Pensamiento Lineal contra Pensamiento Sistémico y la 4T
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Pensamiento Lineal contra Pensamiento Sistémico y la 4T
Para hacer un comentario sobre cualquier situación o problema, existen dos tipos diferentes de pensamiento: el lineal y el sistémico.
El primero es la forma en que la mayoría de las personas está acostumbrada a pensar y razonar, enfocándose en un aspecto específico del problema: aislándolo de su entorno, y tomando decisiones que, aunque puedan parecer correctas y lógicas, están aisladas de su contexto, y en muchos casos terminan demostrando su inefectividad, porque no se consideraron otros elementos relevantes. Este tipo de pensamiento tiene en cuenta relaciones de causa-efecto: si hay grafiti en las calles, hay que buscar a los culpables; si los estudiantes no aprenden, hay que darles más tareas; si el jarrón se quebró y Pepito está presente, hay que castigarlo. De esta manera se pretende solucionar los problemas de inmediato, sin razonar por qué hay grafiteros, por qué no aprenden los alumnos; o si alguien, además de Pepito, pudo haber quebrado el jarrón.
Por el contrario, el pensamiento sistémico busca comprender el funcionamiento de los sistemas y la problemática resultante de la interacción de todas sus partes, para su análisis, comprensión y planteamiento de soluciones. Este tipo de pensamiento reduce las ambigüedades y clarifica el entendimiento de situaciones dinámicas y complejas y nos ayuda a entender mejor el mundo complejo y dinámico en que vivimos hoy en día, porque enfatiza el todo (enfoque holístico) y sus interdependencias.
Tomando como ejemplo lo que está pasando con el presidente Andrés Manuel López Obrador y sus detractores -que se jactan de saber el porqué de las cosas- desde su muy limitado racionamiento lineal, sin tener en cuenta que somos parte de una sociedad desorganizada, donde la corrupción, impunidad y violencia son parte de una trama social desarticulada. Estas circunstancias no se pueden controlar si no se conocen y mejoran todas las variables que las provocan, incluyendo los patrones de conducta y la estructura del sistema social. Desafortunadamente, ésa ha sido la manera de ver las cosas por largo tiempo, en esta sociedad de explotación y consumo excesivo, haciendo que cada vez existan menos personas con más riqueza y más personas con menos bienes.
Los miles de detractores de nuestro actual Presidente, entre ellos Vicente Fox, Felipe Calderón, Carlos Loret de Mola, Joaquín López-Dóriga, Pedro Ferriz, Francisco Martín Moreno, Mario Vargas Llosa, Jorge Castañeda, los priistas y panistas y muchos en las redes que publican comentarios negativos, no lo hacen con un pensamiento crítico, analítico y sistémico, sino con odio, miedo y resentimiento, en forma totalmente lineal, al sentir que les fueron “arrebatados” los beneficios que durante décadas recibieron de un sistema de gobierno neoliberal corrupto, en donde predominó la impunidad, una alarmante desigualdad social y económica y se ponderaba la corrupción, por encima de los valores éticos y morales.
Lo que está proponiendo el nuevo gobierno, los tiene molestos, y es obvio que se dediquen a resaltar por diferentes medios cualquier indicio de inconformidad, queriendo hacer los problemas más graves de lo que son, cuando en otros sexenios nadie sabía nada, ni se comentaba nada de: el robo de gasolina y las tomas clandestinas, que saqueaban a Pemex desde su interior; la condonación de impuestos a los más ricos de este país; el abandono del IMSS; la existencia de las empresas fantasmas en las universidades; la compra de Fertinal y Agro Nitrogenados, que generó un endeudamiento millonario de Pemex y muchas cosas más. Y extrañamente nadie decía nada. Nadie reclamaba, ni cuestionaba, ni señalaba, ni denunciaba ¿Por qué ahora sí?
No es una tarea menor asumir el gobierno tomando el control de las instituciones públicas que durante 36 años fueron puestas al servicio de una política de desmantelamiento del Estado, y lograr el fin de un régimen que, con base en la ideología neoliberal, sumió al país en una de las mayores crisis del México posrevolucionario. Lo cierto es que el Presidente avanza con un ritmo vertiginoso, consciente de que puede cometer errores; pero sus detractores consideran que en lo que lleva de gestión el actual gobierno no ha ejecutado ninguna medida positiva. Estamos seguros que el pensamiento presidencial -que tiene a la mano información amplia sobre muchos aspectos- es mucho más sistémico que el de sus detractores, que por lo general sólo critican un asunto a la vez. O sea, piensan de manera lineal.
La trama de la vida es un conjunto de redes dentro de redes, o sea, sistemas vivos interactuando en forma reticular con otros sistemas, todos interconectadas. Por eso no se puede juzgar a priori sin tener todos los elementos. Hay que ver el bosque y no los árboles aislados.