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Perdí a mi bebé ¿Qué hago?
Hasta antes de entrar a esa cita con el doctor, estabas embarazada. La gente te sonreía en la calle al mirar tu vientre abultado, disfrutabas de la ropa nueva de maternidad y te sentías plena. Ahora que has salido de la consulta, luego de la noticia de que tu bebé ha muerto, no sabes qué sentir.
Con la certeza de que esta situación es terriblemente difícil, en este artículo me permito contarte lo que para mí ha sido de gran ayuda, luego de esta difícil experiencia, ¿me acompañas?
Algunas de mis amigas son sumamente precavidas, por lo que dan a conocer su embarazo luego de pasados los tres primeros meses, pues es cuando el bebito se implanta y es más seguro que el embarazo llegue a término. Luego de tener cinco hijos, nunca pensé que este caso no fuera igual que los anteriores y en cuanto supimos que esperábamos otro bebé, "soltamos la sopa" y gritamos a los cuatro vientos esta enorme bendición.
Casi un día después de la prueba de embarazo, mi estómago comenzó a abultarse, así que disfruté desde el primer día de la cómoda ropa de maternidad. A pesar de tener solamente 10 semanas de embarazo, todo el que me miraba podía notar la enorme bendición que presumía con una sonrisa en la cara.
De repente un día, sin dolor previo ni molestias, presenté un sangrado abundante, que me llevó a realizarme un ultrasonido en el que el doctor me informó que mi bebito había dejado de desarrollarse a las 6 semanas de gestación y que ya no se movía. Lo había perdido.
1. ¿No sabes qué sentir? ¡Date tiempo!
Cuando las lágrimas dejaron de salir, me sorprendí a mí misma seca por dentro y no sabía qué sentir al respecto, así que lo que hice fue tomar un día a la vez. Cuando una persona bien intencionada me daba el pésame con comentarios cariñosos, ocasionalmente soltaba alguna lágrima o me quedaba tranquila agradeciendo. Poco a poco mi tristeza comenzó a aflorar, y sentí muchas cosas más.
¿Qué sientes tú? Reconoce y acepta las emociones que experimentas y déjalas salir, sin importar si quieres llorar, si te sientes liberada o profundamente abatida. Deja salir sin tapujos lo que tu corazón guarda y cuando la cascada logre salir de tu pecho, mira tranquila el lago que ha formado; encontrarás en él la forma que te permita decidir qué hacer contigo misma.
2. Escribe una carta al bebé
No pudiste abrazar a tu bebé, pero seguro te escuchó hablar y te sintió por lo que te tiene un gran amor. Comunícate con él o ella y si quieres, escríbele una carta donde abras de par en par tu corazón. Te ayudará mucho también para desahogarte.
3. Cuida de tu esposo y tus hijos
Tu esposo no lo tuvo en su vientre, pero también siente y sufre a su modo. Procura estar ahí para confortarlo y también a sus hermanos mayores, si es el caso. Permite que todos hablen de sus sentimientos y que incluso le pongan un nombre al bebé, que le den un lugar en la familia.
4. Si lo deseas, fájate
Cuando perdí a mi bebé, en lo primero que pensé fue en ocultar mi barriga, pues me hacía sentir muy triste que me preguntaran si estaba embarazada. Así que guardé en el fondo del armario toda mi ropa de maternidad. A mí esto me dio tranquilidad, pero hay mujeres que prefieren disfrutar su panza y despedirse de ella poco a poco, mientras la inflamación cede y el cuerpo se va acomodando.
5. Habla con otras mujeres que hayan vivido la experiencia
Es increíble la complicidad y comprensión que se encuentra en otras madres que han pasado por lo mismo. Te ayudará mucho conocer qué han hecho y cómo han superado este duro momento.
6. Comparte la noticia
Así como compartiste que tu pequeño llegó al mundo, comparte ahora que ha partido a los brazos del Padre, es parte de tu proceso de aceptación y te ayudará a recibir empatía, que te será muy valiosa en estos momentos.
7. Recuérdalo con amor y esperanza
Colton Burpo es un joven que a los 5 años afirma haber visitado el cielo, y cuenta que allí encontró a su hermana, misma que su mamá había perdido a los pocos meses de gestación. Cuenta que Jesús la tenía muy cerca y que ella corrió a abrazarlo. Personalmente me da mucha ilusión pensar que en el cielo abrazaré a mi hijo y que desde allí él intercede por mí y mi familia.
Cada experiencia vivida nos enriquece y nos forma. Si Dios que nos ama tanto nos ha permitido pasar por esto, es porque tiene un plan mayor, que sin duda es hermoso y nos hará mejores mujeres, esposas y madres. Ten confianza y date tiempo, verás que pronto te sentirás mejor.