Patología

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Especial

En los últimos días hemos estado recibiendo cursos intensivos en materia de patología. Por un lado está el coronavirus y su comportamiento; y por el otro, están los políticos, sus errores y omisiones.

Patología es la parte de la medicina que estudia enfermedades y sus síntomas. También es la enfermedad física o mental que padece una persona. Abarca la enfermedad de las personas que “se hacen pato” y no responden razonablemente a su entorno.

No solo las personas, sino también las empresas y los gobiernos pueden sufrir patologías que afectan su comportamiento y efectividad. Es un hecho que las empresas y los seres humanos tienen la misma estructura interna. Ambos consumen energía, intercambian materiales con su entorno y requieren entradas y salidas de información para seguir existiendo. Las empresas mueren, como sucede con las personas.

Durante años me han preocupado las enfermedades de las empresas y los gobiernos porque su actuar nos afecta. Hoy hay que agregar la enfermedad que sufre el planeta completo y todos los que en él habitamos. El coronavirus nos usa para contagiar y matar personas.

China comunista, prefirió ocultar el brote del coronavirus que pasar una vergüenza momentánea. Ahora, quedarán marcados para siempre. Su omisión linda en lo criminal.

En el combate al coronavirus, las omisiones cuestan más que las acciones equivocadas. El virus no tiene pies. La pandemia recibió transporte gratis en avión por todo el mundo. Los gobiernos fallaron. De haberse cancelado los vuelos entre países, todo estaría bajo control. Hoy el coronavirus ya se atrincheró en todas partes.

La otra omisión que nos parece enfermiza y hasta patológica es la actitud del Presidente López Obrador. Decir que a él y a México lo protegen unas estampitas es absurdo. Da motivo a pensar que no le funciona una buena parte del cerebro. Imposible medir o anticipar las consecuencias de tener alguien así de irresponsable al frente de México y nadie lo corrige.

La estrategia para abatir y acabar con el virus tiene entonces un doble componente y un doble reto. Cómo salvar vidas y cómo hacerlo sin matar empresas. Es necesario encontrar un balance muy fino. Si se muere la economía, el desastre social puede ser más costoso y mortal que el contagio del coronavirus.

Andrés se ha tardado en convocar al Consejo Nacional de Salud, un órgano que tomaría las riendas del país y que está identificado en la constitución mexicana. Este consejo puede dictar órdenes sin pedir permiso a nadie. Entre más grave sea la situación más mano dura se va a requerir. Prefiero la de un Consejo de sabios que las ocurrencias de un presidente desconectado.

Por eso digo que no hacer y no darse cuenta es parte de una patología muy especial que afecta al Presidente que insiste en que veamos el mundo a través de su limitado entendimiento. Por eso saca de su traje las estampitas milagrosas.

México está enfermo. Se demuestra por la falta de respuesta enérgica contra las aberraciones en el comportamiento de su jefe nacional. Amigos en Estados Unidos y Europa no pueden creen que alguien como Andrés haya podido llegar a la presidencia. Pero se preguntan si el enfermo es él o los que lo aguantamos y le toleramos su falta de liderazgo.

No es posible afirmar qué va a pasar. Hay unas medicinas milagrosas como la cloroquina y el Remdesivir que matan al virus, pero por alguna razón las burocracias en el poder las desestiman. Admito que toda medicina requiere estar autorizada, pero cuando llegamos a situaciones de vida o muerte, el riesgo de que la medicina no funcione perfecto es preferible a las consecuencias de no hacer nada.

El coronavirus atacará a México en mal momento. Estamos impreparados y carecemos del liderazgo para improvisar las soluciones sinérgicas. En cierta forma ya sufríamos una patología cuando nos está llegando otra. Empalmadas son terribles.

javierlivas@infinitummail.com