¿Por qué mataste a Luis Rodrigo?

Esta es una historia de impunidad, injusticia y presumible corrupción. El 15 de abril se cumplen 9 años del homicidio de Luis Rodrigo Carrillo Ramírez y su asesino, quien no ha sido identificado, sigue libre
Foto: Vanguardia

Quizá lo quieras olvidar, pero tú lo mataste. Fueron tus pasos los que lo sorprendieron desnudo en el baño y lo golpeaste en el rostro. Forcejearon, sí, pero te las arreglaste para cruzar el pasillo y entrar en su habitación. Tus dedos empuñaron el cuchillo negro de 20 centímetros y lo clavaste en su cuerpo. Lo clavaste en su cuerpo de nuevo. Y otra vez. 72 puñaladas.

Asesinaste a Luis Rodrigo Carrillo Ramírez el jueves 15 de abril de 2010 entre la una treinta y las cuatro de la tarde. Nadie se explica todavía por qué le hiciste 72 heridas con el cuchillo a un joven de 17 años. Nadie tampoco lo merece.

Tampoco saben si lo violaste antes o después de matarlo. Porque además del condón usado que dejaste en la habitación (además de otro con un nudo y dos paquetes de preservativos), el dictamen médico confirmó la dilatación del ano.

Por algún motivo que la justicia aún no esclarece, cubriste el cuerpo que se desangraba con la sábana de su cama. También ocultaste los rasguños de su brazo derecho con un pedazo de plástico negro. De alguna manera y sin dejar un rastro en el piso, llevaste el cadáver al cuarto de sus padres.

Trapeaste parte de la sangre; cerraste la puerta sin seguro; cerraste el mosquitero por fuera; cerraste el portón sin llave y te alejaste bajo los 24 grados de ese día soleado.

Y como siempre. Nadie vio nada. Ni los vecinos interrogados por la familia de Rodrigo en las días siguientes, ni los dos grupos de albañiles que aquella semana trabajaron en la colonia.

Hasta este punto solo tú, asesino, sabías lo ocurrido.

Lo que quizá no sabías es que mientras tanto, en una colonia del centro de saltillo, familiares de Rodrigo lo esperaban para comer. Horas antes, alrededor de la una treinta, su papá, José Luis Carrillo Vázquez, habló con él por celular: “Solo me voy a bañar y me voy para casa de mi abue”, dijo el chico. “Nos vemos allá”.

El asesino puso el cadáver en este cuerto; Los familiares de Luis Rodrigo tienen que sobrevivir en la escena del crimen. Para protegerse de los terribles recuerdo, colocaron una manta con la foto de su hijo. También para jamás olvidarlo. Foto: Vanguardia
Ni perdón, ni olvido.... imposible concebir, olvidar y perdonar a quien no solo le arrebató la vida a mi niño y sigue libre ofendiendo con ello la memoria de Rodrigo, de la familia y de la autoridad. Te crees muy listo y seguramente lo eres, lástima que lo utilizas para dañar”
Señora Gudalupe, mamá de Luis Rodrigo

Pero su figura delgada y de un metro sesenta no apareció jamás por el amplio patio lleno de plantas. La abuela, acostumbrada a ver en el reflejo de sus nietos en los mosaicos de la entrada, se resignó a saludarlo en otra ocasión.

Pasadas las cuatro treinta, José Luis y su hijo menor, Diego, salieron hacia el sur de Saltillo. Al estacionar el auto negro en su domicilio, les llamó la atención que el portón de la cochera estaba sin la doble llave que echaban siempre a raíz de las extorsiones que sufrieron en octubre de 2009. Además el mosquitero estaba cerrado por fuera. Era obvio:

“Por eso no llegó Rodrigo”, pensaron, “se quedó encerrado”

Al entrar, sin embargo, las manchas de sangre en el piso del recibidor les quitaron el aliento y un escalofrío les recorrió el cuerpo. Los rastros conducían hasta el cuarto de los dos hermanos a unos dos metros de la entrada.

No estuviste ahí, asesino, para ver que los brazos cobrizos del sol llegaban con fuerza hasta el comedor, pero se perdían por el pasillo atravesado por José Luis. Las camas y paredes del cuarto de los hermanos estaban salpicadas en sangre, eso lo recuerdas bien.

Pero no había rastro de Rodrigo. Fue hasta que su padre entró a su propia habitación que encontró el cuerpo de su hijo sin vida.

