Pobreza y tragedia: la vida de Efraín, el de la carnita asada

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Pobreza y tragedia: la vida de Efraín, el de la carnita asada

Atropellado a los 9 años, "Franciskin" vive con crisis de epilepsia y discapacidad intelectual; ante el éxito que tuvo su frase "¡¿se va hacer o no se va hacer, la carnita asada?!" en redes sociales, familiares cuidan sus relaciones

“Efraín siempre ha sido muy buen chamaco, somos muy pobres, el antes de que pasara todo esto de que hizo del video trabajaba en una tienda, le pagaban 50 pesos y a mí me daba 25 pesos diarios”.

Ahora trabaja en el semáforo que se encuentra ubicado en el bulevar Serna, ahí donde fue atropellado por primera vez cuando era niño. Luego de que su frase se hiciera famosa, los automovilistas lo buscan y le dan lo que quieren por autograbarse con él repitiendo la frase "¡¿se va hacer o no se va hacer, la carnita asada?!".

No es novedad que Franciskin se siente frente al bulevar Serna para ver pasar los carros, porque espera a un hermano de su madre. Tiene la esperanza de que llegue de Estados Unidos, se fue poco después de que lo atropellaron cuando tenía 9 años, dijo Carmen, su sobrina.

Tres familiares vecinos Franciskin no pueden creer lo que están viviendo, “tenemos a un artista en la familia, todos quieren tomarse fotos y videos con él”.

Foto: Paul Nicklen

La abrumadora fama

El domicilio ubicado al final del callejón Amadeo Hernández recibe constantes visitas de personas de diferentes partes del país, que acuden a tomarse un video o una fotografía; algunas personas le dan dinero, otras le llevan ropa y despensa.

La señora Chaidez dice que no es la intención pedir algo, incluso hasta miedo le daba al principio porque de repente fue muy abrumador que lo estuvieran buscando de todas partes, entre ellos ciudadanos, comerciantes, empresarios y políticos.

"En su persona también se ha actuado con crueldad, oportunismo y vileza", dijo Francisco, un sobrino que por consentimiento propio se asume como su “guarura”. Carmen, otra sobrina, proporciona su número de celular y controla el acceso a la humilde vivienda de Franciskin, para saber primero las intenciones de quienes se le acercan.

Ya no lo dejan salir solo, lo invitan a todas partes, y su “guarura” siempre lo acompaña, porque también por las redes sociales se han publicado videos donde le dan a fumar cigarros de marihuana o lo ponen a inhalar cocaína.

Los empresarios de diferentes partes de país, lo buscan para hacer comerciales para redes sociales, sin pago respectivo; empresas que se dedican a vender carne lo hacen ir, le dan cualquier cantidad de dinero, unos cuantos kilos de producto y verdura.

Franciskin, es un hombre alegre, no canta mal las rancheras, aunque hila pocas frases, repite lo que le piden, se sobrepone atuendos a modo de los interesados; no sabe de distingos, se toma videos con quien le pide a cambio recibe dádivas y sonrisas.