Un tanto opacada por las noticias del COVID-19 y los apagones eléctricos que acapararon toda nuestra atención, la semana pasada ocurrió uno de los grandes acontecimientos en la historia de la ciencia y la tecnología: La NASA anunció que el robot explorador Perseverance, aterrizó en Marte.

Llegar a Marte le tomo al Perseverance siete meses, despegando el 30 de julio del año pasado y aterrizando en Marte el pasado 18 de febrero. Ahora iniciará una tarea de exploración de un año del planeta rojo, comenzando ya a desplegar equipos como una antena de alta ganancia y el mástil en el que se montan varios instrumentos, en una misión que costo a la NASA 2 mil 700 millones de dólares

El Perseverance pesa mil 25 kilogramos y tiene una carga útil de instrumentos científicos y que buscara evidencia de vida marciana en el pasado. Los científicos también utilizarán sus instrumentos para caracterizar la geología y el clima del planeta, así como recolectar muestras de una amplia gama de rocas marcianas, incluidas aquellas que los científicos creen que contienen biofirmas o evidencia de vidas pasadas. Perseverance almacenará esas muestras, para ser devueltas a la Tierra por dos misiones posteriores que se lanzarán quizás en el 2026, como parte de la campaña más amplia de retorno de muestras a Marte que la NASA está llevando a cabo en cooperación con la Agencia Espacial Europea.

Los científicos esperan que los instrumentos del Perseverance, o las muestras traídas a la Tierra para su análisis en laboratorios terrestres en la década de 2030, presenten evidencia que “sugeriría que no todos los entornos habitables que existen están habitados”, dijo Ken Farley, científico del proyecto Mars 2020. Se pondrá a prueba, además, un nuevo equipo con la capacidad de convertir el dióxido de carbono en la atmósfera en oxígeno para soporte vital y propulsor. Además, desplegará un pequeño helicóptero, que intentará el primer vuelo propulsado en la atmósfera marciana. Estos vehículos podrían servir como exploradores para los astronautas en misiones futuras.

Los datos recopilados por Perseverance, seguirán midiendo temperatura del suelo, aire, presión, humedad y radiación ultravioleta y transmitirá esos datos a la tierra por medio de una poderosa antena.

Estamos de nuevo ante un hito en la investigación sobre la presencia de vida en el pasado en Marte, comprobando misiones anteriores que demostraron que, en un pasado muy distante, en Marte existieron las condiciones para albergar vida, pues muchos indicios apuntan a que existió agua líquida, el ingrediente esencial para ello. 

Por eso algunos científicos especulan acerca de una probable forma de vida en Marte a través de microorganismos, esto a pesar de que no existe agua en forma líquida y que la atmósfera es tan delgada que para los humanos sería imposible sobrevivir.

Por eso es imposible dejar revivir antiguas hipótesis y tratar de encontrar nuevas respuestas a viejas preguntas como: ¿Hubo o hay vida en Marte? ¿Se puede sustentar ahí la vida humana? Pensemos en que las implicaciones de la misión del Perseverance podrían ser más grandes de lo que todos pensamos, pues la posibilidad de que recupere huellas de una evolución biológica significará una revolución no sólo para la ciencia, sino también para aspectos como la teología.

La conclusión de esta misión a Marte puede responder a otras preguntas que por siglos nos han intrigado: ¿Estamos solos en el Universo? ¿Existe alguna forma de vida inteligente fuera de la Tierra? Y si se responden en forma positiva, podríamos entonces hacernos la siguiente pregunta: ¿Quién creó la vida en Marte? ¿Un Dios todopoderoso o estamos ante el resultado de la evolución de miles de millones de años?

Ray Bradbury, el gran escritor estadounidense fallecido hace casi una década, relataba en sus “Crónicas Marcianas”, que la llegada del hombre a Marte acabaría con la vida y la civilización en ese planeta. Vale la pena releer a Bradbury, pues los humanos acabamos ya con este planeta, por lo que espero que para el año 2030, cuando nuestra especie este aterrizando sobre Marte, podamos entender que no podemos acabar con un planeta más.