Usted está aquí
¿Por qué los niños tienen problemas de atención?
El crecimiento del número de diagnósticos y drogas por trastorno por déficit de atención con hiperactivdad (TDAH) en EE.UU. suscita una pregunta: ¿hay alguien allá prestando atención?
Desde 1980, el año en el que el TDAH llegó por primera vez a la lista del Manual Diagnóstico de Psiquiatría, el problema se transformó en el trastorno psíquico predominante entre los niños, más que la depresión y la ansiedad juntas.
Un 11% de los niños estadounidenses fue diagnosticado con TDAH. Entre los varones, la cifra se acerca a uno de cada cinco. La edad promedio de diagnóstico es a los siete años, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades del país (CDC, por sus siglas en inglés).
Aunque la Academia Estadounidense de Pediatría afirma que el primer paso para el tratamiento debería ser la terapia oral, el 70% de los niños diagnosticados con TDAH toma remedios y la mitad no va nunca a un terapeuta. En 1990, 600.000 niños estadounidenses tomaban medicamentos para el TDAH. Para 2013, la cifra ascendía a 3,5 millones.
Esto es pasto para los escépticos que sostienen que el TDAH es un fraude con fines de lucro que la industria farmacéutica endilgó a los estadounidenses. Ellos señalan la falta de factores medibles en los diagnósticos de TDAH y una distribución marcadamente desigual en los casos por el mundo. El 70% de los remedios contra el TDAH, sobre todo estimulantes, son de venta bajo receta en EE.UU.
La psicóloga infantil Marilyn Wedge se rehúsa a describir la falta de atención y la hiperactividad como un trastorno y afirma que lo que los médicos llaman TDAH es una “conducta infantil típica, o una reacción normal de la niñez al estrés en la vida del niño”.
Otros afirman que los síntomas indican un mal funcionamiento del cerebro y que contar con la medicación correcta cambia la vida de uno. “¿Puede arruinarte la vida? Sí, puede ser un trastorno devastador. Pero también tiene muchos puntos positivos, dependiendo de cómo se lidie con él”, declaró el Dr. Edward Hallowell, que dirige centros de tratamiento de TDAH en Boston, Nueva York, San Francisco y Seattle, y trata el problema hace tres décadas.
Pero incluso quienes recetan y toman remedios para el TDAH admiten que es posible abusar de las drogas y que estas pueden resultar peligrosas para quienes no padecen el trastorno. Es importante contar con un diagnóstico preciso; sin embargo, a diferencia de una inflamación de garganta o la diabetes, no hay nada para testear o medir: “Lo más cercano a un test para ello es el historial”, declaró Hallowell.
Los escépticos
El Adult Attention Deficit Disorder Center of Maryland ofrece un test de chequeo online para el TDAH. Algunas de las preguntas son: “¿Con qué frecuencia usted tiene dificultades para mantener la atención cuando hace tareas aburridas o repetitivas?” y “Cuándo una tarea le exige pensar mucho, ¿con qué frecuencia la evita o pospone comenzarla?”, cosas que hace mucha gente neurológicamente típica.
De forma similar, los síntomas más distintivos de TDAH —la falta de atención, hiperactividad y la impulsividad— son síntomas de la propia niñez, sostiene Wedge, autora del libro “A Disease Called Childhood, Why ADHD Became an American Epidemic”.
“Antes de que se transformase en un ‘trastorno’ en 1980, el tipo de conductas que denominamos ADHD se llamaban reacciones hiperkinéticas de la infancia y se pensaba que eran una reacción a una situación estresante en la vida del niño o una enfermedad cerebral real. Si un niño estaba expuesto a un trauma en su casa, veía que sus padres discutían con frecuencia o tenía un tumor cerebral, entonces se entendían su hiperactividad y falta de atención como respuestas normales a ese tipo de traumas y estrés”, según Wedge.
“Por supuesto, para un niño, algo estresante puede ser tener que estar sentado cinco horas seguidas en un aula sin poder corretear por ahí y jugar. Sí, los varones se ponen inquietos. Se quieren levantar de la silla”, agregó la psicóloga.
Al principio, el diagnóstico de TDAH exigía la manifestación de síntomas hasta los siete años de edad. En 2013, esa edad se elevó a doce años. Estudios recientes concluyeron que puede comenzar a cualquier edad.
“Eso se debe a la presión de la industria farmacéutica”, afirma Wedge. “En mi opinión, se está tomando un conjunto de características personales y tratándoselas con potenciadores de rendimiento”.
Algunos adultos llegaron a admitir tal cosa en público. Los autores de ensayos en revistas como Slate y The Atlantic confesaron haber probado remedios para el TDAH para aumentar su concentración y su producción.
Adolescentes y jóvenes adultos los usan para alcanzar mejores resultados en sus exámenes de ingreso universitario. El diario The New York Times los denominó "la píldora de las buenas notas". Se estima que este año el 44% de las drogas para el TDAH en EE.UU. serán consumidas por personas de más de diecinueve años.
A menos que un adulto tenga un problema biológico que afecte el rendimiento mental, como la meningitis o un tumor cerebral, no hay motivos para tomarlas, y los remedios contra el TDAH les dan a quienes los toman una ventaja injusta sobre quienes no, sostiene Wedge.
“Son esteroides mentales, lo cual es irónico porque como sociedad nos oponemos al uso de esteroides en los deportes, pero no a los que nos hacen escribir mejor, recibirnos de abogados o aprobar un examen de Medicina”, agregó la doctora.
