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La comedia contada por Pitipol Ybarra; Más allá de hacer reír en el cine mexicano
Estamos en la sala de proyecciones de Videocine. El director Pedro Pablo Ibarra, mejor conocido como Pitipol Ybarra, se sienta en la primera fila de donde minutos antes se mostró un corte de su nueva película, “Ya Veremos”. Afuera está su protagonista Mauricio Ochmann y el actor secundario Erik Hayser, dando entrevistas a la prensa.
La otra protagonista, Fernanda Castillo, no está ese día. Ella y Ochmann hacen a los padres de un niño que podría quedarse ciego en la cinta, la cual busca hacer reír y conmover al público, dejándole más que sólo un buen rato en la sala. Esta no es una tarea sencilla para Ybarra, pero afortunadamente ya tiene seis años estrenando filmes, lo que le brinda un aprendizaje constante, como cuenta a VANGUARDIA una vez que nos sentamos con él frente a la pantalla, no tan grande, del lugar.
El cineasta debutó en el séptimo arte con “El Cielo en Tu Mirada” (2012) y desde entonces ha tenido trabajo consistente en la comedia con producciones como “Amor a Primera Visa” (2013) y “A la Mala” (2015), donde también dirigió a Ochmann. Pero de todas formas sigue aprendiendo. El día que ya no se ponga nervioso se retira, asegura.
El proyector ya está apagado, la sala vacía y a la cinta todavía le faltan unos cuantos detalles para poder mostrarse al público en general, pero el director se ve feliz a pesar de que hacer cine en México es como el propio nombre de su película: una moneda al aire, una gran incertidumbre. Lo primero es la historia y según su experiencia aquí hay algo bueno qué contar.
-¿Cuál fue el punto de partida que te llevó a hacer esta cinta?-
“El guión. A mí me lo mandó Rodrigo Trujillo (productor), lo leí, me encantó. Me lo mandó hace como dos años. Hablamos, dijimos vamos pa’ adelante y en lo que pudimos cuadrar fechas de todos y eso, pues la acabamos haciendo en octubre-noviembre del año pasado. Y ahorita estamos terminándola todavía”.
-¿Qué te gustó del guión?-
“Me movió mucho la historia en general. El reencuentro de la familia vía una sacudida. El reencuentro del amor verdadero vía una sacudida. Cómo te puedes bloquear por distintas cosas que te hacen separarte o alejarte de la persona y Dios mueve las cosas de tal manera que te tienes que unir nuevamente”.
-¿Consideras que hace falta generar conciencia en el cine sobre el glaucoma que tiene el niño?-
“Sí lo considero. No fue hecha para eso la peli, desde luego, pero sí quisimos ser lo más fidedignos posible, lo más claros posible, en los síntomas y en mostrar que tiene solución si lo detectas a tiempo. Si esas tres cosas tú las recibiste, quiere decir que hicimos lo correcto con la enfermedad”.
-Sobre el trabajo con Mauricio Ochmann, con quien ya habías trabajado-
“No, bueno, Mau, de entrada, es mi hermano del alma. Lo amo y es un tremendo actor. Cuando me ofrecieron la peli, me dijeron que qué pensaba de Mau y de Fer y dije: ¡Agárralos! A Mau porque ya había trabajado con él y porque me parece un tremendo actor y Fer porque tenía muchas ganas de trabajar con ella, entonces la coyuntura fue increíble”.
-¿Y qué tal?-
“Padrísimo, son, todos, Erik también, tremendamente bondadosos y generosos como personas y como profesionales. Se entregan a su personaje”.
-¿Qué tan complicado es hacer que tu comedia tenga una moraleja o reflexión?-
“Es complicado por lo que a veces la gente espera. Si hablamos de película mexicana, que, ojo, a mí no me gusta decirle ‘mexicana’, porque las películas son universales, el cine es hecho por mexicanos orgullosamente, hecho en México, pero es universal. Entonces, cuando la gente ve eso, o escucha de eso dice ‘ah, me voy a cagar de risa’. Entonces es muy difícil hacer que caigan en la convención de que no es una película para cagarte de risa, sino es una película para que te emociones y te conmuevas, con ciertas situaciones de comedia propias de las circunstancias que están viviendo los personajes. No son buscadas a propósito ni para exaltarlas, son situaciones de comedia que viven los personajes, no que le queremos contar al público. Y si en esa situación de comedia el público se contagia y se ríe, con eso es más que suficiente para mí. Pero es una película que va mucho más allá de hacer reír, cuando menos esa es nuestra intención, o mí intención como director de la obra. Es conmover, es mover fibras que de repente tenemos ahí guardaditas y que no sabemos que las tenemos, es prender focos, eso es la intención de la peli”.
