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Polanco tiene el agua hasta el cuello en Pitsburgh
Gregory Polanco prefiere no especular sobre su futuro a largo plazo. Tiene demasiadas cosas en las que debe concentrarse en el presente.
Por ejemplo, darle nuevo impulso a una carrera que se ha estancado durante más de dos años.
El jardinero derecho de los Piratas de Pittsburgh está consciente de que difícilmente ha cumplido con las expectativas que generó un contrato por cinco años y 35 millones de dólares que expirará cuando concluya la campaña.
Las lesiones —algunas escalofriantes— y las malas rachas han convertido un convenio que hace media década parecía una ganga en algo prohibitivo para un club que está a la mitad de una nueva reconstrucción.
Pittsburgh pasó una parte del receso entre campañas haciéndose de prospectos a cambio de algunos de sus peloteros más experimentados —incluido el primera base Josh Bell y el lanzador Jameson Taillon. El objetivo es enriquecer las sucursales.
Y el motivo principal por el que Polanco no se unió a los peloteros salientes es que simplemente no había mucho mercado para un jugador que debe devengar 11 millones de dólares este año y que ha bateado apenas para .197 con 13 jonrones de manera combinada durante las últimas dos campañas.
“Obviamente extraño a mis compañeros”, dijo Polanco el jueves. “He estado cerca de él (Taillon) y de JB por 10 años, así que ya sabes, es duro. Pero así es el beisbol. Les deseo lo mejor pero nosotros estamos ahora acá, trabajando y felices de volver”.
El talento de Polanco nunca ha estado en duda. Debutó en 2014 y pasó sus primeras dos temporadas como parte de lo que era bautizado por los Piratas como “los jardines de ensueño”, junto con el también dominicano Starling Marte y Andrew McCutchen, un invitado permanente en el Juego de Estrellas.
El sueño —y la racha de tres apariciones consecutivas en los playoffs, de 2013 al 15— ha concluido. McCutchen, Marte y todos los demás relacionados con este tímido renacimiento de los Piratas se han ido.
Queda en los jardines Polanco, confiado en que lo mejor de su carrera está por venir, sin importar lo complicados que hayan sido los últimos dos años.
Una deslizada en los senderos salió mal en septiembre de 2018. Las lesiones de hombro y pierna que siguieron a eso le costaron buena parte de la campaña de 2019.
La primavera pasada, parecía listo para recuperar la forma que le permitió en 2018 batear 23 jonrones, su mayor cifra, antes de lastimarse. La pandemia paralizó el beisbol durante cuatro meses y en julio, cuando el quisqueyano reanudó la actividad, no era el mismo.
Another beautiful day in Bradenton pic.twitter.com/8f7rN8StnW
— Pirates (@Pirates) February 25, 2021
Bateó apenas para .153 con siete vuelacercas en 50 encuentros. Comenzó yéndose de 9-0 y nunca se recuperó en realidad. Su promedio no fue jamás superior a .167.
Admite que su mal comienzo hizo que se presionara. Y la reducción de la campaña a 60 juegos agravó esa presión.
“En cada temporada que he jugado en Grandes Ligas, puedo tener, como en todos lados, un ‘slump’ que dura semanas o meses”, explicó. “Pero el año pasado no teníamos tiempo para eso. Ya saben, sólo tuvimos dos meses y, al final de la temporada, cuando comencé a sentirme mejor, bateé también mejor, pero ya no teníamos tiempo suficiente”.
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Volvió a República Dominicana, donde jugó pelota invernal durante un mes, antes de sufrir una lesión. Al principio, se mencionó que Polanco se había fracturado una muñeca.
Ahora, el pelotero comenta que sólo se trató de un golpe que no pasó a mayores.