¿Por qué los hombres usan la "vida virtual" para escaparse de la real?

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¿Por qué los hombres usan la "vida virtual" para escaparse de la real?

Foto: Archivo
Cada vez más jóvenes, en particular hombres, dedican más tiempo a actividades recreativas para “escapar” de sus roles tradicionales de, por ejemplo, padres o sostén de familia enfocados en su carrera

Michael Jindra, antropólogo de la Universidad de Notre Dame, fue el primero en tomar nota de esto a fines de la década de 1990 porque sus alumnos, es especial hombres jóvenes, parecían menos interesados en sus estudios.

“Es difícil de describir. Parecía que tenían la cabeza en otro lado,” afirmó Jindra. “Más que antes.”

Jindra habló con algunos de sus alumnos con problemas en su rendimiento académico y encontró diferentes razones pero una cosa sobresalió: maratones nocturnas de video juegos.

Tomó forma una teoría que Jindra ha estado estudiando desde ese entonces: que se está produciendo un cambio cultural, una especie de escapismo mediante el que un creciente número de jóvenes, en particular hombres, dedican más tiempo a actividades recreativas para “escapar” de sus roles tradicionales de, por ejemplo, padres o sostén de familia obsesionados con su carrera.

Jindra se apura a afirmar que es solo una teoría y que no es su área de estudio principal. Tampoco existen investigaciones que avalen la causalidad de su idea.

Sin embargo, Jindra propone algo interesante.

Los hombres se alejan cada vez más de las expectativas de la sociedad. Con mayor frecuencia que las mujeres, se ausentan de la vida de sus hijos, en particular si son pobres, negros o latinos. El presidente Barack Obama, al presentar una iniciativa para ayudar a los niños de bajos recursos y pertenecientes a minorías, hizo mención a que la mitad de los varones afro-americanos se crían sin padre.

De hecho, la National Fatherhood Initiative con sede en Maryland, informa en su sitio web que 1 de cada 3 niños estadounidenses (alrededor de 24 millones) viven sin su padre biológico en casa, lo que los expone a un mayor riesgo de pobreza, problemas emocionales y de conducta y abuso de drogas, entre otros problemas.

La cantidad de hombres en las universidades y que se gradúan va en disminución. En 2014, el Centro Nacional de Estadísticas Educativas (National Center for Education Statistics) informó que en el año académico de 2009 las mujeres obtuvieron más de la mitad de los títulos universitarios en los Estados Unidos, en comparación con el 30% de principios de la década de 1960 y a duras penas llegó al 40% para 1990. También en 2014, el Pew Research Center descubrió una brecha creciente entre los sexos en la cantidad de inscritos en la universidad. En 1994, este mismo centro descubrió que el 63 por ciento de las mujeres y el 61 por ciento de los varones que terminaron el secundario se inscribieron en la universidad. Para 2012, este porcentaje con cambió para los varones al contrario del porcentaje de mujeres inscritas, que subió al 71 por ciento.

Finalmente, la participación en el trabajo entre los hombres decayó radicalmente desde la década del 60. Un informe de la situación laboral elaborado por la Casa Blanca en junio de 2016 descubrió que en 1964, el 98 por ciento de los hombres con educación universitaria y el 97 por ciento de aquellos con diploma secundario o menor formaron parte de la fuerza laboral estadunidense. En 2015, el estudio detalló que esas cifras bajaron al 94 por ciento para los universitarios y al 83 por ciento para los que tiene un título secundario o inferior.

El informe esgrime razones económicas que explican ese descenso, como menor oferta laboral. Sin embargo, como detalle revelador, el informe descubrió que los hombres desempleados pasaron casi el doble de tiempo en actividades recreativas y más del doble de tiempo mirando televisión. No es una coincidencia, según cree Jindra, que esta tendencia se haya intensificado debido al crecimiento desenfrenado y preponderancia de los medios digitales.

No todo el mundo está de acuerdo con Jindra, James Sargent, pediatra del Dartmouth College y que estudia el impacto de los medios digitales entre los niños, tildó a esa teoría de exagerada, aunque comparte la preocupación de Jindra acerca del tiempo que los medios digitales le roban “al mundo real.”

