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Pese a crisis, no cerrará la Casa del Migrante de Saltillo
A pesar de las dificultades económicas por las que atraviesa el albergue La Casa del Migrante, sus directivos no piensan en cerrar sus puertas, pues consideran que la consciencia social y el trabajo humanitario están por encima del dinero.
Para sobrevivir el albergue requiere —entre bienes materiales y económicos— poco más de dos millones y medio de pesos.
Alberto Xicoténcatl Carrasco, director del albergue, reconoció que en el último año han reducido hasta en un 40 por ciento el personal, han enfrentado dificultades económicas en el salario de ocho trabajadores y en el pago del servicio de la luz así como de otros gastos.
“Ofrecemos una alimentación sencilla basada en arroz, frijoles, verduras y dos veces por semana algún tipo de carne. Esa alimentación la tenemos segura porque la comunidad nos aporta con despensas”.
Xicoténcatl Carrasco atribuye la reducción del personal a que las financiadoras han disminuido los apoyos que les han otorgado; sin embargo, por otro lado reconoce que han recibido el apoyo de la sociedad para la colocación de un transformador que ha reducido los pagos en el recibo de energía eléctrica en La Casa del Migrante.
“Tenemos recibos que están por encima de los siete mil pesos pero que con esta aportación nos ayuda a reducir el costo de este servicio. También intentamos utilizar el automóvil lo menos posible a la hora de ir por los donativos, pero a final de cuentas se necesita desde la gasolina para poder transportarnos en caso necesario, (nos falta) pagar los seguros, el mantenimiento de los vehículos, el gas para la comida, los detergentes, la limpieza y en general cualquier producto que las personas gastan en su domicilio multiplicado por seis mil personas”, sostuvo el director.
El año pasado en esta época, los directivos del albergue llegaron a pensar si continuarían trabajando a favor de la comunidad migrante o cerrarían sus puertas.
“Nos vimos en un momento muy complejo en que llegamos a preguntarnos si tal vez íbamos a poder mantenernos hoy trabajando; afortunadamente la Iglesia Católica Alemana nos está ayudando para solventar parte de los salarios pero hay personas que llevamos varios meses sin poder cobrar salarios porque no nos está alcanzando y estamos haciendo trabajo voluntario porque estamos atravesando por un momento de crisis”.
También, Xicoténcatl confesó que actualmente sostienen una deuda con tres trabajadores a quienes les deben más de ocho meses de salario y reconoció el trabajo solidario que han hecho a favor de la organización, pues han demostrado que pueden trabajar por la vocación de acompañar más allá de estar por un sueldo.
“Nosotros hemos reducido el trabajo que hemos hecho por temas económicos pero así tengamos que seguir exigiendo a la autoridad la participación o buscar apoyo voluntario, en nuestra mente y corazón, no pasa la idea de cerrar la casa del Migrante.
Así tengamos que salirnos a la calle a vender gorditas, lo vamos a hacer si es necesario, pero la casa sigue. Así tengamos que ir con los vecinos a que nos regalen agua en cubetas pero nosotros no vamos a cerrar el servicio porque ellos nos necesitan y porque los necesitamos viviendo y conviviendo con nosotros, afortunadamente por nuestro corazón no pasa la idea de terminar con el servicio”.