Este año son menos las tumbas que conmemoran la muerte de cientos de peregrinos, que en su regreso de Real de Catorce a Saltillo perecieron prensados a la altura de Puente Moreno.

Las cruces que quedan con nombres escritos y algunos apenas visibles, son un recuerdo físico de la tragedia que enlutó a la capital de Coahuila a tal punto que el Sumo Pontífice de ese tiempo, Pablo VI, y el presidente Luis Echeverría Álvarez, enviaron sus condolencias a ciudadanos.

El transitar de vehículos continúa siendo con poco flujo. Desde el pasado martes un grupo de ciudadanos colocó globos en la entrada del memorial.

El espacio que años atrás tenía decenas de cruces apiladas con nombres de ciudadanos, ha cambiado con el paso del tiempo. Condiciones meteorológicas han afectado las cruces acabando con ellas, pero un habitante cercano al lugar, cuida y vela por las que quedan.

El camino a Puente Moreno luce más cuidado, la periferia de la ciudad tiene más habitantes y comercios que por la zona han sido establecidos gracias al paso del bulevar Francisco I. Madero.

El paso de migrantes también ha quedado como huella del lugar, zapatos y ropa tirada, además del flujo del tren que en ocasiones hace paradas en la zona para esperar su turno y avanzar hasta recorrer la ciudad de un lado a otro.