Presentan la narrativa torreonense

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Presentan la narrativa torreonense

Velázquez aseguró que su libro responde a la necesidad de explorar de su generación. Fotos: Especial
Ambos autores presentaron sus libros de crónica, en los que depositan sus experiencias en situaciones muy diferentes
Las mujeres del ‘Hong Kong’ tienen la preparación de súper atletas, no es la típica bailarina súper tripona, sino que tienen la verdadera capacidad elástica prácticamente de gimnastas; ir ahí es casi como ir al Cirque Du Soleil”

Durante la última jornada de la Feria Internacional del Libro en Arteaga 2017, Carlos Velázquez y Alejandro Rodríguez Santibáñez presentaron sus libros de crónicas, uno narrando el descubrimiento juvenil en Canadá y el otro, las historias de la noche en los “teibols” del norte. 

La sesión comenzó con Velázquez, quien explicó que “Loca academia de astronautas” es una libro fue publicado por la Universidad Autónoma de Nuevo Léon y que incluye sus experiencias en el “Hong Kong” de Tijuana y el “Matehuala”, de Monterrey.

“Las mujeres del ‘Hong Kong’ tienen la preparación de súper atletas, no es la típica bailarina súper tripona, sino que tienen la verdadera capacidad elástica prácticamente de gimnastas; ir ahí es casi como ir al Cirque Du Soleil”, aseguró. 

Añadió que este libro y otras publicaciones marcan un cambio en la universidad que los publica y que se trata de “el relevo generacional a una nueva parte de la literatura en la que uno como autor, debe explorar por obligación”. 

Velázquez tiene como misión de escritor narrar el entorno norteño, con una influencia que viene desde que su papá era luchador hasta el impulso que tuvo la Golden Age de la que forma parte en el estado.

Alejandro Rodíguez presentó un diario novelado escrito desde Canadá.

Por su parte, Alejandro Rodríguez señaló que su libro ‘Cartas en Montreal’ es un compendio de cartas que escribió como un escape cuando fue enviado a aquella ciudad para estudiar francés como castigo. 

En ellas escribió sobre sus fiestas, sus amigos, los amores surgidos por las maestras que le gustaban y otras cosas que finalmente terminó adaptando a esta especie de diario novelado, resultado de una época en la que aún no era tan fácil comunicarse por internet.

“Conocí un mundo nuevo, había vivido en Toronto dos años antes, pero era muy occidental, pero tuve que adaptarme a nuevas costumbres, relaciones amorosas, choques culturales que por las noches y fue mi forma de mantenerme en contacto con mi tierra y con mi gente”

Destacó que estas narraciones de la vida real cumplían por sí solas las necesidades de las historias, pues los personajes se desarrollaban, había distintos clímax, por lo que se dedicó a pulirlo un poco antes de publicarlo.

Tras tenerlo todo ese tiempo en reposo, fue finalmente hace dos años que se decidió a autopublicarse. 
Rodríguez, quien es comentarista deportivo de profesión, explicó que terminó intentando 
escribir cuando se dedicaba más a leer que a aprender en sus clases cuando estudiaba Ciencias de la Comunicación, momento en el que comenzó a sentirse más entretenido con la literatura. 

Para Velázquez, su destino fue como una burla del pasado, pues por amenazar a su profesor de literatura con que no lo reprobara o lo golpearía, finalmente terminó siendo un escritor.