Preguntas de liberación
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Preguntas de liberación
Las visitas inesperadas causan sorpresa e incertidumbre. La sorpresa puede ser agradable, incómoda o desagradable, la incertidumbre se alivia o clarifica con la conversación.
La visita anunciada del Papa Francisco a México, a pesar de carecer de la sorpresa de lo inesperado, incluye en el paquete (detrás de la apariencia de un repetido protocolo ritual y estandarizado), una incertidumbre respecto al contenido y tono de sus discursos tan directos en su lenguaje y tan transparentes en su contenido.
Esta incertidumbre se anuncia en una serie de nuevas interrogaciones que surgen de las características del Papa Francisco. Él no propone solamente “la verdad”, sino que usa la verdad para liberar a los pobres, a los ignorantes, a los explotados y principalmente a los perseguidos (“veritas liberabit vos”).
La verdad a la que él se refiere no es la “dogmática”, o la “académica”, ni mucho menos la “convencional” que se acomoda a todos los intereses. Su verdad liberadora se refiere a la realidad humana, social, ecológica, espiritual, que es la verdad que ennoblece y tortura al hombre moderno.
En su discurso de la verdad-realidad ¿Quiénes serán los explotados y quienes los explotadores? ¿ Qué va a decir a los católicos mexicanos de su responsabilidad de la política, de la religiosidad, de la marginación, del “pasar de largo” ante la miseria educativa, económica y moral ?¿Les repetirá la frase de “México siempre fiel”, o añadirá un ¿fiel a quién, a qué, en qué condiciones, durante cuánto tiempo…?
Si en otras partes les ha dicho a los obispos y al clero que no sean arribistas, cortesanos, burócratas, acomodaticios ¿qué les irá a decir aquí para ayudarlos a liberarse con la verdad de estas máscaras que los esclavizan y provocan la fuga de los católicos hacia otras espiritualidades?
¿Qué les dirá a los católicos que son perseguidos mediante la burla, el desprecio, la marginación social, los prejuicios y las descalificaciones que interpretan lo bueno como malo, lo malo como bueno, lo sagrado como “mocho”, la fidelidad como “mandilonería”, la honestidad como “pendejez”, la corrupción como “habilidad”, la impunidad como “privilegio”? ¿Qué les dirá a los perseguidores que no son los fanáticos de otras religiones, ni los ateos e incrédulos, sino los mismos católicos? ¿Se atreverá a confrontar la verdad de que la descristianización del catolicismo mexicano es un proceso de autodestrucción? ¿Que su Fe comunitaria, lo sagrado de su matrimonio y su compromiso con el prójimo se están diluyendo más rápido que las hojas del otoño? ¿El Papa logrará que los católicos tomen conciencia y reviertan este proceso de autodestrucción cristiana de la cual son los principales autores y víctimas?