Por Saltillo, Yo Salto: un salvavidas local para la pandemia
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Esta iniciativa ciudadana apela a la esperanza, la solidaridad y al amor por Saltillo. Sí, lo que más necesitamos en este tiempo de incertidumbre.
Las cortinas de los negocios de Saltillo cerraron. El virus nos robó las calles, las escuelas y los abrazos. No hay sarape que nos consuele. Pequeñas, medianas y grandes empresas se enfrentan a los dilemas económicos y éticos de un problema que nuestra generación nunca había enfrentado.
Las empresas tienen rostros, nombres y apellidos. Son nuestros vecinos, amigos y familiares. La señora de las gorditas y el dueño de tu pizzería favorita están en aprietos. No hay flujo de efectivo, no hay gasto corriente, pero hay hambre y necesidades que deben ser garantizadas. Si queremos evitar que el virus nos arranque lo que amamos estamos obligados a hacer algo. Hoy más que nunca: apoyar al otro significa apoyarse a uno mismo. Soy porque somos.
José y Rodrigo Almanza, desde la distancia y en cuarentena, se preguntaron: ¿Qué podemos hacer? Ellos proponen una solución de rescate entre ciudadanos para aminorar el impacto de la crisis que viene. La idea es sencillísima.
“Hagamos una red de ayuda de los ciudadanos al comercio local. ¿Cómo? Te pago hoy, lo disfruto después. ¿Qué harán los comercios? Unificarán el valor de la oferta. Cada oferta será en unidades de 500 pesos y se llamarán ‘saltos’.
“Si eres comerciante haces ofertas atractivas a cambio de uno o varios saltos. La gente dispondrá de todo un año para canjear sus saltos por productos y servicios, a partir de agosto de 2020”, cuentan.
El nombre: “Por Saltillo, yo salto” es un juego de palabras de todo lo que nos identifica. La ciudad obtuvo su nombre por un “saltío de agua”, un ojito en medio del desierto que encontró el fundador de la ciudad. Además en el norte es común decir “yo salto” como sinónimo de: “yo ayudo, yo le entro, yo le brinco, yo participo”. Pero no es todo a lo que hace referencia. José y Rodrigo confiesan que es también dar un salto de fe.
No podemos adelantar el tiempo, pero este brinco nos acerca al futuro que podemos construir hoy. Este impulso quiere romper la parálisis que produce el miedo, pues “aventarnos” a innovar es lo único que puede salvarnos.
José tiene un despacho de seguros y está familiarizado con las necesidades e inversiones. Rodrigo posee una agencia de publicidad creativa. Esta combinación fue clave para poder estructurar la idea de manera concreta y simple. Ya que, dicen: “la intención es ejecutarla y acercarla a la gente clave para que este mensaje llegue a toda la gente”.
EL RETO ES UNA OPORTUNIDAD
“La situación es complicada. Debemos alinear intereses. Al término de la contingencia encontraremos una ciudad destrozada y estamos a tiempo para inyectar apoyos entre nosotros mismos”. La convocatoria está abierta a todo negocio que pueda generar una oferta tanto de un producto como de un servicio. No hay ninguna restricción.
“Basta con que el negocio pueda generar una oferta de 500 pesos, que se denomina Salto para alentar a los consumidores a que compren saltos”.
La comunicación de esta propuesta es clave. Narran que al explicarlo a Armando Castilla Galindo, “él de inmediato nos dijo: le entramos todos”.
El director editorial de VANGUARDIA comparte estos ideales. “Por Saltillo, yo salto, es una iniciativa 100 por ciento social, ciudadana, sin ningún fin de lucro, enfocada en apoyar en estos dos o tres meses de alta incertidumbre y complejidad económica, a la región de Saltillo.
“Se busca anticipar lo más valioso en estos momentos: el acceso a fuentes de flujo de efectivo garantizadas por los comercios locales. Esto tiene la ventaja de ayudar a que las marcas y empresas reciban un beneficio económico en el cortísimo plazo. Se proponen ventas en el futuro a un precio atractivo”.
¿POR QUÉ CONFIAR EN ESTA IDEA?
