Pasado y presente del Congreso local
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Pasado y presente del Congreso local
Durante mucho tiempo, prácticamente desde siempre, pasó de noche lo que sucedía en los órganos legislativos del País. Nadie se enteraba cuanto en ellos sucedía. En particular en los Congresos locales. Adolfo Christlieb, mexicano sobresaliente y observador perspicaz del acontecer político de su tiempo, escribió alguna vez, hacia mediados de los años sesenta, que acerca de las legislaturas estatales nada o muy poco podía decirse: no por falta de interés sino por ausencia de materia.
En tono más serio que jocoso, el mismo Christlieb dijo en otra ocasión que si se deseaba saber qué verdaderamente hacían los diputados locales de entonces, era necesario acudir desde luego a los periódicos, pero a la página roja de éstos.
A mí nadie me contó ni leí en algún libro cuanto sucedía en los Congresos estatales inmediatamente antes de la llegada de los primeros legisladores de oposición a éstos. Me tocó el alto honor de ser el primer diputado local de Acción Nacional en Coahuila, junto con un combativo e inolvidable compañero, don David Dovalina, ya fallecido. Fue en la Legislatura 49, en funciones de 1982 a 1985, hace casi 40 años. Entonces yo el más joven de quienes la integrábamos y hoy, en la 61 Legislatura, el de mayor edad.
Pues bien, al iniciar el primer periodo de sesiones de esa legislatura, unos días después del primer informe del entonces gobernador José de las Fuentes, cuál no sería nuestra sorpresa cuando don David y yo nos enteramos que en realidad no se celebraban las sesiones en el salón de Plenos, sino que los diputados pasaban a la llamada Sala de Comisiones (hoy denominada Sala Luis Donaldo Colosio), donde de manera “exprés” e informal se desahogaba una pobre orden del día, se firmaban actas, acuerdos, decretos y demás documentos. Y rápidamente todos de regreso a sus casas y demás actividades, que casi todos tenían.
Advertidos de esa grotesca práctica de simulación legislativa, desde el primer día don David Dovalina y yo nos negamos a secundarla. Dos o tres veces el “pastor” (así se le conocía) de los diputados oficialistas (doce del PRI, uno del PARM y otro del Frente Cardenista) envió un ujier al cubículo que compartíamos los panistas, para que nos presentáramos a la Sala de Comisiones, porque la sesión ya iba a dar inicio.
Nos negamos terminantemente a ir y le mandamos decir al diputado Manlio Gómez Uranga que nosotros sólo acudiríamos al Salón de Sesiones siempre que éste fuera abierto al público, como lo establecía el Reglamento Interior del Congreso. Y que de no ser así no contaran con nosotros, porque no estábamos dispuestos a sesionar a escondidas.
Duró tal vez hora y media ese forcejeo. En la última ocasión enviamos el mensaje de que los esperaríamos en la puerta del Salón de Sesiones y que convocaríamos a los reporteros. El salón principal sólo se abría para los informes del gobernador y otras solemnidades. Pero no para las sesiones ordinarias del Pleno.
Al poco rato de estar haciendo guardia don David Dovalina y yo en la puerta del Salón, vimos cómo los otros 14 diputados, en fila, fueron bajando de la Sala de Comisiones. Se abrió la puerta del salón principal y desde entonces, presumo, el Pleno del Congreso de Coahuila sesiona donde corresponde y de manera pública.
Por cierto, en notorio contraste con lo que ahora sucede, en esa 49 Legislatura acudía numeroso público a presenciar las sesiones. Frecuentemente saturaba la capacidad del Salón, cuyo cupo era superior al que hoy tiene, pues se le retiraron no sé si dos o tres líneas a la butaquería delantera cuando se incrementó el número de diputados y se hizo necesario ampliar el estrado.
Considero que ese fue un importante paso en el funcionamiento democrático del Poder Legislativo de Coahuila. Lo lamentable es que no han sido muchos más los que desde entonces ha habido.
Como tema aparte, informo que en la sesión del pasado 11 de septiembre presenté la iniciativa de reforma al Código Electoral para que todos los comicios de Coahuila sean en la misma fecha de las elecciones federales.
@jagarciavilla