Pero hay un Dios

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Pero hay un Dios

Cómo olvidar las palabras del presidente Enrique Peña Nieto tras el paso del huracán “Patricia”: “Cerramos filas generando una gran energía positiva. Para quienes son creyentes, hubo cadenas de oración, rezos, llamados. En buena medida el tener un saldo blanco, ante el impacto de este huracán, se debe en mucho a la fe del pueblo de México. A tener fe en sí mismo y convocar a esta fuerza que en mucho evitó el desastre”. Cadenas de oración más fuertes que el huracán más poderoso jamás registrado en la historia.

Supongo que, basado en esa declaración, Hugo Érick Flores, dirigente nacional del Partido Encuentro Social y Diputado federal, se atrevió a decir que México necesita políticos temerosos de Dios. Sus palabras son como para enmarcarlas: “Queremos líderes temerosos de Dios que puedan entender los principios bíblicos que seguramente harán que nuestra sociedad pueda tener cimientos mucho más sólidos y mucho más sanos”. Porque, claro, en vista de que no hay ley que pueda contra el 98 por ciento de impunidad, o contra la corrupción que representa el 4 por ciento del Producto Interno Bruto, la única salida “lógica” es ponernos a rezar.

Al inaugurar el foro Tolerancia y Religión en la Cámara Baja, el diputado del PES señaló que sacar a Dios de la vida pública de nuestro País fue una pésima idea, y aunque tendría miles de argumentos históricos y legales para criticar su posicionamiento, en México sólo queda la esperanza del castigo divino cuando sabemos que aquí nunca pasa nada. 

Y es que poniendo los hechos sobre la mesa, cuando lees los resultados de la investigación sobre si hubo o no conflicto de interés en el famoso escándalo de la Casa Blanca del presidente Enrique Peña Nieto, ¿a quién le encomendaría una segunda opinión, otra vez al Secretario de la Función Pública o a Dios? Lo repito, al pueblo mexicano nos queda esperar la justicia divina. O con otro caso igual de grave, la guardería ABC, que dejó 49 niños muertos y decenas de heridos, y seis años después no hay ninguna persona bajo proceso judicial por el hecho, a los padres tristemente les queda que a los 19 funcionarios, que alguna vez estuvieron detenidos, sean juzgados ya no bajo las leyes terrenales.

Que los funcionarios públicos le teman a Dios, una declaración increíble de un diputado cristiano, que vive para legislar pero que ha caído en cuenta que no hay ley humana que pueda contra la clase política mexicana, ante un análisis más minucioso de su frase, no me queda más que decir que estoy seguro que muchos mexicanos al enfrentarse a la inoperante justicia mexicana, se desquitan diciendo: “pero hay un Dios”.