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A pesar de la pandemia, concluye con éxito el Festival Danzatlán 2020
Tras ocho días llenos de actividades y presentaciones de danza en línea y sin costo para todo el público, la tercera edición de Danzatlán, mejor conocido como el Festival Internacional de la Danza, llegó a su fin este fin de semana con el estreno mundial de “F(ly)”, obra de la coreógrafa Yeri Anarika que interpretó la primera bailarina Elisa Carrillo.
“F(ly)” fue una videodanza que evoca las barreras físicas y mentales, así como la capacidad humana para derribarlas y “volar” libremente. Fue creada especialmente para Danzatlán desde Berlín, donde residen las mexicanas Anarika y Carrillo, y contó con la participación de la videoasta española Meritxell Aumedes Molinero.
El encuentro más significativo de la danza en el país se realizó del 22 al 29 de mayo, producto de la colaboración entre el gobierno del Estado de México y la Fundación Elisa Carrillo Cabrera. Su objetivo fue llevar, a través de las redes sociales y otras plataformas digitales, actividades artísticas, académicas e infantiles al público mexicano, en tiempos de confinamiento por el COVID-19.
De este modo, el festival, que tiene lugar entre junio y julio de manera presencial, pudo ser apreciado en distintos puntos del país, alcanzando a más de medio millón de personas en visualizaciones, mediante YouTube, así como de las redes sociales de algunos participantes, del festival Danzatlán, de Elisa Carrillo y de la institución mexiquense.
DANZA PARA TODOS
La edición 2020 presentó estrenos y montajes con seis reconocidas compañías de Rusia, Brasil, Canadá, España y Eslovaquia, las cuales escenificaron puestas de flamenco y danza española, de clásica, neoclásica y contemporánea. Las transmisiones llevaron hasta los hogares una gala de ballet en el Palacio Estatal del Kremlin, en Moscú, uno de los eventos culturales más fabulosos que existen y en el que se pudo ver bailar a Elisa Carrillo, al lado de otras estrellas de la danza clásica, por ejemplo, del Ballet Bolshoi, el American Ballet Theater y el Teatro Mariinsky, entre otras compañías de renombre mundial.
De Rusia y Eslovaquia llegaron dos ballets clásicos. “El corsario”, de Vasily Medvedev después de Marius Petipa, narró el amor de un pirata por una esclava, a través del Ballet de la Ópera de Perm, llamada la “Casa de Tchaikovsky”. Además, el festival mostró “El Quijote”, adaptación de la novela de Miguel de Cervantes con música de Ludwig Minkus. La coreografía también es de Vasily Medvedev, y de Stanislav Fečo, con el Ballet de la Ópera de Bratislava.
Una de las funciones virtuales más celebradas fue Los hermanos Karamazov, con el Ballet Eifman de San Petersburgo. Basado en la novela homónima de Fédor Dostoievsky, este montaje del legendario coreógrafo siberiano Boris Eifman escenificó con danza, música, acrobacia y teatralidad el drama de un parricidio, demostrando porque es una de las mejores agrupaciones de danza del mundo.
“Carmen”, una mezcla de baile y cante flamenco, ópera y guiños a la cultura española, estuvo a cargo de la Compañía Antonio Gades, la más emblemática del flamenco a nivel internacional. Esta puesta fue hecha en colaboración entre dos grandes artistas: el coreógrafo Antonio Gades y el cineasta Carlos Saura.
Diversas obras de las agrupaciones Grupo Corpo y la Compañía de Danza de Sao Paulo, de Brasil, tuvieron participación en esta edición, lo mismo que el Ballet Jazz de Montreal, de Canadá, con Kosmos.
CON FINES BENÉFICOS
Desde su creación, Danzatlán promueve e impulsa el talento nacional. Muestra de ello fueron las puestas de cinco compañías mexicanas: A poc A poc, de Jaime Camarena, con En código bolero. La dulce limerencia; la Compañía Tania Pérez-Salas con 3. Catorce Dieciséis y la Compañía Nacional de Danza con Por vos muero, de Nacho Duato; así como el Ballet de Monterrey con Inefable, de Diego Landín, y Mariposas fugitivas y Violines de Bach, ambas de Yazmín Barragán, con la Compañía de Danza del Estado de México.
Parte de la programación fueron dos pláticas, una para conocer el montaje de una obra de danza, y otra de niñas y niños con Elisa Carrillo; y cinco conversatorios como parte de la formación de públicos para explicar el contexto de las obras o de las compañías antes de su función en pantalla. Se dieron clases de ballet para adentrar a los pequeños en la danza y siete clases magistrales, además hubo dos clases terapéuticas de baile para adultos mayores y enfermeras.