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Platos rotos

Al Alcalde de Saltillo ya se le hizo bolas el engrudo con el proyecto de modernización del transporte público de la ciudad. Tanto Isidro López, como el titular del Implan, organismo responsable de desarrollar la propuesta, han señalado que resulta muy complicado poner de acuerdo a los concesionarios. La pregunta es: ¿Por qué le dieron para atrás al Saltibus? Y la respuesta más plausible es ésta; por el compromiso político que asumió durante su campaña con  el grupo de concesionarios que hicieron las contras a esa iniciativa de modernización del transporte público durante la pasada administración municipal.

Lo peor del caso es que la Presidencia Municipal ya renovó las concesiones para la prestación de este servicio, perdiendo con ello el principal instrumento de negociación con los transportistas. Pero además, al desmantelar el Saltibus y no poder reemplazarlo con una propuesta que cumpla con los lineamientos del Programa de Apoyo Federal al Transporte Urbano Masivo (PROTRAM), se cancela la posibilidad de acceder a los recursos de financiamiento del Fondo Nacional de Infraestructura, los cuales pueden sufragar hasta el 49 por ciento de los costos de proyectos de modernización de transporte masivo que cumplan sus directrices. Por eso mientras el Metrobus de La Laguna involucra inversiones por mil 400 millones de pesos, la propuesta de la primera ruta troncal para Saltillo nos apantalló con una inversión, “aún por definir”, de entre 2 y 10 millones de pesos.

El crecimiento desordenado de la zona metropolitana de Saltillo, así como la pésima calidad de su sistema de transporte público masivo, son los obstáculos principales para poder desarrollar un sistema de movilidad urbana multimodal, eficiente y sustentable. Una ciudad dispersa y con un transporte público costoso y deficiente, depende cada vez más del auto particular para cubrir sus necesidades de movilidad, imponiendo a sus habitantes una pesada factura en costos económicos, sociales y ambientales.

Los hogares destinan el 13.5 por ciento de su gasto monetario a cubrir sus necesidades de transporte. Estas erogaciones solamente son superadas por las compras de alimentos (34 por ciento) y han crecido sistemáticamente en los últimos decenios, entre otras cosas, por las causas apuntadas arriba. El congestionamiento vehicular y las mayores distancias recorridas, han incrementado los tiempos de traslado. Ambos factores, asociados a la mayor participación de la mujer en el mercado laboral, están ejerciendo una presión ascendente y corrosiva sobre la salud económica y emocional de los integrantes de los hogares. El tiempo y la calidad de la convivencia familiar se han deteriorado como consecuencia de lo anterior.

Pero los daños no se restringen a las familias; los perjuicios al medio ambiente son también considerables, lo mismo que la erosión de la capacidad competitiva de las empresas establecidas en la región.

Sobre éste último aspecto, el pasado jueves Vanguardia publicó una nota sobre el llamado Síndrome de Fatiga Crónica (SFC). El IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social) estima que este padecimiento afecta a 500 mil mexicanos y puede ocasionar pérdidas de productividad hasta del 50 por ciento. La misma institución calcula en 16 mil millones de pesos las pérdidas de las empresas por el ausentismo y reducción en la productividad asociada al SFC. La misma nota reporta que como consecuencia de estos padecimientos se han incrementado los casos de suicidios, adicciones y rotación laboral. De igual forma, se están incrementando los accidentes de trabajo. Sin duda, el aumento excesivo en los costos y tiempos de traslado tiene una parte importante en la explicación de estas tendencias.

La contención de la expansión urbana y la conformación de un sistema eficiente de transporte público masivo, son los pilares de cualquier proyecto trascendente de movilidad urbana sustentable. En su ausencia no será posible abatir la excesiva dependencia de los automóviles y los exiguos recursos públicos para infraestructura vial seguirán canalizándose a este medio de transporte, generando un entorno hostil para las opciones de movilidad no motorizada. 

LA RAZÓN DE LA FUERZA

¿Forma parte de los objetivos de Fuerza Coahuila coadyuvar en las diligencias de los procesos de la justicia civil? Si la respuesta es sí, entonces estamos frente a una falla mayor en el diseño institucional de esta corporación. Si éste no es el caso, entonces lo que tenemos es un grave ejemplo de abuso de autoridad. El boletín emitido por la Secretaría de Gobierno es a todas luces insuficiente para aclarar la situación y corresponde al Ejecutivo del Estado dar una explicación puntual sobre estas cuestionables acciones. La politización de los órganos de seguridad del Estado, es un signo ominoso para la sana convivencia en una sociedad democrática. 

adavila_mx@yahoo.com.mx