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A pesar de todas las malas noticias... las buenas también cuentan
Intentaré un balance de la semana pasada. Escribo esto en día lunes. Me parece que fue políticamente exitosa. Excepcional, porque se desmarca del resto, caracterizado por una polarización casi total. Alcanzar acuerdos en circunstancias en las que parecen no tener cabida, es un logro notable. Anotemos bien en la memoria esta semana 30 de 2020, contada a partir del lunes 20 de julio; o domingo, es lo de menos. Tuvo sus aciertos, en buena hora.
Duros opositores del presidente, tanto del mundo intelectual, como político, coincidieron con sus fieles seguidores. Por momentos, chairos y fifis no entendían lo que estaba sucediendo. Les causaba enorme confusión que los gurús político-espirituales de uno y otro bando, coincidieran con los herejes del otro. Krauze decía lo mismo que John Ackerman, Gibrán Ramírez reconocía lo mismo que Macario Schettino, Gerardo Fernández Noroña y el Bronx de la bancada pro gubernamental, aplaudían la misma lista de la llamada “Mafia en el Poder”.
Primero, la elección de consejeros del Instituto Nacional Electoral, luego la iniciativa de reforma de ley al sistema de pensiones y finalmente el golpe macizo significado por el caso Lozoya, contra la corrupción de gran calado. Un gol contra la impunidad, por lo pronto, aunque falte mucho por avanzar y concretarse.
La elección en el INE resultó positiva. Aunque los extremos de los dos bandos querían ver sangre, unos acusaban ya el fraude electoral en 2021 y 2024; los otros vaticinaban el fin de la naciente democracia mexicana. Al final salieron chasqueados unos y otros, pese al aderezo que suelen aportar los medios de comunicación, urgidos siempre de vender nota, espacio y llamar la atención, a la postre no fue así, resultaron electos dos mujeres y dos varones con un historial independiente hasta el día de su elección.
Ganó el centro y lo más raro de todo, contó con el apoyo unánime de los dos extremos. Más tarde, para congraciarse con su ala radical, Mario Delgado, líder de los Diputados de Morena, se enfrentó con Felipe Calderón que aplaudió la conformación del Consejo. No lo veo mal, hace menos daño una confrontación posterior para cuidar la imagen, que una previa, que hubiera dañado irremediablemente a una de las pocas instituciones para la democracia que medio funcionan.
La propuesta de reforma al sistema de pensiones del sector privado recibió aplausos de todos. El líder de los empresarios regresó a palacio nacional. La iniciativa, con el aplauso del Congreso se vislumbra gozará de apoyo unánime. Al parecer, la bomba de tiempo se desactiva porque tanto el sector privado, como el gobierno, acordaron subir su aportación. Subirá de un 6.5% del salario a un 15%, con una mayor carga para los patrones. Paulatinamente, las Afores reducirán las comisiones que cobran y las semanas a cotizar pasarán de 1250 a 750, en beneficio directo para los trabajadores. ¿Dónde quedaron los capitalistas ultra ortodoxos que señalaban esto como suicida e imposible de lograr?
Finalmente está el asunto Lozoya. El Sistema de Justicia Penal muestra sus bondades. Flexibiliza la negociación y brinda beneficios al impacto de la sanción, proporcionales al delito cometido. Por fin se ven señales de que no quedarán impunes en México los tentáculos y ramificaciones de Odebrecht. Hasta ahora era el único país latinoamericano que se hacía loco. No podemos cantar victoria, ni en este caso ni en el combate general a la corrupción.
Faltan varias etapas, aunque parece ir bien. En cualquier momento pudiera irse al traste este esfuerzo, especialmente si MORENA pierde la mayoría en 2021 y la oposición tomara el Congreso como rehén a cambio de impunidad. El gobierno dividido trae sus beneficios, pero también sus perjuicios. Aunque la Fiscalía sea constitucionalmente autónoma, sabemos que políticamente no lo es. Será cuestión del carácter personal del Fiscal General.
Lo bueno debe reconocerse y celebrarse. También cuenta y cuenta mucho. Reconocerlo no significa que debemos olvidar las malas nuevas. No podríamos hacerlo, se pegan como velcro, mientras las buenas resbalan como teflón. Existen muchas malas, es preciso atenderlas. Ninguna peor que las 43 mil víctimas mortales del COVID-19, los 58 mil homicidios del sexenio o los 12.5 millones de empleos perdidos. Molesta el estado de negación que vive el presidente, no sé si por convicción o por estrategia. ¿Cuál será peor?
@chuyramirezr
Jesús Ramírez Rangel