Política y Paradoja

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Política y Paradoja

Difiero de los analistas, de los grillos y chismosos. Los interminables ataques al Presidente Trump no tienen origen en odio a su persona o su estilo. Esta explicación se queda muy corta y resulta pueril. Ahora que la Cámara de Representantes lo acusó con ánimo de removerlo, la razón de fondo se escondía en una paradoja.

Uno tras otro, los acusadores demócratas invocaron graves violaciones a la Constitución de Estados Unidos por parte del Presidente norteamericano. Violó su juramento, abusó de sus facultades, ignoró al Congreso, ocultó información y hasta puso en peligro la seguridad nacional. 

La primera paradoja es que los acusadores eran quienes estaban abusando de su poder constitucional de enjuiciamiento, al armarle acusaciones no tipificadas y apoyarlas con pruebas de oídas.  

La segunda es que después de atropellar el procedimiento para darle celeridad, la líder mayoritaria Nancy Pelosi decidió —por sus trabucos— dejar el trámite incompleto y no pasarlo al Senado. No dice cuándo lo hará.

La lucha de los demócratas no ha sido contra Trump. Él es solamente un estorbo para su objetivo final: poder reformar la constitución para crear un nuevo orden con una orientación gobiernista-socialista-ecologista. O sea, que quienes se desvivieron invocando la constitución para condenar a Trump, son precisamente quienes la quieren destruir.

Los ataques se hicieron evidentes desde la campaña presidencial de 2016. La candidata demócrata Hillary Clinton abanderó los impulsos reformistas. Odian por ejemplo, la garantía de posesión de armas; critican la libertad de religión; y promueven los abortos tardíos. Reprimen la libertad de expresión en las universidades y tienen de aliados al noventa por ciento de las fuentes noticiosas.

La Constitución de los Estados Unidos es una obra genial. Es el único país que se construyó cuidando la libertad individual como bien supremo. Su arquitectura ha sido copiada mundialmente y su defensa debería interesarnos a todos. Lo que para nosotros ha sido aspiración, para ellos ha sido realidad. Establece el envidiable marco de libertad económica que ha generado la nación más próspera del planeta.

Hoy, esa constitución bicentenaria se encuentra bajo ataque, por eso el incesante fastidio al Presidente Trump. Baste decir que un 50 por ciento de los jóvenes universitarios, —influenciados por sus maestros— se autonombran socialistas. He allí la explicación del cambio cultural bajo el cual se justificó la persecución del supuesto complot Trump-Rusia, y los incesantes acusaciones y ataques.

Mientras millones de personas quisieran vivir en Estados Unidos, la mitad de sus jóvenes creen que el socialismo es la solución para los problemas del capitalismo. Quizá simplemente les falta vivir en un país como México que por no organizarse debidamente está generando cien muertos diarios.

Entonces, el liderazgo senil de los demócratas en la Cámara de Representantes está tratando de agradar a la nueva generación de tendencia socialista. Sin embargo, en este esfuerzo por comprar paz se están llevando de encuentro a ciudades turísticas como San Francisco que acumula decenas de miles de reportes de personas defecando en las calles.

En conclusión, hay una polarización cultural en los Estados Unidos y el campo de batalla incluye la Constitución. Dado que el Presidente designa jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial y éstos interpretan las escuetas disposiciones constitucionales, remover al Presidente es un medio para conseguir un fin de mayor prioridad.

Para nosotros la paradoja es otra. Muchos mexicanos viven allá y muchos quisieran migrar. Pero en vez de crear un marco económico y laboral como el americano, tenemos en la presidencia a alguien que su ubica a la izquierda de los demócratas y hace lo imposible por evitar que las ideas modernas lleguen a fructificar.
 

javierlivas@infinitummail.com
Javier Livas Cantú
Libertad y Justicia