“Mi mayor problema es que los medios digitales constituyen una presencia tan fuerte en la vida de los jóvenes que les cuesta estar en el mundo material,” afirmó Sargent.

Sin embargo, Jindra y otros expertos se preocupan no solo porque los jóvenes se desconectan de la vida real sino por lo que ello significa para la sociedad del futuro.

“A pequeña escala, quita tiempo con la familia y podría traer consecuencias en otros niveles,” dijo Jindra. “Incluso la religión. Damos de nosotros para ayudar a otros a través de la religión pero si hacemos la nuestra y nos la pasamos con la nariz pegada a una pantalla, algo se pierde.”

¿No hay alternativas?

Los expertos dicen que las razones por las que los hombres se “escapan” son muy variadas y la teoría de Jindra del escape a los medios digitales tiene poco que ver con la tecnología en sí.

En cambio, los expertos afirman que algunos hombres se vuelvan a los medios digitales debido a las expectativas cambiantes de la sociedad y cómo trata a los hombres en las últimas décadas.

“La sociedad tiene una visión hegemónica de la masculinidad, y para los hombres no existen alternativas a ser un luchador o el sostén de la familia que sean aceptadas socialmente,” afirmó Nikita Coulombe, coautora del libro Man Interrupted: Why Young Men are Struggling and What We Can Do About It. ”Ahora los hombres tiene una serie de reglas sobre lo que no tienen que hacer pero nadie, ni hombres mayores ni mujeres, les dicen lo que deberían hacer.”

Esta falta de dirección se manifiesta de modo diferente en cada hombre. Algunos, como los integrantes del grupo online Men Going Their Own Way, rechazan expectativas y estereotipos pasados de moda. El grupo asevera que su principio fundacional es “rechazar tontos preconceptos y definiciones culturales sobre cómo debe ser un hombre.”

Los organizadores de este sitio web no se prestaron a responder preguntas pero en una discusión en el perfil de Reddit del grupo, alguien dijo que las reglas de la sociedad estaban en su contra por el hecho de ser hombres.

“Creo que la mayoría de nosotros quiere un sistema justo, pero el sistema no lo es, es anti-hombre,” escribió un usuario. “¿Por qué debería tener hijos si hay grandes probabilidades de que se divorcie y nunca los vea? ¿Por qué debería un hombre deslomarse trabajando para perder la mitad de lo que gana? Ambas reglas hacen descartar el matrimonio.

Otros señalaron que algunos medios los retratan como idiotas incompetentes.

“Lo vemos en todos lados hoy en día. Los hombres son un chiste, cavernícolas grandotes que saben algo gracias a las supermujeres con estudios que enriquecen nuestras vidas sin ningún tipo de inconvenientes,” escribió otro usuario, quien señaló que el sistema también es injusto con las mujeres. “La mujer que elige tener un rol tradicional y quedarse en casa con los hijos es humillada por defraudar a la hermandad femenina pero si elige trabajar, otras mujeres la critican por abandonar a sus hijos. Eso enloquece a cualquiera.”

No todos los hombres reaccionan igual. Coulombe afirmó que esos retratos forman parte de un mensaje más abarcador que dice que los hombres no importan.

“Muchos sienten que no vale la pena invertir su tiempo y energía en el mundo real cuando la sociedad no considera que invertir en su desarrollo no vale la pena,” dijo Coulombe. “Con el aumento de familias sin padre, la mayoría de los maestros son mujeres y a mayoría de los padres son retratados como vagos en la televisión, ¿qué clase de futuro puede un chico imaginarse para sí mismo?”

Lo que imaginan, en cambio, es un mundo al cual escape, especialmente el de los videojuegos.

“Los mundo virtuales ofrecen un espacio donde no se los demoniza simplemente por ser hombres, donde hay una clara finalidad y donde existe una estructura para nivelar para arriba y alcanzar objetivos,” afirmó Coulombe. “También ofrecen gratificación al instante, estatus y recompensas garantizadas, lo que puede aumentar la motivación para lograr objetivos similares en el mundo real.”

