Pensamientos peligrosos
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Pensamientos peligrosos
Desde hace un tiempo para acá, vienen a mi mente pensamientos que no me dejan vivir tranquila. Son pensamientos graves, imagino que pierdo el control de todo y me vuelvo loca con las consecuencias. Estos pensamientos vienen cuando menos los espero, a lo mejor estoy tranquilamente viendo la tele y de repente viene a mi mente algo así: “y si agarro un cuchillo y le hago algo a mi mamá (si supieran cuánto me avergüenzo de escribir esto y lo mal que me siento) o “si algún día tengo hijos y se me va la onda y les hago daño”, yo sé que esto nunca va a ocurrir, lo sé pero el simple hecho de pensarlo hace que me sienta muy culpable y me siento muy mal. En febrero de este año me dio un ataque de ansiedad por culpa de estos pensamientos, estuve yendo con un psicólogo y cuando se lo contaba me decía que escribiera en un papel el pensamiento y lo analizara, que lo razonara, etc. Y cuando lo hacía no podía creerme lo que había pensado, entonces me impresionaba mucho haberlo llegado a pensar, ¿Cómo es posible llegar a pensar estas cosas? He estado investigando y he leído sobre la fobia de impulsión, y con algunas cosas que he leído me siento muy identificada.
Estoy muy cansada de estar siempre con esta sensación, con este agobio, últimamente no pensaba mucho en estas cosas o les daba menos importancia pero desde hace dos semanas estoy regular. ¿Sabe algo respecto? ¿Tiene un consejo para mí?
Pensamientos peligrosos
Estimada Pensamientos peligrosos:
Precisamente ayer leía un artículo que habla sobre como casi todas las cosas que nos preocupan no ocurrirán jamás. Y estos pensamientos son menos violentos, pero provocan la misma ansiedad, desde las consecuencias del cambio climático, cobrar la nómina a final de mes, reservar un airbnb para el puente, la cantidad de azúcar en el bote de tomate frito, si el mosquito que no me deja dormir me transmitirá alguna enfermedad, si crío bien a mis hijos, si tendré cáncer alguna vez etc.
Preocuparse es humano. Estamos programados para ello, para anticiparnos a los peligros y ser capaces de generar un plan B. Pero, un estudio de la Universidad Estatal de Pensilvania refleja que, de media, el 91 por ciento de las preocupaciones de las personas no se hacen realidad.
Lo importante no es tanto preocuparse, sino ocuparse. Y ocuparse significa relativizar, racionalizar lo que se piensa y cerrar preocupaciones. Desgranar lo importante de lo que no, lo urgente de lo que no. Eliminar peso de la mochila.