La generación de la Ritalina
Tyler Page fue un “niño de la Ritalina”. Diagnosticado a los ocho años, tomó Ritalina durante otros ocho hasta que dejó de hacerlo a los 16 sin decirles a sus padres. Ahora tiene 39 años, está casado, es padre de dos hijos y escribió e ilustró una novela gráfica titulada "Raised on Ritalin", que financió con una campaña de Kickstarter.
Entre las investigaciones que hizo para el libro hubo un análisis de su historial médico de la infancia, que descubrió cuando sus padres se divorciaron hace seis años y él ayudó a limpiar la casa. Cuando su hija mayor empezó a manifestar síntomas de TDAH, el hecho lo inspiró a aprender más sobre el remedio que tomó y cómo afectó su vida. Page pasó cinco años investigando y escribiendo el libro, que planea publicar por cuenta propia en septiembre.
"Raised on Ritalin" es un análisis sincero de lo que es tomar más de 5.000 estimulantes farmacológicos en los años de formación, que mira con incredulidad la tasa de diagnósticos, pero termina mostrando comprensión por la decisión de sus padres de medicarlo.
“Si me pongo en el lugar de mis padres cuando yo era chico, ellos tomaron las mejores decisiones que pudieron”, afirmó Page.
Page sostiene que no lamenta haber tomado Ritalina, pero observa que no llevó una vida alternativa libre de ella con la cual comparar resultados. Ahora no toma nada y dice que cada tanto aún tiene problemas para concentrarse.
“Como adulto, parezco una persona discreta y responsable que se organiza por metas. Pero hay días en los que si uno revisara una lista de verificación para diagnóstico, podría entrar en ella”, afirmó Page.
Él señala que sus padres consultaron a un médico durante dieciocho meses antes de medicarlo.
“No creo que sea lo que sucede en todos los casos de hoy. Llegamos a un punto, especialmente en EE.UU., donde a muchos niños se les recetan remedios tras una visita de 25 a 30 minutos con un médico clínico. Hoy hay píldoras para todo, son lo más sencillo de conseguir”, sostuvo Page.
Los remedios contra el TDAH son los más recetados entre los niños de doce a diecinueve años después de aquellos para el asma y los antidepresivos, según los CDC. Si bien se lo clasifica como un trastorno psíquico, la mitad de los niños con TDAH es diagnosticada por médicos clínicos.
Las drogas no están exentas de efectos colaterales. Entre las advertencias de la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) para la Ritalina están la muerte súbita y problemas cardíacos en niños y adultos; hipertensión, manía, agresividad y supresión del crecimiento a largo plazo (Page contó que creció entre 10 y 13 centímetros dieciocho meses después de dejar la Ritalina).
Algunos de los niños que toman remedios para el TDAH desarrollan tics y la pérdida de apetito y el insomnio son efectos colaterales comunes.
El test de Vermont
Hallowell, el psiquiatra de Boston que dirige clínicas de TDAH en cuatro ciudades y escribió una docena de libros sobre el tema, afirma saber hace décadas que el trastorno puede aparecer en adultos. Pero sostiene que es fácil dar un diagnóstico equivocado por lo que describe como la enfermedad de la vida moderna, o “CrazyBusy” (“locamente ocupado”, el título de uno de sus libros).
Puede que no haya un test clínico para el TDAH, pero sí hay uno al que Hallowell denomina “el test de Vermont”. Según explica, se deja a una persona en una granja en Vermont por una semana; si al volver a buscarla la persona está relajada y arando el campo, es un caso grave de vida moderna. Si transformó la granja en un parque de diversiones, tiene TDAH.
“O sea, un problema es creado exclusivamente por el ambiente de la persona. El otro es en parte por el ambiente, en parte por los genes”.
De acuerdo a Hallowell, el remedio correcto cambia vidas. Hace poco, él le diagnosticó TDAH a una mujer de 50 años, una exalumna de una de las universidades más exclusivas del país que siempre tuvo problemas por la falta de méritos, pero a la que otros médicos le decían que sufría de depresión y ansiedad.
“Cuando se lo expliqué, ella empezó a llorar y dijo: ‘Tengo cincuenta años, ¿por qué nunca nadie me explicó esto antes?’ Es un diagnóstico que transforma por completo las vidas”, sostuvo Hallowell.
Ya sea que los síntomas de TDAH sean provocados por la vida moderna o un cableado cerebral defectuoso, hay quienes encuentran alivio con terapias que no usan remedios. Estudios recientes sobre el ejercicio físico y el TDAH muestran mejoras tras una sola sesión de ejercicio vigoroso, y un estudio hecho en 2014 reveló que hacer ejercicios a la mañana puede resultar particularmente útil para los niños.
Algunos apoyan el uso de remedios; otros, dietas con muchas proteínas y poca azúcar (la dieta Feingold, cuyo nombre deriva del alergista pediátrico que la creó, encabeza la lista). Algunas de las vitaminas que según se afirma combaten los síntomas del TDAH son el magnesio, la B3, el zinc y los ácidos grasos omega 3.
Además, los padres de los niños con TDAH deberían considerar intervenciones no médicas, como pedirles a los maestros que ayuden con cosas como dejar que el niño se siente delante de todo en la clase para que no lo distraigan los compañeros.
Page enfatiza que lo más importante es no pasar rápidamente al diagnóstico de TDAH y su tratamiento con remedios, tanto en el caso de niños como de adultos.
“Todo este tema de los adultos diagnosticados sin haberlo sido de niños… No quiero decir directamente que sea falso, pero quizás hacer eso sea la salida fácil”, declaró el escritor.