La tentación es demasiado fuerte 

Cuando los hombres eligen no cumplir con conductas sociales, las actividades que llenan el tiempo que de otro modo hubiera sido ocupado por el matrimonio o la familia, por ejemplo videojuegos, pornografía o mirar series a granel en Netflix, pueden ser destructivas, según los expertos. Para algunos, hasta pueden resultar adictivas y gratificantes.

“Es más fácil que nunca quedar ensimismado,” dijo Jindra. “El atractivo de la tecnología es demasiado fuerte para algunas personas.”

Y los hombres tienden a ser seducidos por la tecnología más que las mujeres, afirmó Jindra, porque muchos medios digitales están diseñados para atraer a los hombres, especialmente los videojuegos y la pornografía online.

Coulombe también afirmó que los medios digitales afectan más a los varones que a las niñas.

“El promedio que los chicos pasan frente al televisor es de 35 horas por semana – casi la misma cantidad que un trabajo de tiempo completo- y ni siquiera incluye el tiempo que pasan frente a la computadora o consola de juegos,” dijo Coulombe. 

“Comparémoslo con las 21 horas semanales que pasan con sus padres. Aprenden cosas de ambas fuentes. Los chicos y jóvenes son más influenciables por los contenidos digitales que las chicas porque tienen menos modelos a seguir de su mismo sexo.”

El impacto de los medios digitales en los niños irá en aumento a medida que las plataformas como la realidad virtual están al alcance de todos.

Coulombe utilizó como ejemplo un experimento llevado a cabo en 2015 por el laboratorio de Interacción Virtual Humana de la Universidad de Stanford. Los investigadores entregaron cascos de realidad virtual a niños y los dejaron “nadar” con ballenas que parecían de verdad. A la semana, casi la mitad de los niños afirmaron haber nadado con ballenas de verdad.

Ello no difiere mucho de los chicos que actúan escenas violentas de películas o videojuegos, dijo Coulombe. La influencia de la tecnología sobre la mente del chico hace que la fantasía se haga realidad, al menos en su cabeza.

“A medida que la tecnología y las animaciones se parecen más a la realidad, la línea entre real y virtual se va desdibujando,” afirmó Coulombe. “La gran mayoría de los niños juegas a los videojuegos pero no cometen crímenes. Pero tenemos que plantearnos si su condición fue exacerbada debido a la exposición a o abstinencia de esa violencia virtual.”

Como la necesidad de escapar y utilizar medios virtuales varía mucho, Jindra arguye que la todos, especialmente los padres, deben estar al tanto de esa necesidad de los hombres de escaparse a través de medios digitales.

“En cierto modo es algo oculto, aunque el uso de la tecnología esté tan extendido y tan arraigado,” afirmó Jindra. “No se trata de hacerlo o no, si es bueno o malo, es una constante. Por eso es un tema más difícil de tratar que, por ejemplo, ajustarse el cinturón de seguridad, donde hay una consecuencia clara si no lo haces.”

La clave para combatir el escapismo digital, dijo Coulombe, es crear un mundo del que los niños y los hombres quieran forma parte.

“Es fundamental crear espacios exclusivamente masculinos, donde los chicos tengan sus ritos de pasaje y puedan construir su identidad masculina positiva,” afirmó Coulombe, utilizando a los Boys Scouts como ejemplo. “Tenemos que comenzar a ver como algo positivo que los hombres sean hombres responsablemente y comprender el valor de los padres y mentores masculinos.”

Si todo sigue igual y Jindra está en lo correcto con su teoría del escapismo, las consecuencias podrían ser importantes tanto para los hombres como para la sociedad – y algunas de esas consecuencias ya se ven en la economía de Estados Unidos, dijo Coulombe. Y pasó a señalar un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso publicado este verano, que afirma que 1 de cada 6 hombres estadounidenses de entre 18 y 34 años son desempleados o están en la cárcel, lo que implica un aumento del 45 por ciento en los últimos 30 años.

“Lo que le individuo pierde en este forcejeo entre el entretenimiento constante y las obligaciones de la vida real es la oportunidad de convertirse en una persona integral, con inteligencia emocional y habilidades sociales,” dijo Coulombe. 

“Como sociedad nos estamos perdiendo un potencial enorme.”