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Pensando la utopía: el sistema de educación en México
Esta semana, diferentes medios nacionales compartieron el caso del Colegio Peterson. Este es uno de los colegios más exclusivos (y caros) de la Ciudad de México. La historia es que una madre de familia organizó a alrededor de 400 familias a solicitar descuentos (del 30 por ciento durante dos meses) y apoyos al colegio en términos de la crisis que todos estamos viviendo a causa de esta pandemia. El resultado, en términos prácticos, es que el Colegio decidió correr a su hijo, el alumno, por pagos atrasados y porque las acciones de su madre no compartían los valores del Colegio Peterson.
¿Cuáles podrían ser los valores del Colegio que excluyen a la participación ciudadana organizada como un medio legítimo ante el descontento social?
Las escuelas privadas en México se popularizaron a medida de que fue creciendo la demanda de educación y tiene una relación positiva con el aumento de la clase media en México, sobre todo después del llamado “milagro mexicano”. Hoy en día, a todo tipo de colegios: religiosos, no religiosos, especializados en arte y cultura, en idiomas (alemán, francés, chino, árabe) o que se enfocan más en las actividades deportivas. Los colegios en México también tienen que ver con estatus y reconocimiento, los padres de familia hoy gastan gran parte de sus ingresos en las colegiaturas, actividades extracurriculares (académicas, deportivas, artísticas) y eventos sociales (festivales, piñatas, conmemoraciones) que giran alrededor de la vida de estos colegios. Todo esto con el objetivo no solamente de asegurar la calidad académica, sino también las relaciones sociales que puedan construir las niñas y los niños desde edades muy tempranas.
Si bien en casi cualquier país del mundo existen escuelas privadas; en México han aumentado considerablemente en los últimos años. ¿Por qué ocurrió esto? Los padres de familia buscaban calidad educativa para sus hijos en el cada vez más corrupto e ineficiente sistema de educación pública.
En este orden de ideas, ¿qué hacen en otros países para que funcionen mejor sus sistemas de educación pública?
Por ejemplo, en Estados Unidos los vecinos (familias que viven en una misma zona) pagan los impuestos escolares (School Taxes), un porcentaje sobre el valor de sus propiedades exclusivamente para las escuelas, este dinero lo supervisa un Comité (School Board) que es votado y son ciudadanos interesados y comprometidos con la causa educativa. Esto es interesante porque tiene como premisa la participación activa y crítica de ciudadanos para que funcione este sistema, y las niñas y los niños de la zona, sin importar cuál sea su estatus económico y social, asisten a la misma escuela. Ahora en tiempos de la cuarentena, los comedores escolares seguían abiertos y daban comidas a las familias y hasta snacks para los alumnos, así como préstamo de computadoras para llevar a cabo a las sesiones virtuales en casa.
Las escuelas deben ser la palanca al desarrollo, la oportunidad que todas las niñas y los niños de alcanzar sus sueños, y en términos prácticos, lo que les permita tener mejores niveles de calidad de vida que sus padres.
La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo, bien decía Nelson Mandela. En tiempos de cuarentena nos toca replantear el cómo nos organizamos y qué podemos hacer diferente. ¿Aceptan el reto? #CiudadanosDeTiempoCompleto
@garciacecy_