Párkinson, una enfermedad neurodegenerativa, progresiva y crónica

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Párkinson, una enfermedad neurodegenerativa, progresiva y crónica

El reverendo Jesse Jackon que fue diagnosticado de párkinson en 2016. Foto: EFE
El párkinson es una enfermedad neurodegenerativa, progresiva y crónica que afecta, sobre todo, al movimiento.

The Lancet Neurology”, una de las revistas más prestigiosas del ámbito de la neurología, repasó la trayectoria de la doctora María Cruz Rodríguez Oroz, directora del Departamento de Neurología de la Clínica Universidad de Navarra y del programa de neurociencias del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra. En el perfil que dedica a esta especialista, la publicación destaca que “lidera la investigación para prevenir el deterioro cognitivo en la enfermedad de Parkinson”. 

Hablamos con la doctora Rodríguez Oroz de las características de la enfermedad de Parkinson, de los distintos tratamientos disponibles en la actualidad y de las líneas de investigación en las que se trabaja para encontrar otros para el futuro y mejorar así la calidad de vida de estos pacientes.

 

LA FALTA DE DOPAMINIA

 

EFE: ¿Qué está dañado en el sistema nervioso de una persona que tiene la enfermedad de Parkinson?

María Cruz Rodríguez Oroz: El sistema dopaminérgico. En el cerebro tenemos distintas sustancias químicas que transmiten información de unas áreas a otras. El dopaminérgico es uno de los sistemas de neurotransmisión más importantes del cerebro

La dopamina se sintetiza en el área de la sustancia negra y el área tegmental ventral. Desde ahí, se proyecta a distintas estructuras del cerebro para regular el funcionamiento de áreas que tienen que ver con el movimiento, la cognición, las emociones y el ánimo.

El papa Juan Pablo II también padeció la enfermedad de Parkinson. Foto: EFE

EFE: ¿Qué lo degenera?

María Cruz Rodríguez Oroz: En el caso de la enfermedad de Parkinson son las áreas que producen dopamina, sobre todo, la que va a modular la zona del cerebro que tiene que ver con el movimiento. Por eso los principales síntomas van a ser motores, por ejemplo, el temblor. Aunque también va a haber una afectación de la dopamina que modula acciones en otras áreas que no son las motoras.

EFE: ¿Qué otros síntomas se producen, además de los motores?

María Cruz Rodríguez Oroz: Los signos motores son el temblor en reposo, la torpeza y la rigidez. Los síntomas no motores más habituales son: apatía, depresión, anhedonia (falta de iniciativa y de interés) y alteraciones cognitivas a nivel de función ejecutiva, capacidad de planificación y enlentecimiento en el proceso del pensamiento. 

Eso es lo más habitual en relación a la pérdida de dopamina. En algunos pacientes, como signo no motor, puede haber dolor. Esto es importante porque no se suele reconocer como síntoma. 

EFE ¿Dónde suele iniciarse?

María Cruz Rodríguez Oroz: Por lo general en una extremidad. Habitualmente los pacientes tienen temblor o torpeza en una mano. También puede empezar en la pierna, pero es menos frecuente. No es raro que se inicie con dolor, con tensión, generalmente en el brazo y sobre todo en el hombro. Tenemos pacientes que han pasado por traumatólogos e incluso vienen operados de hernias cervicales.

No es extraño que la tensión y el dolor en un brazo o el dolor en un hombro sean, a veces, una manifestación de la pérdida de dopamina, de la enfermedad de Parkinson.

 

FÁRMACOS Y CIRUGÍA

 

EFE: ¿Cómo se trata esta dolencia?

María Cruz Rodríguez Oroz: Reponiendo dopamina. Las neuronas que producen dopamina están degenerando y, por lo tanto, la función de ciertas estructuras cerebrales se está alterando. Hay que reponer dopamina para que el cerebro vuelva a tener estas áreas convenientemente moduladas.

También se pueden emplear otros tratamientos en lugar de la propia dopamina. Los agonistas dopaminérgicos son fármacos que actúan en los mismos sitios en los que actúa la dopamina, aunque su acción no suele ser tan potente.

La neuróloga María Cruz Rodríguez Oroz. Foto: Cedida por la Clínica Universidad de Navarra

EFE: ¿Qué otros fármacos existen?

María Cruz Rodríguez Oroz: Existen algunos dirigidos, fundamentalmente, a modular los niveles de dopamina. Hacen que la dopamina que le queda al paciente o la que le administramos mediante la medicación mantenga unos niveles más estables. Se trata de inhibir la degradación de la dopamina, es decir, que tarde más tiempo en eliminarse.

Estos son los primeros tratamientos, los que administran cuando se realiza e diagnóstico. 

Durante unos años, hacen que el paciente esté bien todo el día. No obstante, el proceso degenerativo sigue incrementándose y la dopamina que tiene el paciente es cada vez menor.

EFE: ¿Y después?

María Cruz Rodríguez Oroz: Llega un momento en que el efecto de la medicación le dura dos o tres horas y después vuelve a estar mal hasta que le hace efecto la siguiente toma. Esto ocurre a pesar ir subiendo la  dosis.