José Almanza es un joven que siempre ha estado interesado en levantar el espíritu empresarial de la región. Esto nos da confianza para acompañar el proyecto, cuenta Castilla Galindo.
“Como institución, como medio y como Armando Castilla te puedo decir: hay que incentivar a todas nuestras neuronas a trabajar de la manera más proactiva y positiva para con nuestros ciudadanos, por eso le dimos todos los beneficios.
“Somos un punto clave para vincular al comercio con la grandeza de Saltillo y sus ciudadanos. Vamos a rescatarnos juntos y vamos a sacar este proyecto. Es un proyecto que tendrá un impacto inmediato para ayudar a las Pymes de la región, pues son el sector que más está sufriendo esta realidad. Por esta lucha contra la indiferencia es que VANGUARDIA, a partir de hoy será el punto de comunicación con quien desee unirse”, señala el director de Grupo VANGUARDIA.
José Almanza explica que “Un empresario toma el riesgo de poner una empresa. Con esa gran decisión genera empleo y ayuda a hacer una dinámica, a darle vida a una sociedad. Y así, cada quien tiene un rol. Esta nueva realidad nos está afectando a todos y a unos más que a otros. Tenemos que ser sensibles y empáticos.
“Una parte importante en la que coinciden los hermanos es que: “Hoy tenemos que evocar el cariño por nuestra ciudad. No podemos defender, no podemos salvar lo que no amamos. Si le tenemos cariño a Saltillo es momento de demostrarlo”.
Los saltos y la dinámica -que se realizará por completo a través de medios digitales- obligará a los negocios a adaptarse sí o sí a procesos que estaban en puerta, pero que por la resistencia al cambio no terminaban de presentarse. Esto quiere decir que van a empujar la publicidad a través de redes sociales, pues la convocatoria es para que vendan sin salir de sus casas y sin dejar de cuidarse dentro de la contingencia.
Estamos evocando a la adaptación.
Rodrigo hace un llamado a quien esto lea: “Adaptémonos rápido con ideas. Los ciudadanos estamos dispuestos a saltar. Somos una ciudad donde dependemos los unos a los otros. A pesar de la distancia o la cuarentena los vínculos son más notorios que nunca”.
Nos volveremos a encontrar. ¿Podremos vernos a los ojos?
José dice algo que cimbra: “Esto va a pasar y en algún punto nos volveremos a encontrar y en ese punto ¿cómo nos vamos a ver? Nos queremos ver orgullosos y tranquilos, por hacer lo que nos toca. Queremos que ‘Por Saltillo yo salto’ salve varios empleos. Que salve empresas. Que salve familias. Que todos puedan comer y conservar su empleo. No queremos que nadie quiebre. Queremos ver a todos cuando esto pase. Que no falte nadie. Y muchos negocios dependen de que no seamos indiferentes. Tenemos una estrategia alineada, simple y fácil de entender. Un salto debe ser la moneda de cambio”.
La divisa es la fe y la esperanza en uno mismo.
Los saltos son pagos por adelantado, el comprador va a adquirir el producto hoy y lo recibirá cuando la contingencia haya terminado. De manera directa es el pago y de manera directa será el servicio. No hay intermediarios. Es un acto de fe basado en la confianza. Te pago antes, sabiendo que me entregarás el producto.
“Pensamos que cada empresa debe acudir a su clientela y exponerles este proyecto. Un barbero por ejemplo decirle a sus clientes: “De todas maneras te corto el pelo. Aquí nos vamos a ver después. Este proyecto es un llamado a echarnos la mano”, dicen José y Rodrigo.
Si cuido Saltillo, cuido mi economía, refieren.
José y Rodrigo coinciden en que su origen y lo que son ha estado determinado por Saltillo, por su casa. Y curiosamente, el significado etimológico de la palabra economía es “cuidado de la casa”. No perdamos de vista que el mercado más importante no está en Wall Street, está aquí y dependemos de ella. Por eso se recalca la invitación: “Si eres productor, comerciante o productor de servicios genera una oferta y saltemos. Crea una oferta para crear un salto. Si eres consumidor, cuidemos juntos nuestra casa”.