POP CORNER: El más allá, vende en el más acá

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POP CORNER: El más allá, vende en el más acá

Foto: Vanguardia
Sin lugar a dudas, la muerte, la fama y la fortuna tienen en común llegar de una manera tan caprichosa como sorpresiva

A unas semanas del estreno de la película “Bohemian Rhapsody”, la música de la emblemática banda rockera británica “Queen”, se convierte en tendencia y en las plataformas digitales de muchos lugares del planeta musical logran destronar a los reyes del pop urbano, Shakira y Maluma. 

Según reporta Spotify: Queen una leyenda del rock de los 70 y 80, han logrado un total de 26 millones de reproducciones causando una verdadera fiebre retro global.

A más de 17 años del fatídico fallecimiento de Freddie Mercury, tal parece que las nuevas tribus millennials y los melómanos de todas las edades están protagonizando un fenómeno que, si bien refleja la actualidad del espectáculo, no es un hecho aislado, ya que a través de los años muchas leyendas musicales siguen liderando las listas de popularidad, aún después de su muerte.

Según Forbes, el ranking de las estrellas del entretenimiento que más facturaron “post mortem” está encabezado por Michael Jackson, quien para este 2018 había acumulado ventas por mil millones de dólares.

Pero este dato puede resultar algo macabro pero muy revelador, y es que el segundo puesto de la lista Forbes es aún más impactante, pues es ocupado por Elvis Presley, quien falleciera en 1977, y a más de cuatro décadas de su partida “El rey del rock and roll” sigue más vigente que nunca. Su figura y leyenda siguen convocando multitudes de fans logrando ventas por 55 millones de dólares.

El tercer sitio pertenece a Prince, este año en el homenaje en holograma que le realizara Justin Timberlake durante el show de medio tiempo del Super Bowl causó una fuerte pero fructífera polémica. El cuarto lugar   entre los famosos a quienes se ha dado por llamar “los más ricos del cementerio” pertenece a Robert Nesta Marley, el trascendental músico y compositor jamaicano mejor conocido Bob Marley, quien es hoy por hoy la máxima leyenda del reggae, el ska y rocksteady.

La quinta estrella en esta categoría es el genial John Lennon, y no solo musicalmente hablando, sino a través de su impacto como activista de la paz, de las causas sociales, por su legado poético, pero también por su fatídico y absurdo fin. 

Continúa este listado de famosos inolvidables, George Harrison, Kurt Cobain, Amy Winehouse, Tom Petty, Aretha Franklin, y por supuesto, el “Delgado Duque Blanco”, David Bowie, quien falleciera a principios del 2016.

Pero no solo las personalidades de la música que ahora pertenecen a otro plano astral siguen generando grandes dividendos, también las estrellas de otras ramas del arte e incluso, de la ciencia; y entre las celebridades que siguen generando grandes ganancias están: Charles Schulz, creador de los personajes de historieta Charlie Brown y Snoopy; las legendarias estrellas hollywoodenses como Steve McQueen, Bettie Page, Elizabeth Taylor, el golfista Arnold Palmer, Stan Lee e incluso el carismático Albert Einstein.

En nuestro país, las composiciones de Agustín Lara siguen causando importantes regalías con sus temas clásicos que han realizado desde Pedro Vargas hasta Chavela Vargas y más recientemente el español Bunbury o Natalia Lafourcade. 

Y hablando de estrellas ultra terrenales que siguen activas a nivel económico, pero también como leyendas que se niegan a morir, no podemos dejar de mencionar a Pedro Infante y al “Divo de Juárez”, Juan Gabriel, de quienes se rumora que decidieron por voluntad propia fingir su propio deceso, uniéndose a la lista de “muertos vivientes”, como Michael Jackson, el rapero Tu Pac, Paul Walker, Lady D, James Dean o Kurt Cobain. 

Sin lugar a dudas, la muerte, la fama y la fortuna tienen en común llegar de una manera tan caprichosa como sorpresiva, pero lo cierto es que estando o  no en el más allá el talento de las estrellas  vende, genera mitos y ganancias en el más acá, superando el más allá de la última frontera… aquella de la que nadie ha regresado para contarlo, ya sea  con palabras, descargas en Spotify, o con jugosos depósitos bancarios…