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Pide Felipe Cazals que se reconozca la labor de quienes hicieron posible su cine
Para Felipe Cazals, las películas no son sólo de quienes las dirigen sino del conjunto de profesionales que se suben al barco, previo, durante y después de la filmación, de ahí que en cada homenaje que le realizan añora que todos lo acompañen.
En entrevista con Notimex, el director de películas emblemáticas como “Canoa”, “Las Poquianchis” y “El apando” expuso: "Un director no lo hace solo, lo hace en colaboración con todos y todo lo que he aprendido ha sido de los demás, desde un electricista, los tramoyistas, etcétera.
“Yo me pasé en mis primeras películas aprendiendo de los obreros calificados, lo otro, lo que yo inventaba era mi necedad por decir lo que yo quería”, expresó al recordar sus inicios en el cine.
De acuerdo con Cazals, el Séptimo Arte en México vive porque cuando vuelven a pasar películas los domingos, esas producciones que viste en el núcleo familiar, la relación psicológica y anímica que te hace recordar que cuando viste esa secuencia de Pedro Infante, vivía un tío tuyo que a su vez tenía una carpintería.
“Entonces, el cine mexicano vive de la añoranza, gracias a eso la televisión mexicana se ha hecho millonaria. Si los domingos no exhibieran cine mexicano, no sobreviviría con el futbol ni los noticiarios (…) bueno, quizá por las telenovelas sí”, mencionó.
Los títulos que formarán parte de este tributo son: “Canoa” (1976), “El apando” (1976), “Las Poquianchis” (1976), “Bajo la metralla” (1983), “Chico grande” (2010) y “Ciudadano Buelna” (2013), los cuales ocuparán las cuatro salas del complejo: La Inesperada, La Insólita, La Ecléctica y La Clásica.
Sobre su posible regreso al set de filmación, Cazals indicó que hay quienes quieren que sea posible, “pero insisto, esto es como el box y los toros, debes tener condición física. Hay que ser un atleta y a mis 80 años ya no soy un atleta, lo fui durante 50 años pero el día que comience a filmar ya no tendré más remedio que decir que sí regresé”.
Y es que vale recordar que tras la realización de un filme histórico más, esta vez sobre el sacerdote Eusebio Kino (Kino, 1991), Cazals anunció su retiro en el libro “Felipe Cazals habla de su cine”, fruto de una serie de entrevistas que el cineasta mantuvo con el crítico de cine Leonardo García Tsao.
El regreso viene, sin embargo, una década después con “Su alteza serenísima” (2001), crónica de los últimos días de Antonio López de Santa Anna, que para el cineasta significa un nuevo comienzo.
Finalmente, compartió que este homenaje lo llena de satisfacción porque “los que hacemos cine o hicimos cine somos unos maniáticos, nos reunimos con gente que habla de cine, convivimos con gente que hace cine, comemos cine, desayunamos cine, bebemos cine, y esa vida es la que nos convierte cada día en cineastas más o menos felices, por eso encontrar que este homenaje, inmerecido claramente, lo hagan en un espacio que lleva por nombre Cinemanía, me parece espléndido”.
A decir de la crítica especializada, su brillante legado fílmico sobresale por su capacidad para captar la médula misma de una sociedad mexicana cruel, siempre a punto de estallar, capaz de crímenes atroces y esfuerzos fútiles, condenada, por no querer entender su pasado, a empezar siempre de cero.