POP CORNER: La T.V. de hoy: las nuevas alas del ave fénix

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POP CORNER: La T.V. de hoy: las nuevas alas del ave fénix

Foto: Vanguardia
La televisión mexicana fue y sigue siendo la pantalla de proyección de talento, creatividad y un trabajo en equipo que ha posicionado a los productos de entretenimiento nacionales como un referente mundial de calidad, de ingenio, y, sobre todo, de esa mexicanidad que nos distingue.

Si las malas noticias llegan rápido, los rumores corren aún más veloces. Hemos sabido por varias fuentes “no oficiales” que, en las televisoras nacionales se están implementando medidas que impactaran en la forma, en lo que hasta hace algunos años era una fórmula probada de éxito.  

Las empresas mexicanas cuyo negocio es la generación y comercialización de productos de entretenimiento han tenido que transformar su esquema y “ajustarse el cinturón”. 

La idea de que las empresas en donde se creó y desarrolló la televisión, logrando una presencia y liderazgo mundial está mutando, es signo de que los tiempos de cambio a nivel global sigue impactando poderosamente los medios masivos de comunicación. 

No cabe duda de que vivimos tiempos de transformaciones a todos los niveles y en todos los ramos de la sociedad y de la economía, pero de manera muy marcada en la industria del entretenimiento. 

La televisión mexicana fue y sigue siendo la pantalla de proyección de talento, creatividad y un trabajo en equipo que ha posicionado a los productos de entretenimiento nacionales como un referente mundial de calidad, de ingenio, y, sobre todo, de esa mexicanidad que nos distingue. 

Los tiempos señalan una evolución, y contra ello no hay otro remedio que adecuarse para seguir al frente, y adelante. Las nuevas tendencias en la oferta de contenidos televisivos están demandando una adecuación en la forma de concebir, realizar y comercializar los productos televisivos.

Este hecho ha generado la necesidad de replantear no solo la forma de generar los esquemas y las temáticas televisivas, sino también una obvia reorganización de los recursos con los que las empresas han tenido que afrontar estos momentos de una imprescindible renovación. 

Sin embargo, esta tendencia no es algo repentino, y desde hace algún tiempo, este hecho ha impactado a quienes nos dedicamos a generar productos televisivos, musicales y de espectáculo. 

Sin embargo, y viéndolo en perspectiva, hoy he llegado a la conclusión de que la mejor manera de afrontar el cambio, es tomarlo como la oportunidad de buscar y encontrar nuevos horizontes de desarrollo profesional, basados en las propias capacidades y el conocimiento adquirido en la mejor escuela de “hacer televisión”.  

Pero no se trata de ser agradecido o no. La camiseta televisiva permanece en mí como parte de mi ADN profesional. La lealtad a los principios personales es una actitud de vida que te da identidad y también la visión para convertir la experiencia en esa gran fuerza de voluntad que se requiere para afrontar y superar nuevos retos. 

Quizás llegó el momento de dejar de angustiarse por el hecho de estar esperando inertes y sin hacer prácticamente nada al respecto, la llamada, el anuncio fatal que te confirme la noticia de que has sido relevado de tu cargo. 

Un despido no significa una despedida de la profesión, sino un medio para encontrar la proyección en otros medios de comunicación, que están diversificando la industria del entretenimiento y demandando profesionales que a través de su preparación y experiencia se las sepan de todas, todas. 

En estos tiempos en los que la única exclusividad es la certeza de que puedes ser excluido de tu trabajo -no por tu falta de capacidad o profesionalismo, sino por razones ajenas a tu propia voluntad-.  Quisiera recordar con agradecimiento las palabras de un visionario de la televisión, quien dijo: “La mayor riqueza de la empresa está en su gente y en esa pasión por la televisión, que nos distingue como profesionales de una misma familia, de una misma escuela”.  

Esta riqueza sigue allí, en cada uno de nosotros y eso no va a cambiar. 

Llegó el tiempo de levantar con orgullo la mirada y ver hacia adelante, y como el Ave Fénix, remontar el vuelo con nuevas alas.

 

Gracias