-¿Cómo balanceas la comedia y la seriedad?-
“En primer lugar el tono actoral. Lograr un tono que sea armónico, que no se disparen los momentos de comedia o que no se vaya para abajo en los momentos melodramáticos, sino que sea armónico. Que los personajes sean tridimensionales, que los espacios en donde están sean vividos, sean reales, un marco de referencia. Si se logra ese todo común, entonces logras que la comedia entre cuando debe de entrar, el nudo en la garganta se forme cuando debe de formarse. Es tono”.
-¿Y tu elenco de esta película, en qué aspecto crees que funciona mejor?-
“Son actores talentosos y pueden hacer lo que quieran. Tienen una latitud amplísima, eso es lo más importante de encontrar en un actor, latitud. Y ellos lo tienen”.
-Has hecho varias comedias, ¿qué es lo más complicado de este género?-
“De entrada, lo más difícil es hacer reír. Hacer que el chiste conecte. Uno siempre está esperando a ver si entró. Primero cuando lo filmas que conecte con tu crew, contigo mismo ahí. Y luego editándolo, que conecte con quien esté editando porque tú también puedes echar a perder un chiste con la edición. A lo mejor la frase tenía que ser con el personaje en cámara o con la reacción del otro. Entonces es un hilo súper delgado, entre echar a perder el chiste o exaltarlo, muy delgadito. El gran reto es no caerte de ese delgaditito hilo”.
-Ahí en la creación ya tienes a tu primer público-
“Desde las lecturas, de los ensayos, si lo lees y ya te ríes vas por buen camino. Pero si lo lees, te ríes, lo actúas, te ríes, lo editas, y no te ríes, algo estás haciendo mal. Entonces hay que regresarse otra vez y explorar, cómo filmaste, la mejor reacción, el mejor momento, si hay que darle más tiempo, para que respire el chiste, para que la gente lo reciba. Es verdaderamente lo más complicado”.
-¿Cómo has mejorado estos aspectos desde tu primera película?-
“Diario se aprende. Diario, diario es un aprendizaje. Cada vez que llegas a un set es un aprendizaje, cada vez que lees un guion es un aprendizaje, cada vez que estás enfrente de un actor es un aprendizaje. Malo sería que yo me sintiera satisfecho con como soy desde mi primera película. Malo sería que yo no estuviera así de nervioso y tenso. El día que llegue tranquilo y diga ‘yo ya me sé todo’, ese día me retiro, de entrada, por un principio de humildad”.
-Si te enteraras, como el niño de tu película, que te vas a quedar ciego, ¿cuál sería la última película que verías?-
“Yo creo que vería ‘El Padrino’. Es una película que cuando la vi la primera vez me movió muchísimo, me hizo empezar a concentrarme en detectar a los directores, a los fotógrafos, detectar quién hacía eso y por qué y cómo lo contaba. Concentrarme en no ser nada más público que lo recibe, sino en ver quién la contó y cómo se atrevió a hacerla y con quién la hizo. Eso, podría ser esa”.
-Desde el título, tu película habla un poco de la incertidumbre o la fe ante el no saber lo que puede pasar después, ¿cuál es la mayor incertidumbre de hacer cine en México?-
“Primero que nada necesitas historias. La mayor incertidumbre es no tener las historias lo suficientemente poderosas. Tener que luchar, es decir, yo he hecho cinco películas y he leído 60 guiones, que no he hecho porque no me gustan. Primero, el tener las historias correctas, segundo el hacerlas correctamente y tercero el conectar con el público. Esa es la gran incertidumbre, es un volado. Porque tú dices ‘la vamos a romper’ y te fue mal y dices ‘bueno, pues esta peli está cumplidora’ y ¡Pum! Y la gran incertidumbre también es que el público reciba estas pelis no nada más con esta idea de ‘me voy a reír, me voy a reír, me voy a reír’. Que vaya un poquito más allá, que valore un poquito más allá de una peli que desde que la lees sabes que es para cagarte de risa. Pues sí, eso está más fácil que buscar y clavar el chiste en esta peli, eso es más fácil. Entonces, la gran incertidumbre es tener historias que te reten y que te proyecten como actor, como director, como cineastas en general”.