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Lágrimas. La cabeza nublada. Panza revuelta. Ese hueco extraño y poderoso en el pecho. Las piernas y los brazos temblando como si tuvieran pequeños terremotos. ¿Te habrías imaginado que su reacción sería esa?

Entre sollozos, Diego le pidió a su padre que marcara a la policía. Y aunque este tenía el teléfono en las manos, por unos segundos no recordó qué números presionar. Finalmente, tras un profundo respiro, pidió una unidad de policía y una ambulancia.

Tú ya tendrías más de una hora de haber escapado, cuando María Guadalupe Ramírez Reyes, la mamá de Rodrigo marcó a la casa.

– ¿Bueno? –respondió la voz de José Luis con tono grave y apagado.

– Hola, Flaco. ¿Cómo están?

– Morena, van a ir por ti.

– ¿Cómo que van venir por mi?, ¿qué pasó?, ¿cómo están ustedes?

– Morena, mataron a Rodrigo.

Cualquiera cerca de aquella oficina en Venustiano Carranza habría escuchado grito de la mujer. “Lo primero que pensé es que lo habían atropellado”, dijo. Dos de sus compañeros se ofrecieron a llevarla a casa. De camino, en el auto, Pitis, como le dicen de cariño, esperaba que todo fuera un error. “Cuando dimos vuelta para entrar a la colonia y vi las patrullas lo tuve que aceptar”.

Activistas y personas cercanas al caso expusieron a SEMANARIO que tras manifestar sus quejas y observaciones fueron intimidados. Foto: Vanguardia

Golpeada por los estrobos de las patrullas y aturdida por el bullicio, los abrazos de su esposo e hijo le devolvieron brevemente a la calle frente a su casa. Quería acercarse, ¿lo sabes? Quería pasar el cerco perimetral y encontrar a Rodrigo en la computadora, con los audífonos con siempre, con la sonrisa a tope y escucharlo decir: “Todo fue un mal entendido. Estoy bien, no me pasó nada”.

Pero no. La línea amarilla de las autoridades les impidió el paso a la casa y los obligaron a esperar de forma temporal en la cochera de un vecino.  

Minutos después, la presencia de un médico forense y un policía irrumpió el tedio de la espera:

– Señora, ¿sabe si su hijo es homosexual? –comentó el policía.

– ¿Qué? –Pitis volteó a ver a su marido–. ¿De qué me está hablando? Claro que no.

– Es que encontramos preservativos y lubricante…

La falta de sensibilización de estos elementos se reflejó en la entonces principal línea de investigación: crimen pasional. Aunque prontas, las conclusiones para ellos eran obvias. Rodrigo te conocía. Debías ser alguien cercano, alguien en quien confiar. Por eso no se forzaron los accesos, dijeron. Es más, aseguraron, él te había invitado por su cuenta o por lo menos no se negó a dejarte pasar.

Así, sin investigar más y con titulares por demás amarillistas, la prensa “acusó” a Rodrigo de ser homosexual.  El condón usado fue para ellos prueba suficiente. No entrevistaron a nadie. No había todavía un dictamen médico. Ningún testigo. Pero ya tenían la hipótesis formulada.

Fue con esos titulares en los periódicos y notas de televisión que el tema llegó a boca de sus conocidos.

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Tú lo mataste, pero poco les faltó para culparlo  a él por lo ocurrido. Nadie se detuvo a pensar en Rodrigo, en su familia, en sus amigos. Las autoridades involucradas habrían violado los protocolos de investigación y de respeto a derechos humanos tal y como seis años más tarde se reconocería en un evento público.

Y aunque la información del caso es reservada según la respuesta a la solicitud de información con folio 00399719 enviada este mes a la Fiscalía General de Coahuila, fuentes que tuvieron acceso a la averiguación previa identificada como SIES-004/2014- IE señalan que éste fue el tratamiento que se le dio a las más de 80 declaraciones que posteriormente se integraron.

Las declaraciones hacen especial énfasis en si sabían o no que Rodrigo era homosexual. “Yo no estoy enterada de sí mi hijo era gay o no. Sé que no tenía amaneramientos. Pero y si lo fuera (homosexual) qué, ¿eso justifica que lo hayan matado de esa manera?”, reclama su madre.

También se pregunta el por qué de las cosas que te robaste. Hasta cierto punto intentan justificar el collar, los dos iPods, la computadora portátil, el Nintendo DS, el celular y el reloj. Pero para qué te llevaste la mochila, los pantalones de mezclilla y la ropa interior de Rodrigo

A partir de aquí todo fue inconsistencia tras inconsistencia. Seguro lo sabes sí, aunque sea por curiosidad, has visto las noticias relacionadas a al asesinato en estos nueve años. ¿Le has confesado a alguien lo que hiciste? ¿Lo recuerdas?

