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Para ser padre soltero se requieren súper poderes
“Llévatelos, ya no te los voy a recibir”, le dijo la mujer con casi ocho meses de embarazo de su nueva pareja.
Era un día cualquiera de mayo, Carlos recién había tocado la puerta para recoger a sus hijos —en ese entonces de cuatro y dos años— como habitualmente lo hacía cada fin de semana. Ella salió de la casa, se los entregó y sin inmutarse le sentenció que se los llevara, que no los volvería a recibir.
Y así fue.
Él no supo qué hacer, tenía miedo, estaba confundido. Sintió una rabia que le recorría el cuerpo al saber que la madre de sus hijos estaba dejando a los pequeños por su nuevo embarazo.
Ese día el muchacho, quien en ese entonces trabajaba como guardaespaldas, llegó a su casa con los niños mientras la cabeza le daba vueltas por no saber cómo le haría para cuidarlos, pues con el trabajo tan demandante que en ese momento tenía no sabía quién podría hacerse cargo de ellos.
Él insistió un mes para que ellos regresaran con su madre, pero ella se negaba a recogerlos. Con el paso de los días decidió que a su ‘picesa’ de cuatro años la cambiaría de escuela, una que estuviera cerca de su nuevo hogar, así que hizo el trámite escolar y no hubo problema alguno.
Por su “panzón”, el pequeño de dos años, no se preocupó tanto porque una de sus tías más cercanas se ofreció a cuidarlo mientras él trabajaba durante las casi 15 horas diarias que le absorbían el día, la tarde y parte de la noche.
“En mi trabajo había hora de entrada: 9 de la mañana pero la salida era incierta, bien podría irme a casa a las 10 u 11 de la noche otras veces el jefe me daba chance de irme entre dos, tres o cuatro de la madrugada”.
Al día siguiente los días eran iguales, sin hora de llegar a casa. Carlos se dio cuenta que la vida le había dado un vuelco y que para que sus hijos no lo padecieran él tendría que sacar fuerzas de flaqueza. No dejarse vencer, que después de todo es lo que hacen los héroes.
Padres solteros deben formar red familiar para beneficio de sus hijos
Carlos es uno de los 796 mil hombres que son papás solteros en México, a él no le ha sido fácil,
ha tenido que buscar apoyo entre su familia, pero todo va marchando bien
Para cuidar a sus hijos Carlos tuvo que tejer una red familiar que lo apoyara mientras él no estaba. Así que entre su tía, una de sus primas, su hermana menor y su padre lo apoyaban con la crianza y el cuidado de los niños para que él saliera a trabajar sin preocupaciones. De su madre Carlos no habla. Hace seis años que fue secuestrada y desde entonces está desaparecida.
Los estereotipos de “hombre machín” no le asustan porque desde pequeño aprendió a sortearlos lavando su ropa, cocinando, sacudiendo los muebles y barriendo. Dice que no es bueno trapeando el piso pero que lo tiene que hacer cuando de tener limpia su casa se trata.
“Gracias a Dios cocino muy rico… y no solo platillos nacionales también sé algunas recetas internacionales”, presume este hombre que no rebasa los 30 años y ahora se dedica a hacer notificaciones legales a clientes incumplidos.
“Cuando les conté a mis amigos y compañeros del trabajo que ya me hacía cargo de mis hijos completamente, me dijeron: ‘¡qué huevos los tuyos de tomar esa responsabilidad tan grande!’ porque trabajar todo el día y hacerme cargo de los pequeños no era cosa fácil, así que no he recibido comentarios negativos; al contrario, ha sido mayor el apoyo que he recibido de parte de la gente que me conoce”.
PAPÁS EN CIFRAS
Carlos es uno de los 796 mil hombres que son papás solteros en México, pues según las últimas estadísticas del INEGI y del Consejo Nacional de Población (Conapo) en el país esos hogares son encabezados por un hombre, de los cuales 259 mil son separados o divorciados, 42 mil sufrieron algún abandono y 495 mil son viudos.
La vida de Carlos iba viento en popa. Sus días de descanso los ocupaba en ver todo el día películas con los pequeños, ahorró para comprar un centro acuático que instaló en el patio de su casa, llevaba a los niños al parque y en poco tiempo su casa parecía
juguetería.
