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Piedras Negras, Gobierno de minoría
En estricto sentido, aunque el Gobierno Municipal cambió de logotipo, la alternancia política no ha llegado a Piedras Negras. En su tercer mandato, Claudio Bres es alcalde con los colores de Morena. Los dos anteriores lo fue con los colores del PRI. La “alternancia nigropetense” resultó vana, algo menos que cosmética. Un dicho popular le ajusta como anillo al dedo: “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”.
El asunto es que el PRI, como las familias mafiosas que luchan con todo por el poder, a costa de lo que sea, vivió un pleito doméstico. Negó la candidatura a Bres hace tres años, y éste se consiguió la camiseta de un partido que aceptó arroparlo. En el fondo, la maniobra siguió y sigue una misma escuela de pensamiento y acción.
Bres se asume y se dice fiel integrante de la Cuarta Transformación, pero sostiene una relación más que cordial con el gobernador Riquelme. Hace apenas un año, su cuñada, se reeligió como diputada local por el PRI, con todo el apoyo del PRI, frente a una oposición que hace rato se encuentra en la lona.
Con independencia de quien se encuentre detrás de las encuestas y estudios de opinión, parece claro que ninguna da al futuro Presidente Municipal más de 35 por ciento de los votos. Se perfila, en cambio, un empate entre los cuatro candidatos: Claudio Bres (Morena), Norma Treviño (PRI-PRD), Jacobo Rodríguez (PT –antes UDC–) y Lorenzo Menera (independiente).
Los otros candidatos no pintan. El papel jugado por el PAN es lamentable. De esa magnitud es el daño que le hicieron Guillermo Anaya y sus secuaces. Si dejamos aparte a Monclova y Torreón, no debe extrañarnos que el PAN quede en cuarto lugar o en lejanos terceros lugares en los 36 municipios restantes. En Piedras Negras se comenta que la candidata panista decline por Claudio Bres en la última semana del proceso, ya nada sorprende.
El análisis de simpatías es interesante. Dos de los candidatos con mayores posibilidades de ganar, contienden bajo la lógica del PRI, es lo normal, lo tradicional. Tanto Bres como el PRI de Norma Treviño tienen una cifra meta y pagan para alcanzarla. No dudo que obtengan algunos votos libres y voluntarios, pero su fuerza radica en el voto duro que consiguen mediante sus famosas “estructuras”, sus secciones electorales que organizan y operan, billetes y despensas en mano, con las conocidas y tradicionales lideresas del PRI.
Frente a los candidatos del cacicazgo encontramos a Jacobo y a Menera. Ambos han sabido levantar simpatías en sectores muy particulares. Menera apela a los sectores populares, dispone de un voto duro leal y fuerte. Lleva años en el Municipio, configurándose como voz opositora. A la clase media le resulta difícil aceptarlo como alcalde, pero Menera responde inteligentemente, integrando a su equipo perfiles que le sirven como puente y base para obtener el apoyo extra que necesita para ganar.
Jacobo es joven, pertenece a una familia empresarial con una presencia muy añeja en el municipio. Yo votaré por él. Su apoyo se centra en los jóvenes, con quienes enlaza a través de las redes sociales. Si gana, no será la primera vez que un candidato dé la sorpresa, gracias a un apoyo ciudadano originado en las redes.
La elección del 6 de junio tiene mucho de significativo, probablemente configura una nueva correlación de fuerzas en el ámbito federal. Pero la elección en Piedras Negras parece demostrar, así quisiera verlo, que los municipios, las comunidades, empiezan a accionar en torno a temas locales, con independencia o en paralelo con los temas nacionales. El Presidente y sus opositores acaparan las notas y el debate mediático. Podrán impulsar la polarización según sus conveniencias. La sociedad, incluso, podrá participar en esa confrontación.
A pesar o en paralelo a ello, espero que esta elección defina el necesario parteaguas entre los temas locales que afectan más a la comunidad; y aquellos más alejados, que se definen desde el centro, desde Palacio Nacional. No niego su importancia, pero sostengo que la sumatoria de realidades locales puede abrir un boquete a la creciente concentración de poder en y para el centro. La tensión centro-periferia, es un pendiente muy añejo.
@chuyramirezr
Jesús Ramírez Rangel
Regresando a las Fuentes