La misma noche del 15 de abril en que la familia de Rodrigo fue llamada a declarar al Ministerio Público, acudieron también los miembros del ballet coreográfico CLASS donde él ensayaba desde hacía más de seis meses.

La investigación descuidó las confesiones testimoniales y desechó información valiosa. El preservativo encontrado no fue analizado. Foto: Vanguardia

Ahí, en el fresco de la noche y el hastío de la tragedia, uno de sus amigos reconoció a la señora Pitis y se acercó a darle el pésame. Fue esta la primera vez que ella supo de Keyla, una supuesta ex novia con la que su hijo mantuvo una relación amorosa y con quien se había puesto de acuerdo para regresar al día siguiente, el viernes 16 de abril de 2010.

Lo que a la mejor no te consta es que meses más tarde, la propia Keyla, acompañada de su madre, tocaría la puerta de la familia Carrillo Ramírez. Ella le contó a Pitis que conoció a Rodrigo en los helados Santa Clara en la plaza comercial La Nogalera, ubicada al sur de Saltillo. Él le propuso noviazgo y ella aceptó aunque era casi 3 años menor que él. Entonces Rodrigo tendría 15 años y ella 13.

Él incluso fue a la casa de la joven para pedirle permiso a su mamá, quien se negó a la relación porque su hija “estaba todavía muy chica”.

Además de esta se dieron otras 3 visitas a la casa por parte de Keyla y su madre. Es más, años después la familia de Rodrigo fue a su fiesta de 15 años que, dato curioso, coincidía con la mismo día de nacimiento: 24 de octubre.

Te amé antes de conocerte, te sigo amando y siempre que tuve oportunidad te lo demostré”
Señora Gudalupe, mamá de Luis Rodrigo

Todo cambió a finales de 2017. Keyla acudió a declarar al ministerio público. Ahora, recién casada y acompañada de su esposo, negó el noviazgo con Rodrigo. “Negó toda relación con mi hijo. Los detalles y las fechas que dio ya no eran congruentes”.

Los tomos del expediente de Luis Rodrigo contienen declaraciones de personas cercanas a él en el Instituto Tecnológico Don Bosco (de dónde le otorgaron su título postmortem) y RCG donde hacía sus prácticas. Nada ahí, al parecer, los puede conducir a ti, a tu identidad o tu paradero. 

Algo que no se publicó en las noticias es que en los primeros días de iniciadas las averiguaciones, la policía abrió una línea de investigación contra el padre de Rodrigo bajo el argumento que una huella encontrada en la escena coincidía con la descripción de las huellas de José Luis. Esta acusación, sin embargo, se desechó al ratificar su inocencia con las pruebas de polígrafo. 

En fin, tal y como lo quisiste al trapear la sangre de Rodrigo, el caso se fue enrededando más y más. Como muchos de los delitos en México que quedan impunes, el de Luis Rodrigo se convirtió en una estadística de la ineficiencia de los cuerpos de justicia.

Foto: Vanguardia
Una vez más compruebo y me decepciono de las instituciones; qué difícil cuando de dientes pa fuera te dicen una cosa; pero en los hechos es otra... porqué la gente no hace bien el trabajo que se le encomendó a la primera y porqué reciben un salario por ir a calentar la silla, porqué tantos vicios, corrupción y burocracia. Estoy harta de mendigar un servicio de calidad y que piensen que por dármelo me hacen el favor porque no es así.”
Señora Gudalupe, mamá de Luis Rodrigo

El 2010 pasó sin resultados. Este homicidio fue uno de los 42 cometidos en Saltillo ese año.

Sin embargo, una de las cosas más extrañas y esto lo sabes bien, es que hasta 2012 usaste su computadora Acer, esa que te robaste de su casa el día que lo mataste. Familia y amigos veían como entrabas a su cuenta de Facebook en las madrugadas y te quedabas conectado. Nunca respondiste los mensajes que preguntaban quién eres. Solo los veías. Le quitaste su identidad virtual. Lo apuñalaste y lo despojaste de esa parte de su vida que podría incriminarte.

Después de esa fecha ya no pudiste entrar, porque la cuenta fue clasificada por Facebook como memorial al comprobar la defunción del usuario. No se han podido recuperar mensajes, ni actividad. ¿Y si Mark Zuckerberg se enterara de esto? ¿Ayudaría a las actividades periciales o también te tendría miedo? ¿También comprarías o amenazarías al hombre más poderoso del mundo para que no revele dónde y qué borraste?

