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Pese a tercera ola de COVID y semáforo rojo, todo luce lleno en la CDMX
En la calle de Génova, en la Zona Rosa, de la Ciudad de México, este sábado por la noche apenas se podía caminar entre los grupos de personas que buscaban un lugar para entrar a beber y divertirse con sus amigos. La mayoría eran menores de 40 años, justo el grupo donde la variante delta de la COVID-19 ha encontrado su mejor blanco y vehículo para expandirse.
En los bares de la Zona Rosa los locales colocaron mesas en los exteriores, pero también había personas sentadas dentro, sin respetar la distancia de 1.5 metros de seguridad y sin cubrebocas, por estar bebiendo y comiendo.
“Venimos hoy a celebrar, es el cumpleaños de una amiga, pensamos posponerlo pero seguro después se pondrá peor, a la mejor sí ya cierran y hoy queríamos festejarla”, dice una joven que se anima a contar los motivos para estar aquí en Génova buscando un lugar donde entrar, antes de que sus amigos la jalen para evitar que siga hablando.
La población capitalina no parece tener intención de quedarse en casa, pese al nuevo récord de contagios diarios que se viven en el país (más de 21 mil), impulsados por la variante delta del virus SARS-CoV2, que es ya la predominante en la capital y que es mucho más contagiosa.
“Alguien infectado con la variante original podía contagiar a dos personas en promedio, alguien infectado con la variante delta puede contagiar hasta a nueve personas”, explica en entrevista con Animal Político, Roxana Trejo, gerente de Epidemiología del Centro Médico ABC.
Las autoridades federales y locales han entrado en debate respecto a los indicadores de riesgo en la capital. El gobierno federal puso a la Ciudad en rojo, en el Semáforo de Riesgo COVID, a partir de este lunes.
Pero el gobierno de la Ciudad de México discrepó con la Secretaría de Salud federal y aseguró, en boca de la propia jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, que la capital se queda en naranja. Los argumentos para esto son: estabilidad en la positividad, estabilidad y descenso en los casos, estabilidad en los ingresos hospitalarios, y una ligera estabilidad en la ocupación hospitalaria.
Sheinbaum explicó que la semana antepasada hubo 500 hospitalizados más en la Ciudad y esta semana que pasó fueron 200, lo que implica una reducción en el crecimiento de los ingresados.
La discrepancia entre las autoridades parece importar poco y la gente ha tomado su propia decisión. Al medio día de este sábado, los centros comerciales y los súper mercados estuvieron llenos. En Chedraui de Polanco había una larga fila para poder ingresar y el Costco de al lado estaba también con alta afluencia.
No había restricción para que ingresaran más de una persona por familia y entre los asistentes había niños pequeños y adultos mayores. “Venimos porque hay que hacer el súper de todas formas, no nos prográmanos bien y ya hacían falta cosas, así que tocó venir hoy y sí hay mucha gente, pero vamos a tratar de comprar rápido y ya nos vamos”, dice una mujer de unos 40 años que va acompañada de su esposo.
Especialistas como Carlos Magis, médico y doctor en Ciencias de la Salud Pública, y Mauricio Rodríguez, vocero de la Comisión COVID de la UNAM, aseguran que hacer un nuevo cierre de la Ciudad o del país ya no es posible, porque la economía no lo aguantaría y las personas ya no están dispuestas a acatarlo, hay cansancio y hartazgo frente a una epidemia que no cede después de año y medio.
“Regresar a un cierre como el de mayo (de 2020) ya no es posible, la gente ya no hará caso de las restricciones”, dice Magis.
Lo que advierten los especialistas es que ante la imposibilidad de dictar un confinamiento lo que se debe hacer es apostar por las medidas reales de seguridad. Los tapetes sanitizantes y tomar la temperatura no sirven de nada, asegura Mauricio Rodríguez, lo que se debe hacer es usar cubrebocas, lavado de manos, mantener la sana distancia y ventilar los espacios.
Eso es justo lo que no pasa, por ejemplo, en los antros de la Zona Rosa, que llenan estos días la población menor de 40 años, donde en interiores la ventilación está restringida, nadie trae cubrebocas y la sana distancia es relativa.
Además de las medidas correctas, lo principal es avanzar en la vacunación, que ya ha permitido bajar el impacto en hospitalizaciones y muertes, pese a la subida de casos.
Este viernes 6 de agosto se registraron 21 mil 563 casos positivos en un día, el número de muertes ascendió a 568. El récord de número de casos positivos en toda la epidemia en México lo tiene el 21 de enero de 2021, cuando se contabilizaron 22 mil 339, pero los fallecimientos fueron entonces más: mil 803 solo ese día.
En cuanto a las hospitalizaciones, el 6 de agosto hubo 232 hospitales con más de 70% de ocupación en camas de hospitalización general, con un total de 11 mil 991 hospitalizados; mientras que el 21 de enero fueron 373 hospitales con alta ocupación y 24 mil 219 personas ingresadas.
Personal de salud de hospitales confirma que las personas que están entrando son en su mayoría menores de 50 años, que no tienen vacuna o tienen solo una dosis.
“En el hospital ya estamos llenos. Los que llegan son personas de 40, 35 hasta 20 años, muchas con enfermedades previas o comorbilidades y en el caso de mis pacientes, todos sin vacuna o con esquema incompleto”, dice una enfermera del Hospital General de Zona 1-A “Venados”, del IMSS.
Jóvenes y su riesgo ante delta... lee la nota completa en Animal Político