Toluca, Estado de México.- “Prometo serte fiel, amarte, respetarte, ser tu amigo, tu amante, hasta que la muerte nos separe”, esos fueron los votos que hizo Raymundo, ante sus amigos y familiares, para Víctor, su ahora esposo por todas las de la ley.

Fueron nueve meses de lucha legal para poder firmar ante un juez un acta de matrimonio, la primera que firman dos hombres en el Estado de México, una victoria para la comunidad Lésbico-Gay-Transexual-Travestí-Transgénero-Intersexual (LGBTTTI), y una declaración formal de que “El amor es amor”.

Era la 1:00 de la tarde cuando llegaron los novios al salón La Virgen, la decoración fue sencilla y la felicidad se palpaba. Los padres de Víctor llegaron puntuales y emocionados, lo mismo que la mamá de Ray, como le dicen quienes lo quieren. Todo fue risa y diversión acompañada de mariachis, niños corriendo, vestidos y trajes desfilando.

Al filo de las 16:30 comenzó la boda civil. El nerviosismo de los novios era evidente, no podían creer que, por fin, después de luchar y meter un amparo a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sus esfuerzos por tener los mismos derechos que las parejas heterosexuales, se materializaran en un acta matrimonial.

“Respétense, ámense incluso en los momentos difíciles”, fueron las palabras de la juez que ofició la ceremonia.

Las lágrimas no se hicieron esperar, “¡Sí se pudo, sí se pudo!” las palabras que corearon los acompañantes.

Tras la ceremonia civil dieron paso a la espiritual, y aunque fue una unión simbólica ya que la Iglesia católica no acepta los matrimonios entre hombres, ambos profesan la religión.

“Te entrego este anillo como símbolo de mi amor”, declaró Víctor mientras colocaba la argolla en el dedo anular de su esposo, Ray.

Tras la ceremonia, Raymundo aconsejó a la comunidad gay luchar por sus derechos para ser tratados como ciudadanos iguales a otros, por su amor, por su pareja.

Al momento, cuatro parejas de mujeres y dos de hombres han recibido el apoyo de la Nación para acceder al matrimonio civil y sus beneficios legales, pues los diputados locales se han negado a legislar en la materia.

De esa manera, impiden que el matrimonio igualitario sea una realidad para los mexiquenses sin tener que recurrir a un amparo, pero ese día Raymundo y Víctor lo lograron.