¿Peor que una Guardia Nacional militarizada? No tener nada
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¿Peor que una Guardia Nacional militarizada? No tener nada
En materia de seguridad pública, a México le está lloviendo sobre mojado. Por un lado, la crisis de desabasto de gasolinas se ha alargado más de lo que cualquiera hubiera querido, y la elección de Alejandro Gertz Manero como primer Fiscal General de la República provocó reacciones encontradas.
Además, mientras en Nueva York se escuchan los testimonios de narcotraficantes en el llamado “juicio del siglo” que se realiza en Nueva York a Joaquín “El Chapo” Guzmán, en el País los cárteles no quitan el acelerador de su guerra permanente por el control de algunas plazas.
Por otro lado, es evidente que los delitos del fuero común –los que afectan directamente a la población: robos de autos, asaltos a casas habitación, pandillerismo–, continúan en aumento y no han podido volver a ubicarse en los niveles de fines del siglo pasado.
A este escenario de violencia se suma ahora la polémica surgida por la creación de la Guardia Nacional, que tiene un marcado carácter militar, y cuya relevancia debería ser considerada en cualquier análisis sobre los problemas de inseguridad en México.
La principal crítica a la formación de una Guardia Nacional –similar a la Guardia Civil española, la Gendarmería Nacional de Francia y el Arma de Carabineros italiana, que también tienen carácter militar– es que, antes de haber sido elegido Presidente, Andrés Manuel López Obrador se había comprometido a retirar a las fuerzas armadas de las calles.
No obstante, el nuevo organismo quedará operativamente adscrito a las Secretarías de la Defensa Nacional y de Marina.
Tendrá “la disciplina, la jerarquía y el escalafón propios de los institutos castrenses”, según la iniciativa votada la semana pasada.
Tratando de tranquilizar a quienes temen que las fuerzas armadas se fortalezcan demasiado controlando las acciones de combate a la delincuencia, se asignaron los aspectos administrativos de la Guardia Nacional a la Secretaría de Seguridad Pública.
Con todo, este último agregado a la iniciativa presidencial realizado con el objetivo de darle cierto carácter civil, no tranquiliza a las organizaciones defensoras de los derechos humanos, que creen que es una adecuación insuficiente.
La Guardia Nacional se integrará por elementos de la Policía Federal, Naval y Militar, el temor de los especialistas es que las Fuerzas Armadas no están hechas para la seguridad pública, y han incurrido en abusos contra civiles, con generalizada impunidad.
El uso de policías militares y navales responde a la urgencia de luchar contra la violencia cuando faltan civiles capacitados para hacerlo de inmediato.
Es por eso que la Guardia Civil es necesaria y quizá merece el beneficio de la duda, para ver si López Obrador consigue con este plan lo que ni Enrique Peña Nieto ni Felipe Calderón pudieron concretar. No hay tiempo que perder.