Mientras tanto,las autoridades siguieron con las diligencias. O eso decían. Pitis cuenta que mandó escritos dirigidos al entonces Presidente de México, Felipe Calderón quien le contestó que era jurisdicción del estado. Sin embargo, el gobernador Rubén Moreira no la recibió.

La familia de Luis Rodrigo pidió la intervención de la Comisión Estatal de Derechos Humanos para que investigarán a las autoridades en el caso para presionar el acceso a la justicia.  La CDHEC informó, no obstante, que el ministerio público estaba haciendo su trabajo y que no podían intervenir.

Luego de eso, Everardo Rosales Saucedo, entonces  Coordinador de Homicidios de la Fiscalía General del Estado, junto con el ministerio Público Vidal Orozco González le aseguraron que la investigación llevaba un 90% de avance.

Sin embargo, al preguntar por sospechosos, respondieron que aún no había nadie. Tu nombre, o no estaba entre las declaraciones, o alguien te estaba protegiendo. Desaparecieron las pruebas que te incriminaban, desaparecieron los estudios sicométricos. Todo menos el dolor de la familia.

“Everardo nos dijo que no debimos ir a Derechos Humanos. Que si salía esa información y el sospechoso de daba cuenta, por nuestra culpa se iba a cerrar el caso” expuso la madre de Luis Rodrigo. Las autoridades velando por el bienestar superior… del asesino.

La Fiscalía prefirió indagar si la víctima era gay o no, ignorando o desestimando algunas pruebas.Foto: Vanguardia
Tal parece que toda esta serie de promesas y simulaciones lo único que pretenden es dar largas al asunto de tal suerte de que para ellos se cumplan los 10 años y cierren el expediente”
Señora Gudalupe, mamá de Luis Rodrigo

En ese momento, su familia tuvo acceso al expediente solo para encontrar que las hojas no estaban foliadas y las averiguaciones siguen enfocadas en comprobar si Luis Rodrigo era o no gay. También atestiguaron que en el área de homicidios de Coahuila  las evidencias no tuvieron el resguardo correcto.

“Las evidencias estaban en el piso. Libros que se habían encontrado en la escena todos regados por la oficina. Resultó que un investigador contaminó la escena al subirse a la cama sin la protección necesaria en los pies y dejó una huella en una sábana. EL trapeador estaba en una bolsa de basura”, comenta la tía quien entiende el proceso al haber trabajado por años en la procuraduría de Nuevo León.

Fue también en este año cuando Everardo Rosales Saucedo despareció de la función pública al tener una orden de aprehensión en su contra por parte de la SIEDO por presuntos nexos con el narcotráfico. Tales señalamientos fueron desmentidos en 2017 cuando volvió a la opinión pública tras ser exonerado y precisar que todo fue una trampa política del gobierno federal.

Tú lo mataste, pero incluso tres años después, todo estaba como al principio. Sin pistas que llevaran hasta ti.

Hasta 2015 que el procurador Homero Ramos Gloria recibió a la mamá de Luis Rodrigo, pero las cosas no cambiaron. También en 2015 ella llevó su queja a la Comisión Estatal de Atención a Víctimas (CEAV) del Estado en busca que se cesarán de sus funciones a los servidores públicos que durante 5 años no habían avanzado en el caso.

Mediante la CEAV se consiguió que el 21 de octubre de 2016 la todavía Procuraduría General de Justicia de Coahuila ofreciera una disculpa pública. El evento ocurrió, sí, y fue abierto al público. Quizá estuviste ahí, sentado en alguna de las butacas del auditorio de la Facultad de Jurisprudencia y observaste todo.

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Observaste que en vez de que Ramos Gloria ofreciera el mensaje, ni siquiera se presentó en el evento. En su lugar, Liberto Hernández Ortíz, encargado de la Subprocuraduría de Investigaciones Especiales, Atención y Protección a Víctimas se disculpó por “las malas prácticas de los agentes investigadores, los errores en la integración del expediente, y los tratos denigrantes por parte de los funcionarios públicos”.

Con esto, dice la familia, se restituyó el honor y la dignidad de Luis Rodrigo, pero no hizo que las autoridades dieran resultados.

