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Pasta de Conchos, infectada por VIH, sostiene minera
La Mina 8 de Pasta de Conchos, donde murieron 65 trabajadores el 19 de febrero de 2006, contiene agua contaminada con enfermedades infecciosas como VIH, hepatitis, tuberculosis y patógenos entéricos, que podrían ser contagiosos para quienes entren.
La anterior es la conclusión del peritaje “Evaluación de las Operaciones de Recuperación en la Mina de Pasta de Conchos y Resultados de los Futuros Esfuerzos de Recuperación”, elaborado por el experto D.G. Wooton, a petición del Grupo México, propietaria de la mina.
La investigación —realizada del 23 al 27 de marzo de 2007 y de la que VANGUARDIA posee una copia— dice que los mineros atrapados podrían estar infectados por alguna enfermedad potencialmente mortal.
“El nivel de agua cubre el área donde las víctimas estaban trabajando, resultando que el agua ha estado en contacto con los cuerpos en descomposición…”, establece el documento. “No obstante, dependiendo de la salud de las víctimas, los trabajadores de rescate pueden estar expuestos a infecciones crónicas, incluyendo hepatitis, VIH, patógenos entéricos y tuberculosis. Esta exposición puede suponer severos riesgos a la salud al personal de la mina, a sus familias o a la comunidad entera”.
El análisis, entregado a las familias de los 63 mineros atrapados [se recuperaron restos de dos trabajadores] fue realizado con base a entrevistas con funcionarios de GMéxico y expertos en seguridad laboral.
La investigación indica que fueron analizadas muestras de agua tomadas de un agujero de bombeo donde se encontraron altos niveles de bacterias coniformes y aeróbicas, comúnmente encontradas en cadáveres en descomposición.
Esta teoría es reforzada por un segundo informe —también ordenado por GMéxico y elaborado por Donald McBride, Supervisor Inspector para la Oficina de Minas y Minerales de Illinois— que indica que la mina “podría contener agua contaminada de enfermedades posiblemente mortales”.
En su “Informe de Condiciones y Riesgos en la Mina Pasta de Conchos”, McBride advierte que arriesgarse a recuperar los cuerpos podría ser un peligro para la salud.
“Los cuerpos de los 63 mineros perdidos se han descompuesto en estas áreas por más de 13 meses. Creo que muchos de ellos están en o debajo de esta agua. Temo que las bacterias y los niveles de contaminación en esta agua, que ahora está totalmente saturada en los suelos de la mina, los escombros, materiales y todo lo que los trabajadores de recuperación encontrarán, estará contaminando con algunas terribles enfermedades posiblemente mortales”, cita el documento del 30 de marzo de 2007.
Dicho peritaje sugiere que si el agua es bombeada las bacterias se quedarán en cada cosa que el agua contaminada haya tocado. Asimismo, Donald McBride desconoce algún método para descontaminar el agua y desconfía que los trajes protectores puedan evitar el contagio de supuestas enfermedades y bacterias albergadas.
“Me opongo firmemente a cualquier esfuerzo que exponga a cualesquiera trabajadores o supervisores a estas condiciones que amenazan la vida seriamente”, refiere el experto en seguridad laboral.
Los resultados de esta investigación emprendida entre marzo de 2006 y el 19 de enero de 2007, fueron entregados a Francisco Javier Salazar, entonces secretario del Trabajo durante el gobierno de Vicente Fox.
Sin embargo, para Cristina Auerbach Benavides, directora de la organización Familia Pasta de Conchos, los resultados de ambos informes permitieron a Grupo México detener el rescate de los 63 mineros atrapados, pues lanza la hipótesis de la sobrevivencia y la negligencia:
“En todas las minas hay sobrevivientes. Porque están en diferentes lugares los trabajadores y no están en el mismo punto, y si Grupo México dice que hubo una explosión grandísima en toda la mina, está faltando a la verdad. Las explosiones de gas no rondan por la mina buscando mineros, tienen su propia trayectoria y su propia lógica de acuerdo a la física, no a la voluntad de Grupo México. Entonces, si hubo sobrevivientes, ellos los dejaron ahí y esa es su responsabilidad, esa es la razón por la que no quieren hacer el rescate”.