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Patricia es el huracán más potente jamás registrado
Por Santiago Campillo para Hipertextual
Desde el pasado 20 de octubre, el huracán Patricia ha llegado a alcanzar los 320 km/h convirtiéndolo, probablemente, en el huracán más potente que jamás hayamos registrado. El fenómeno se dirige rápidamente hacia Jalisco, región a la que se espera que llegue en apenas 15 horas. Por suerte, su toma de contacto en tierra seguramente frenará un poco su descomunal fuerza. Eso sí, es muy poco probable que esto suponga una diferencia práctica demasiado fuerte ya que su categoría difícilmente bajará de 5 en la escala de Safirr-Simpson, la más alta y peligrosa. La costa mexicana está en estado de alerta y no se descarta la evacuación masiva de numerosas zonas litorales.
880 milibares
Esta impresionante cifra es la registrada por el huracán Patricia en la pasada noche. Dicha medida se refiere a la presión atmosférica de la zona del huracán y es, hasta la fecha, la más baja jamás registrada en un huracán. Para que nos hagamos una idea, el huracán Wilma, que mató a decenas de personas, años atrás, alcanzó los 882 milibares. La medida de presión es un indicador que puede traducirse, simplificando, en la potencia y violencia del huracán. Éstos se deben, básicamente, a una mezcla de factores que solo se dan en los trópicos. En primer lugar, la zona baja enormemente su presión, iniciando el "motor", debido a una convección de aire caliente y vapor que desplaza la masa de aire. Al llegar a estratos más altos, el agua se condensa debido al enfriamiento y se genera un enorme cirro. El aire frío, debido a la convección de las corrientes calientes, comienza a girar, creando el ojo del huracán.
Cuanto más rápido se muevan las masas de aire, más violentos serán los vientos y los efectos del huracán. Y este fenómeno se debe, principalmente, a lo baja que esté la presión. Alrededor del ojo aparecen las llamadas bandas de lluvia, que se forman por la interacción de las corrientes calientes con las corrientes frías, creando unas columnas de nubes que descargan violentamente el agua. Todo este proceso, como vemos, se origina a una escala titánica y terriblemente veloz, aunque puede verse mitigado por el cambio de temperatura, la llegada a tierra o incluso el cambio de presiones debido a cualquier otro fenómeno atmosférico. No obstante, como decíamos, el huracán Patricia parece ser temible, con una capacidad destructiva sin igual y solo esperamos que remita un poco su manifestación.
Qué hacer ante un huracán
Muchos científicos postulan que la violencia de los últimos eventos meteorológicos se debe al cambio climático que estamos sufriendo. En cualquier caso, sí es cierto que estamos observando un recrudecimiento de los fenómenos atmosféricos. Así que es lógico que nos surja una duda inevitable: ¿qué podemos hacer ante la llegada de un huracán? Este tema ha sido abordado en numerosísimas ocasiones y hay información oficial ofrecida por numerosas agencias como la Federal Emergency Management Agency (FEMA). Pero resumiendo, tenemos que tener claras las tres fases de preparación.
Antes del huracán
Un apartado esencial de los huracanes es que podemos prever su aparición con tiempo suficiente. Esto nos permitirá prepararnos comprando los medicamentos necesarios. Además de los específicos, siempre deberemos tener antisépticos, vendas y apósitos y suero fisiológico. También es imprescindible contar con agua potable, linterna, pilas y/o baterias. También es buena idea tener algunas velas a mano. Por supuesto, la comida tampoco debería faltar. Lo importante es tener reservas para una semana al menos, aunque no hay que perder la calma comenzar a hacerse con recursos a lo loco. Una vez avituallados, es imprescindible seguir por radio y televisión la evolución del huracán. Precisamente, las pilas nos permitirán tener acceso a la radio en todo momento. También hay que tener listos los contactos de emergencias. Durante el huracán algunas vías de contacto, especialmente los móviles y las líneas telefónicas podrían verse cortadas. Por ello, es importantísimo contar con un plan de emergencia preparado de antemano que incluye vías de salida, puntos seguros y lugares de reunión en caso de que se pierdan los familiares.
Durante el huracán
Si los medios de emergencia no han decidido evacuar la zona, decisión a la que hay que hacer caso de inmediato, durante el desarrollo del huracán deberemos esperar. Salir a la calle puede traducirse en un peligro severo debido a la intensa lluvia o los vientos. Los objetos pueden desprenderse y caer sobre las personas. Para esperar, habrá que hacerlo dentro de un edificio robusto, a ser posible no demasiado alto, en el interior y alejado de ventanas y puertas. También es conveniente cerrarlas. Es bueno taponar la parte baja de las puertas para evitar que entre el agua. Por último, sería conveniente adoptar una posición de seguridad, bajo una mesa y tumbados en el suelo durante los momentos más fuertes del huracán. En este caso es muy conveniente tener a mano la radio para estar informado y nunca, nunca, dejarse llevar por el pánico.
Tras el huracán
Lo más importante e inmediato es comprobar si hay lesiones entre los miembros de la familia. Si esto no es así, lo siguiente y urgente es comprobar posibles desperfectos que hagan el lugar menos seguro. En tal caso, habrá que abandonar ordenadamente pero de forma rápida el refugio. El siguiente punto es mantener contacto con los servicios de emergencia para estar al tanto de las necesidades. Es normal, tras el huracán, encontrar numerosos perfectos en el tendido eléctrico y otro mobiliario que puede resultar peligroso, así que habrá que tener mucho cuidado. Por otro lado, en caso de detectar un incendio, oler a quemado u otra señal peligrosa, habrá que tomar medidas inmediatas o, incluso, abandonar el lugar. Lo mejor tras el huracán, si hay el más mínimo problema, es acercarse al refugio local designado por los servicios de emergencia. En caso de falta de agua o comida nunca hay que comer alimentos manchados ni beber de ninguna fuente externa. Solo deberíamos consumir alimentos y agua perfectamente envasada.
En las tres fases habrá que hacer siempre caso de los miembros cualificados de los servicios de emergencia. Por eso es tan importante mantener un contacto directo siempre que sea posible y de manera constante.