“A mi niño le compré muchos muñecos, juguetes y osos de peluche de Dragon Ball Z; desde Majin Boo, Goku hasta Freezer, todos los personajes los tiene. También le tengo sus balones de futbol americano y otros juguetitos que me pide. A la niña le encantan las princesas así que ya me sé el cuento de cada una.
En la puerta del refrigerador varios imanes de Liga de la Justicia sostienen fotografías de su ‘picesa’ y de su hermanita, una niña que actualmente tiene siete años y a la que considera también su hija (aunque no biológica).
“Cuando conocía a la mamá de mis hijos ella ya tenía una niña de dos meses. Para mí ella es mi niña, pero para su mamá ya no soy nada. A ella no me la prestan, ya van varias veces que tengo que ir por mis hijos y aunque sale y me saluda, no la dejan irse conmigo”.
UN INICIO COMPLICADO
Carlos admite que las primeras semanas del cambio fueron un poco difíciles. Tuvo que aprender por medio de tutoriales cómo peinar con cebollitas, colitas y trenzas a la mayor de sus hijos; aunque también reconoce que fue divertido conocer cosas diferentes y aprender a convivir de otra manera con los niños.
“Para hacerle sus chonguitos le peinaba el cabello y le decía que se diera vueltas, para ella eso era un juego mientras yo aprendía a que fuera más bonita a la escuela”.
Habían pasado ya unos meses desde que tenía a los niños bajo su cuidado. Su vida había cambiado radicalmente pero se sentía feliz, satisfecho y pleno, al menos así lo reflejaba por lo que había decidido darse una nueva oportunidad en el amor así que comenzó una nueva relación con otra chica.
“Cuando la mamá de mis hijos se enteró de inmediato me pidió a los niños, me dijo que yo dejaría de verlos y me lo cumplió”.
Así que los siguientes dos meses Carlos recibió negativas para verlos. Le cerraban la puerta en la cara, no se los comunicaban por teléfono ni tenía noticias de ellos. Los únicos que tenían oportunidad de convivir con ellos eran su padre y su hermana, siempre y cuando estuvieran en la casa de los niños
Poco a poco la madre accedió hasta que ambos llegaron a una negociación mutua:
“Me pidió que le aumentara la pensión y lo cumplí: desde entonces le paso 500 pesos por semana para los gastos de los niños, también debo hacerme cargo de los útiles y otros gastos de la escuela… yo no tengo problema con eso porque sé que es para beneficio de mis hijos”.
TODO POR LAS BUENAS
Pese a la batalla que emprendió con la madre de los niños para verlos nuevamente decidió no dar una batalla legal para quitarle la custodia. Carlos dice que lo hizo porque no quiere ser “el malo” de la película porque quiere mantener una cordialidad con la madre de sus hijos para beneficio de los niños.
“No entiendo como hay padres o madres que pueden abandonar a sus hijos, si los animales nunca dejan a sus crías. Para mí mis hijos lo son todo. Siento coraje y tristeza al mismo tiempo porque no valoran el amor de sus hijos, pero habrá un tiempo en el que los van a buscar y pueden
ser rechazados”.
SER PADRE SOLTERO. Pese a que la imagen de los padres solteros en México es poco visibilizada, en la Ciudad de México a inicios de abril de este año el Pleno de la Asamblea Legislativa aprobó un dictamen de ley para reconocer y apoyar económicamente a padres y madres solteras con un apoyo económico de 441 pesos mensuales.
OLVIDADOS POR LA LEY. En Coahuila no existen actualmente políticas públicas para atender a este sector de la población que —al igual que las mujeres— también enfrentan estereotipos de género por llevar las riendas de una casa donde la figura materna no existe.
PRESENCIA EN REDES. En diversos grupos de redes sociales, algunos hombres que son padres de familia también exigen que su trabajo como padres sea reconocido. Piden que el apoyo que se le da la madres sea igual para ellos. Se quejan en gran medida de que cada 10 de mayo se organizan grandes festivales en las escuelas para celebrar el día de la Madre; en cambio, el día del padre es una fecha que pasa desapercibida.