Cuando el paciente ya no tiene una calidad de vida equilibrada durante todo el día, puede recurrir a la cirugía. 

EFE ¿En qué consiste esa intervención?

María Cruz Rodríguez Oroz: Se trata de colocar electrodos, habitualmente, en  el núcleo subtalámico. El objetivo es modular la actividad en este núcleo, que está alterada como consecuencia de la pérdida de dopamina. Consiste en algo así como resetearlo de manera permanente para que el paciente tenga una situación de beneficio estable durante todo el día y no dependa únicamente de la toma de medicación.

El boxeador Muhammed Ali vivió muchos años con la enfermedad de Parkinson. Foto: EFE

ULTIMOS TRATAMIENTOS

 

EFE: ¿Este es el único tratamiento?

María Cruz Rodríguez Oroz: No, también hay un tratamiento con ultrasonidos focalizados de alta intensidad guiados por resonancia magnética cerebral, que se denomina HIFU. Estos ultrasonidos se focalizan en una determinada estructura para provocar una lesión por calor y, de esa manera, eliminar la actividad aberrante en esa estructura que está generando el temblor, la torpeza o la rigidez.

EFE: ¿Para qué pacientes está indicado el tratamiento con HIFU?

María Cruz Rodríguez Oroz: El hemisferio cerebral derecho controla el lado izquierdo del cuerpo y el hemisferio izquierdo, el lado derecho. Por el momento, el HIFU solo se está haciendo en un lado del cerebro. Por lo tanto, los síntomas mejoran en el otro lado del cuerpo. 

Se trata con HIFU, fundamentalmente, a aquellos pacientes con enfermedad de Parkinson en los que predomina el temblor. Hay personas que tienen muchísimo temblor y muy poca torpeza y rigidez. 

Además, el temblor es uno de los síntomas que peor responde a la medicación. Quizá en ese paciente, controlando el temblor en un lado del cuerpo, que es el que emplea para hacer las cosas, es suficiente para mejorar su calidad de vida. 

Asimismo, quienes tienen todos los síntomas pero muy asimétricos, es decir, con mucha afectación en un lado del cuerpo, también son susceptibles de recibir un tratamiento con HIFU.

EFE: ¿Y la cirugía?

María Cruz Rodríguez Oroz: Habitualmente  se emplea en los pacientes en los que la enfermedad ya ha avanzado bastante. En estos casos, los dos hemisferios están muy afectados y hay que colocar electrodos en ambos.

EFE: En cuanto a la investigación, ¿en qué nuevos tratamientos se está trabajando?

María Cruz Rodríguez Oroz: En estos momentos la principal investigación se centra en buscar terapias neuroprotectoras, en intentar ver si podemos, modificando alguna ruta metabólica en el cerebro, prevenir o enlentecer la degeneración progresiva de las neuronas dopaminérgicas.

Una de las últimas máquinas de la Clínica de Navarra para la detección de la enfermedad de Parkinson. Foto: Cedida por la Clínica de Navarra

Esta es una enfermedad neurodegenerativa y las neuronas dopaminérgicas nunca paran de degenerar. 

EFE: ¿Sabemos qué lo provoca?

María Cruz Rodríguez Oroz: Su causa la desconocemos en último término y, una vez que comenzó la muerte de neuronas, es inexorable. Lo que intentamos es que el paciente se pueda estabilizar en las fases más precoces posibles. Para ello, tendríamos que intentar frenar la evolución de la enfermedad.

EFE: Para finalizar, ¿existe alguna otra terapia para estos enfermos?

María Cruz Rodríguez Oroz: Las hay que van dirigidas a eliminar la alfa-sinucleína, que es una proteína que se pliega mal y que se deposita en el cerebro. Veremos cuál es el resultado de los ensayos clínicos. 

También hay ensayos clínicos que van dirigidos a moléculas que tienen que ver con alteraciones en rutas metabólicas concretas, relacionadas con algunos genes que pueden estar funcionando mal en la enfermedad de Parkinson

En definitiva, existen  distintas estrategias que van por la vía de tratar molecularmente lo que está pasando en el cerebro de un paciente parkinsoniano.

Un doctor inserta agujas en la cara de un hombre que sufre de párkinson en un hospital de Shanghai. En ese país la acupuntura es usada ampliamente en China para tratar enfermedades como parálisis facial y reumatismo. Foto: EFE

DESTACADOS:

 

+ “No es extraño que la tensión y el dolor en un brazo o el dolor en un hombro sean, a veces, una manifestación de la enfermedad de Parkinson”, señala la neuróloga María Cruz Rodríguez Oroz.

+ La especialista explica que se trata con HIFU (ultrasonidos focalizados de alta intensidad guiados por resonancia magnética cerebral), fundamentalmente, a aquellos pacientes en los que predomina el temblor. También a quienes tienen todos los síntomas pero muy asimétricos, es decir, con mucha afectación en un lado del cuerpo.

+ “En estos momentos la principal investigación se centra en buscar terapias neuroprotectoras, en intentar ver si podemos prevenir o enlentecer la degeneración progresiva de las neuronas dopaminérgicas”, expone la neuróloga.

Por Purificación León EFE/Reportajes