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Por la democratización de las bibliotecas
En mayo pasado se celebró la XIX Conferencia Iberoamericana de Ministros de Cultura en La Antigua, Guatemala en la que representantes de 22 países iberoamericanos acordaron promover la agenda para el acceso democrático al libro, la lectura y la escritura.
En Coahuila, la Coordinación General de Bibliotecas, Publicaciones y Librerías, se ha unido esta cruzada por la literatura y para VANGUARDIA, su coordinador Alfonso Vásquez Sotelo, nos comentó algunas de las estrategias que implementarán con este objetivo.
Explicó que es necesario contar con espacios cuya infraestructura permita el acceso democrático a ellos, poniendo como ejemplo, a las personas con discapacidad. Sin emabrgo, incluso si esto está contemplado, hay que conseguir que la gente haga uso de las bibliotecas, a lo cual contestó lo siguiente: “Para que tú te acerques a una biblioteca necesitamos tener muy bien seleccionado el material que hay ahí. Si no, tienes muchos libros pero no los que se necesitan, entonces eso en lugar de atraer a la ciudadanía la vuelve a reacia a todas las actividades de la biblioteca, porque no hay el material que quiere”.
Para esto, comentó, es necesario ser puntuales en el tipo de adquisiciones y explicó que hay tres maneras en que ellos obtienen nuevos ejemplares bibliográficos: a través de la compra, la donación y el canje, y aunque la donación es la menos costosa de las tres es al mismo tiempo la que presenta mayores dificultades en cuanto al material conseguido.
“La gente normalmente no se deshace de un libro que le gusta o le es importante”, expresó, “entonces nos llegan los libros de trabajo de los muchachos de secundaria, que ya incluso están elaborados, la novela cuarta de una edición que encontró en algún lado y que se viene deshojando”.
“Y esto pone en problemas a las bibliotecas qué hacen con estos libros, porque la gente ya no los ocupa y a ellos no les interesan”, agregó, “para esto hemos ideado varios programas, entre ellos el que llamamos Salas de Lectura en una Segunda Mano, para todos los comedores que hay en el estado. Formamos una colección de libros aceptables y los llevamos a un comedor y los dejamos ahí, se hace una promoción entre los que van al comedor de que ahí hay libros y si les gusta uno se lo pueden llevar a la casa normalmente, ahí no nos importa mucho si el libro regresa a la sala de lectura”.
“Otro programa que tenemos es que vamos a las colonias y hacemos donaciones de libro y entonces ponemos una mesa y ahí se regalan libros. También lo hacemos en los sábados culturales bibliográficos”, comentó.
En perspectiva la mejor opción siempre es la adquisición de nuevos libros por parte de las bibliotecas, pero esto representa un gran costo. “Es muy difícil porque para nuestras 150 bibliotecas, si hiciéramos una compra de 600 títulos por cada una estaríamos hablando de una inversión de 22 millones de pesos, y ese patrimonio bibliográfico, aunque es importante en nuestra sociedad no llega a ser prioritario dentro de las acciones gubernamentales, porque habrá otras de tipo inmediato y de supervivencia mucho más importantes que un libro en ese sentido”.
El salto a lo digital
Vásquez Sotelo está consciente de que el mundo digital debe ser abordado en las bibliotecas y sus acervos deben comenzar a enfocarse en este aspecto, que facilita la consulta de contenidos.
“Esto también irá democratizando las bibliotecas en la medida que ellas podrán ofrecer mayor cantidad de libros en menor espacio. Requerirá unos ciertos ajustes de infraestructura tecnológica pero tener tantos libros ya no representará un problema de espacio físico”, expresó.
Agregó que cuentan con convenios con la biblioteca digital de la UNAM, en la cual se pueden encontrar alrededor de 970 mil ejemplares, además de la Biblioteca Cervantes que tiene cerca de 5 millones de volúmenes.
Atención a la periferia
Expresó la necesidad de crear espacios de biblioteca adecuados para la “nueva periferia”, pues los que existen actualmente son parte de una periferia que lo fue hace 40 años y desde entonces los límites de la ciudad crecieron.
Para ello comentó que tienen proyectos con la intención de crear estos lugares, adecuados a las necesidades actuales, con la infraestructura digital necesaria y las actividades que promuevan un sentido de comunidad alrededor de la misma.
“Al final lo que queremos es conformar una comunidad alrededor de la biblioteca, que al final reconozca este lugar como un espacio de la propia comunidad y lo defienda”, concluyó.
Iniciativas para atraer usuarios
Entre las actividades más puntuales que mencionó que a corto plazo promoverán la democratización de las bibliotecas está un proyecto piloto para ampliar su horario de apertura, el cual se está aplicando actualmente en la Biblioteca de la Alameda.
Esta recibe alrededor de 850 visitantes por semana, número que se incrementó en 250 ahora que está abierta de lunes a domingo, cuando antes sólo lo hacía hasta los viernes.
Además, como cada año, se realizarán en todas las bibliotecas del estado el curso de verano “Mis vacaciones en la biblioteca”, que del 16 de julio al 10 de agosto, ofrecerá talleres para niños de 6 a 14 años que cambiarán una vez por semana.
Aseguró que no hay inscripción y la asistencia constante no es necesaria, pues están diseñadas para que cualquiera pueda incorporarse en cualquier momento de sus dos horarios, de 9 a 13 horas y de 16 a 19 horas, con actividades desarrolladas alrededor de los libros de la biblioteca que servirán para demostrar que hay contenidos útiles y de esparcimientos en sus libreros.
Aunado a todo esto, así como sucede en la Librería Monsiváis, a partir del próximo semestre comenzarán a gestionar más eventos de corte cultural y artístico, como talleres, presentaciones de libros y conciertos, con el mismo afán de atraer usuarios y crear una comunidad alrededor de las bibliotecas del estado.