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Pese a problemas financieros, Comsa busca proyectos en México
La firma española de infraestructuras Comsa Corporación continúa en negociaciones con la banca de su país para lograr una nueva refinanciación de una deuda de aproximadamente 487 millones de euros (mde) que debía cubrir antes del 30 de junio de 2021. Lo anterior con el propósito de evitar que sus acreedores se queden con el 50.01% de sus acciones, es decir, la mayoría de la compañía constructora. De la deuda total, aproximadamente 80 millones corresponden a una línea de deuda a corto plazo y otros 225 son de avales.
Con esta apuesta, la empresa catalana –que preside Jorge Miarnau y es controlada por las familias Miarnau y Sumarroca– busca ganar tiempo para cubrir en los próximos cinco años el pago que no pudo amortizar y que debía afrontar durante el primer semestre de 2021 ante los cuatro grandes bancos de España (Santander, CaixaBank, BBVA y Banco Sabadell), los cuales son titulares de cerca del 97% de la deuda total de COMSA, mientras que el resto de los acreedores son pequeñas entidades.
Hace cinco años, Comsa informó sobre los 719 millones de deuda refinanciados con ocho bancos (Santander, CaixaBank, Bankia, Banco Sabadell, BBVA, Banco Popular, Bankinter y Unicaja) y, como parte de aquel acuerdo, estaba previsto que la compañía llevara a cabo un programa de desinversiones de activos; el trato firmado en 2016 también señalaba que, en caso de no devolver la deuda convertible por valor de 250 mde, las entidades financiera podrían quedarse con la mitad de las acciones del grupo.
Ahora, además de un respiro, la intención de este grupo originario de Barcelona también es reactivar sus actividades e involucrarse en importantes proyectos, como sucede con el Tren Maya que recorrerá cinco estados del sur-sureste de México. Sin embargo, de acuerdo con expertos, en caso de concretarse algunas participaciones en importantes obras, habría un gran riesgo, pues a Comsa aún le restaría cumplir con un compromiso cercano a los 500 millones de euros (mde).
La situación de Comsa es delicada desde hace años; al menos así lo reflejan las pérdidas de 16.5 mde en el ejercicio 2018, y de 69.5 mde en el 2019, de los que 50 mde fueron por efecto de la integración de su filial polaca Trakcja. Asimismo, al cierre del ejercicio 2019 registró niveles de apalancamiento en los que su deuda total fue 3.64 veces su patrimonio.
Esta inviabilidad financiera, que se ha alargado desde hace varios años, ya ha puesto en jaque a sus acreedores, que se vieron obligados a asumir una pérdida ante Comsa Corporación de Infraestructuras SL para no caer en un default completo de aproximadamente 300 mde.
La incertidumbre, aunada a la crisis económica en los países en donde opera ( Brasil, Perú, Chile, Colombia, España y México) y el parón de actividades derivados de la pandemia de Covid-19, pondría en grave riesgo el cumplimiento de gastos y plazos, así como la calidad de la infraestructura; estos apartados hoy tienen más reflectores en países como México, luego de la tragedia ocurrida en la Línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo Metro, que dejó 26 muertos y decenas de heridos.
De acuerdo con un peritaje preliminar de la empresa noruega Det Norske Veritas (DNV), el accidente fue provocado por “una falla estructural” en la construcción con intervenciones ajenas al diseño de los planos; es decir, deficiencias en la edificación de la obra, principalmente con los pernos y las soldaduras que sostenían el tramo elevado que se derrumbó. Hoy, las autoridades investigan si hubo alguna responsabilidad de Carso en la construcción de algunas estaciones de la “Línea Dorada”.
El grupo español dedicado a Infraestructuras, Ingeniería Industrial, Mantenimiento y Servicios y Concesiones, y Energías Renovables, ya se adjudicó dos nuevos proyectos ferroviarios en territorio nacional: la rehabilitación del tramo La Mata-Colonia Jordán del Ferrocarril Istmo de Tehuantepec (con costo de 25.3 mde), y la renovación de vía del Tren Ligero de la CDMX, entre las estaciones Estadio Azteca y Xochimilco (por 12.7 millones).