Pederastia: realidad que nos reclama actuar

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Pederastia: realidad que nos reclama actuar

Habrá que esperar a que las presuntas víctimas cumplan la mayoría de edad y decidan si quieren denunciar a los curas que habrían abusado de ellas

El fin de semana anterior, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos otorgó el máximo galardón que concede anualmente -el Óscar a la Mejor Película- a la cinta “Spotlight”, una producción que retrata el escándalo de pederastia destapado por el periódico Boston Globe a través de su unidad de investigación.

El galardón otorgado a la cinta dirigida por Thomas McCarthy tiene más de una lectura: por un lado, puede verse como una celebración y reconocimiento a lo mejor del trabajo periodístico; es decir, a las investigaciones que terminan con el desvelamiento de casos de corrupción e impunidad.

Por el otro, como una advertencia, nunca innecesaria, relativa a la necesidad de atender uno de los mayores motivos de agravio que una sociedad pueda tener: el ataque sexual en contra de sus niños.

No es casual que en la trama de la cinta aparezcan, de un lado, un equipo de periodistas comprometidos con los más altos valores de su oficio y, por el otro, un grupo de individuos que, más allá de su profesión religiosa, han decidido aprovechar su posición para cometer abusos. Finalmente, el periodismo y los abusos -de cualquier tipo- no hacen sino cruzarse permanentemente en el camino.

Eso ocurre justamente en nuestra ciudad, donde está claro que solamente el oficio periodístico mantiene vivo en la memoria colectiva el más reciente caso de pederastia, presuntamente perpetrado por sacerdotes católicos, que estuvieron bajo las órdenes del obispo Raúl Vera López.

Las secuelas del caso han sido ampliamente reseñadas en nuestras páginas y la síntesis apretada del mismo la conocen todos: un par de sacerdotes habrían abusado de un número indeterminado de menores, pero hasta ahora han logrado evadir la acción de la justicia debido a que, según el titular de la Diócesis de Saltillo, no se les denuncia penalmente “para proteger a las víctimas” y a petición expresa de sus padres.

De acuerdo con Raúl Vera, habrá que esperar a que la trama de “Spotlight” se actualice en Saltillo para pensar en la posibilidad de que en el caso se haga justicia; es decir, habrá que esperar a que las presuntas víctimas de abuso cumplan la mayoría de edad y decidan si quieren o no denunciar a los sacerdotes que habrían abusado de ellas.

Y, según parece, las autoridades responsables de procurar justicia en Coahuila piensan de forma similar al jerarca eclesiástico, pues de acuerdo con la versión proporcionada por el Subprocurador Ministerial de la PGJE, Norberto Ontiveros Leza, la investigación abierta a partir de la “denuncia pública” realizada por el obispo Vera se “encuentra estancada” y -debe entenderse- las autoridades no pueden hacer más para integrar la averiguación correspondiente porque requieren para realizar su labor de la voluntad de quienes conocer la información del caso.

Al final, según parece, la esperanza de que en este caso se haga justicia depende, como en el cine, de una sola cosa: de la tenacidad de quienes, desde la trinchera del periodismo, se decidan a no permitir que el asunto caiga en el olvido