Desde esa fecha, la Academía Interamericana de Derechos Humanos, encabezada por Luis Efrén Ríos Vega, anunció la creación de una convocatoria para un concurso estatal de ensayo con el nombre de tu víctima, mismo que se llevaría a cabo cada año. Es abril de 2019 y la mamá de Luis Rodrigo solo ha sido notificada de un ganador a quien está pendiente de conocer para entregar el reconocimiento.

LA AIDH prometió también el desarrollo de un protocolo dirigido a autoridades y medios de comunicación para garantizar la no repetición de actos de violaciones a derechos humanos de las víctimas, protección de datos sensibles que eviten la estigmatización, además de privilegiar el tratamiento digno y objetivo de la información durante las investigaciones.

Lo último que se supo al respecto fue en una rueda de prensa efectuada en enero de 2019 donde dijo que el protocolo estaría listo en febrero. Esto último no ha ocurrido. Y es abril y se van a cumplir nueve años de su muerte mañana. Nueve pasteles, nueve navidades, 3285 amaneceres que tuviste y él no. Cuando Luis Rodrigo murió todavía no renunciaba Benedicto XVI, apenas empezaban a construir los estadios para Río 2016. Donald Trump todavía tenía un talk show. La cuarta transformación no estaba ni en los libros de Andrés Manuel. ¿Estabas en Saltillo cuando empezaron a llegar los Zetas? ¿Te resguardaste de alguna balacera? ¿Qué estás haciendo ahorita? ¿Ayudaste en el sismo? ¿Donas sangre? ¿Eres “una buena persona”?

¿y si fuera tu hijo? La impunidad hace que doña Lupita siga sin conocer los motivos ni al asesino de Luis Rodrigo, pero eso no le ha impedido clamar justicia y servicios periciales decentes durante estos 9 años de ignominia. Foto: Vanguardia

El 12 de mayo de 2017 la Fiscalía mostró a la familia 16 pruebas que se recolectaron, pero siguen las inconsistencias. No todas están selladas, ni cuentan con una ficha que describa su contenido. Las muestra de sangre se tuvieron que desechar, entre otros factores, porque no se mantuvieron refrigeradas.

La esperanza de Pitis está ahora está puesta en la PGR, cuya unidad de asuntos internacionales atrajo el caso. Trabajan, cómo ya se hizo con un hacker, abrir las cuentas de redes sociales y correo electrónico. Buscan pautas que los guíen hasta ti: una conversación, alguna foto, cualquier cosa.

Tú lo mataste. Nueve años ya y no se sabe tu nombre. Nueve años en los que tú has seguido adelante sin trabas. ¿Arrepentido? ¿Buscando nuevas víctimas? ¿Qué otras espaldas has tocado? Mientras sigues feliz te tocó ver la familia tiene sin explicación ni justicia. Nueve años de soportar los malos tratos de las autoridades, irregularidades en la investigación, escuchar promesas políticas que no se cumplen, nueve años de impunidad.

La familia de Luis Rodrigo está cansada de caminar sola. De enfrentarse a paredes de burocracia, del cambio constante de asesores jurídicos y ministerios públicos que quieren empezar de cero para “ahora sí hacer las cosas”.

Están cansados de intuir corrupción por parte de las autoridades que a la fecha tienen, al menos, dos sospechosos. Quizá tú seas uno de ellos y la justicia este cerca. ¿Confesarás?

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Generales del caso

> Nombre de la víctima
Luis Rodrigo Carrillo Ramírez
> Fecha de nacimiento
24 de octubre de 1992
 > Fecha del asesinato
15 de abril
> Edad al momento de la muerte
17 años
> Evidencias presentadas a la familia
1.- Candado
2.- Envoltura de preservativo
3.- Paquete de preservativos
4.- Preservativo usado
5.- Paquete de preservativo
6.- C.H.
7.- Bermuda,
8.- Pantalon ,tenis, camisa
9.- Cuchillo y hoja de papel
10.- Cordón negro con un nudo 
11.- Pedazo de servilleta
12.- Cuatro libros
13.- Cuchillo
14.- Toalla rosa
15.- Toalla tipo secador
16.- Toalla trapo rosa

en este pasillo No hay centímetro de esta casa que no tenga algo de Luis Rodrigo. Su familia espera que las autoridades avancen en las investigaciones... Foto: Vanguardia

Sin respuesta y nadie sabe nada

Existen rumores por las declaraciones de testimoniales que dan a conocer que la persona que es el responsable asesino de Luis Rodrigo era una cercana a él. La Fiscalía impidió que la familia se acercara a Derechos Humanos.

Foto: Vanguardia