica, que incitó a tener una recaudación menor con respecto al año anterior con un déficit presupuestal 547 millones con respecto al ejercicio 2020, que dispondrá de un presupuesto en 5 mil millones 900 millones.

En razón a lo anterior, el Gobierno Federal mandó un presupuesto para el ejercicio presupuestal austero para 2021 considerado por algunos medios de comunicación y especialistas en la materia fiscal como el “presupuesto de egresos más austero del siglo XXI”. Aun así, atiende rubros urgentes e inmediatos como la salud, la seguridad y los sectores marginados aumentando las trasferencias sociales.

El tiempo evaluará la difícil y complicada decisión económica que tomó el gobierno de la 4T, al final la historia juzgará su efectividad para repuntar el crecimiento económico y encontrar el bienestar social que tanto profesa.