Peregrino de paz

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Peregrino de paz

El enfoque de las prioridades empieza a precisarse.
Van palideciendo otros centros de interés y empieza a perfilarse ya la próxima visita  de Francisco como conductor de la comunidad universal de fe y como jefe del Estado vaticano.
Vendrá de una ciudad que es nación hacia una ciudad que es entidad de reciente federación. 

Lo reciben autoridades civiles y pastores diocesanos. Su presencia será predominantemente  pastoral y coyunturalmente  oficial. Los otros sitios escogidos por él para su itinerario fueron seleccionados como zonas de acentuado sufrimiento humano. 
  
Las entrevistas privadas serán mínimas. No habrá encuentro con grupos reducidos para que nadie se sienta excluido. Las víctimas de abusos o desapariciones podrán incorporarse especialmente en Ciudad Juárez. Ahí el mensaje se dirigirá a víctimas, excluidos y discapacitados 

Solo las categorías eclesiales de clérigos, religiosos, seminaristas tendrán coloquios específicos en gran asamblea. Los jóvenes están especialmente invitados y toda la comunidad de fieles, en toda la nación, podrá presentar sus pases, limitados a cupo, para las grandes concentraciones y las asambleas litúrgicas, en las ciudades anfitrionas.

Los medios de difusión lograrán que llegue a la mayoría de los hogares la imagen y el comentario en vivo en cada uno de los sucesivos eventos.

La convergencia de miles de peregrinos de todas las regiones se dará en cada ciudad del periplo. Muchos buscarán un lugar en las vallas callejeras para ver, en un instante, el paso fugaz del papamóvil. Podrán captar  una mirada, un saludo, una bendición trashumante.

La información de situaciones existenciales la tendrá el obispo de Roma de los indígenas, de los jóvenes, de las familias, de los migrantes que tendrán voz en las grandes audiencias. 

Quizá algunos discursos preparados serán solo entregados para lectura posterior y sus mensajes subrayarán, completarán, comentarán lo que la gente le diga ahí mismo, desde su experiencia vital.

En tiempos de turbulencia, inestabilidad e incertidumbres se esperan mensajes de sensatez y lucidez, de sabiduría y consolación, de esperanza y motivación. El mejor fruto podría ser la decisión colectiva de ser personas capaces de hacer siempre el bien. Sanear estructuras de desigualdad y construir, en unida pluralidad, un proceso de aciertos inteligentes y actitudes solidarias. Una fe iluminada y dinámica que anime virtudes y suprima vicios por su proyección en cada vida de los creyentes es ahora oración del  pueblo. De su fe quiere Francisco admirarse y reconfortarse como misionero de misericordia y paz…