Pornografía y educación sexual

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Pornografía y educación sexual

Hasta mediados de los 70 comenzó a darse educación sexual en las escuelas del país. Los contenidos eran básicos: cambios físicos en niños y niñas; anatomía, fisiología e higiene de los respectivos aparatos reproductores; coito, fecundación, embarazo y parto. Luego y discretamente, métodos de prevención del embarazo. 

A comienzos de los 90 se agregó prevención de enfermedades de transmisión sexual, especialmente VIH-sida. En ello consiste el programa de educación sexual que, en principio, debiera enseñarse en las escuelas de educación básica. 

En el marco de la Primera Reunión de Ministros de Salud y Educación para Detener el VIH en Latinoamérica y el Caribe, realizada en la ciudad de México en 2008, 30 ministerios de Salud y 27 de Educación se comprometieron a hacer de la prevención el eje para responder al VIH y al sida mediante la aprobación de la declaración Prevenir con Educación. Las metas para 2015 fueron dos: reducir 75 por ciento el número de escuelas que no impartían educación sexual, y reducir 50 por ciento el número de adolescentes y jóvenes que no cuentan con acceso a servicios de educación sexual y reproductiva. México ha logrado un avance de 68 por ciento, con un considerable adelanto de la Secretaría de Salud con respecto a la de Educación. La primera fue bien calificada en el cumplimiento de detección de VIH, educación y provisión de condón masculino y femenino, orientación sobre decisiones reproductivas y métodos anticonceptivos y evaluación de programas. La Secretaría de Educación resultó mal evaluada en programas de género, información sobre salud sexual y reproductiva, derechos sexuales, prevención de violencia y diversidad, así como en la evaluación de cumplimiento de sus programas. 

Considerados en conjunto, los parámetros generales de la educación sexual, incluido lo que se enseña a los profesores (Programa de Formación Integral de Sexualidad para Formadores de Docentes, por ejemplo), comprenden los señalados temas de anatomía, fisiología e higiene reproductiva, prevención de embarazo y salud en el contacto sexual. Dados los muchos obstáculos que ciertos sectores han opuesto a este programa básico, es preciso seguir empujando su expansión. Sin embargo, es necesario incorporarle nuevos objetivos y las acciones y recursos para realizarlo. 

Hace unas pocas semanas, el semanario “The Economist” publicó datos sobre la industria de la pornografía en el mundo. Entre 700 y 800 millones de páginas de internet, 18 mil millones de visitas en un año a una sola de ellas o el intento de compra de una página en 120 
millones de dólares. El diario “El País” informaba que 54 por ciento de los chicos españoles entre 14 y 17 años había declarado haber visto pornografía. “El Financiero” daba cuenta de su consumo en oficinas públicas y privadas en alrededor de 19 por ciento en China, 10 por ciento en México, 9 por ciento en el Reino Unido. Fuera de internet, los datos son menos precisos. ¿Cuántas personas la consumen vía televisión abierta o de paga, cuánta en centros autorizados y cuánta mediante la compra de piratería? Sumadas las diversas posibilidades de obtención, prácticamente todos los estratos socioeconómicos y amplios grupos poblacionales pueden acceder a material pornográfico. En cuanto a los efectos sociales e individuales, las discusiones no son muy amplias ni los resultados concretos. Más allá de la posición del feminismo radical sobre la pornografía como la subordinación gráfica y sexualmente explícita de las mujeres a los hombres, hay dudas sobre su función en la construcción de la sexualidad y en las relaciones sociales. Aún está por verse lo que de su consumo haya de resultar, esto desde luego en términos científicos y no ideológicos. 

Dadas las posibilidades de acceso, la diversidad de contenidos y la incertidumbre de sus funciones, ¿por qué no incorporar la pornografía, a sus modalidades y efectos a la discusión pública? En particular, ¿por qué no comenzar a debatir el modo de hacerla parte de los programas de educación sexual de los jóvenes a fin de prepararlos para algo que ya ven y con lo cual se educan independientemente de lo que los adultos digamos de ella, casi siempre hipócritamente? 

Twitter: @JRCossio