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Paula, la niña de 10 años que, por hambre, murió en un hospital de Mazatlán
Paula María Castañeda Flores había sobrevivido 10 años a una brutal pobreza…
Huérfana de madre desde que nació, al cuidado de sus hermanos y en condiciones de precariedad extrema, vivió así durante 10 años…
Dificultades para respirar que presentó la semana pasada la llevaron hasta el Hospital General de Mazatlán, donde su padre, un ayudante de albañil, la internó.
Así se conoció su caso, a través de las páginas del diario Noroeste los lectores sinaloenses sufrieron con ella… le llovieron apoyos económicos y de incentivo a través de las redes sociales, pero ayer Paula María no resistió más.
La pequeña perdió la batalla contra 10 años de pobreza, de olvido, de marginación…
Un paro cardiaco acabó con su vida la madrugada de ayer en el Hospital General de Mazatlán.
Y aunque el pronóstico de los médicos desde el principio no era alentador, en los últimos días gracias a los cuidados y atenciones, su salud había presentado una mejoría notable.
La noticia sorprendió al propio personal médico y de enfermería del hospital, y se esperaba que poco a poco la menor recuperara su condición física. Incluso había comenzado a recibir terapia para recuperar su movilidad, pues nunca había caminado por sus condiciones.
Ayer, los lectores de Noroeste lloraron la pérdida, una pérdida que les hizo manifestar el coraje por la pobreza.
“A este angelito le falló su padre, su famiia, los vecinos, la SOCIEDAD…”, escribió en su Facebook una lectora.
“Que descanse en paz, y hay que reflexionar respecto al papel de todos los ciudadanos, tenemos que cuidar a la niñez”, escribió otro lector.
“Lo que pasó a ésta pequeña es el reflejo de la situación que viven millones de mexicanos… somos muchos los culpables”.
“Es un llamado a toda la humanidad en general… ojalá sirva de lección a todos, pero más a toda la clase política que sólo se preocupan por ganar contiendas cuando el mundo nos da ejemplo diferentes, por favor hago un llamado a todos para poder poner un granito de arena a flagelo de este siglo la pobreza urge hacer algo por ella, sé que es parte del sistema pero no se vale que humanos sigan muriendo por él”, escribió otro lector de Noroeste al conocer la noticia del fallecimiento de Paula María.
LA HISTORIA DE PAULA
La historia de Paula María se dio a conocer apenas el martes 6 de septiembre en las páginas de Noroeste, luego de haber sido internada el sábado 3 en el Hospital General de Mazatlán.
Los médicos informaron que por su severa desnutrición y desidratación, su desarrollo físico y emocional había quedado estancado, como si sólo hubiera crecido unos meses, y no 10 años.
De pequeña estatura, su cuerpo parecía más el de una bebé de año y medio, aproximadamente.
No hablaba ni caminaba. No podría sostenerse en pie, su cuerpo era débil.
Los cuidados de su padre, un ayudante de albañil y pepenador en el basurón municipal, no fueron los adecuados.
La bañaba cuando podía y le daba de comer lo primero que tenían.
Su hogar, de lonas y tablas, sin agua, sin luz y hasta sin puerta, es el signo viviente de la carencia extrema. Ahí la pobreza se lleva tatuada.
Su hermano Jesús, de 13 años de edad, era su “ángel guardián”.’ Él dejó la primaria al pasar a segundo grado, y se dedicó a cuidar a su hermana mientras su padre trabajaba.
Fue el primero en aprender a leer y escribir, también es bueno para los números, pero batallaba para ir a la escuela.
“Pues ya no fui a la escuela, me quedé con ella, le echaba vueltas todo el día, porque yo también tengo que hacer mandados para comer”, contó Jesús.
Sus cuidados iban más allá de velar sus sueños, pues cuando enfermaba, él se convertía en su “mamá-hermano”, como lo describen sus vecinos.
“Pues su papá se tiene que ir a trabajar, pues él se quedaba con la niña, le echaba vuelta, la cambiaba de pañal, de ropa, la tapaba, ella dependía de él”, comenta un vecino.
Su caso conmocionó a los ciudadanos mazatlecos. Le llegó ayuda a través de Noroeste y directamente. Hasta políticos y empresarios se informaron sobre el caso.
Ayer, Paula María se despidió de un mundo de pobreza, su cuerpo no resistió 10 años de carencias alimenticias, materiales y de salud… la marginación en Sinaloa le costó la vida.
Con información de Noreste