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'Paquirri', sin suerte en su reaparición en La México
CIUDAD DE MÉXICO.- Volvía Francisco Rivera Ordóñez a los ruedos medio año después de su terrorífica cornada del 10 de agosto en la Feria de Huesca.
Y lo hizo en la plaza más grande del mundo, la Monumental de México, que registró una discreta entrada en una jornada en la que la gente andaba pendiente de la Super Bowl.
Para tan esperada ocasión, Paquirri se enfundó un terno turquesa y oro (azul fue también el del percance oscense).
Era un día muy especial, un paseíllo que hizo con enorme ilusión, pero luego la corrida de Marrón no acompañó.
Falta de casta y fuerza, tuvo cero bravura y la transmisión en los tendidos fue misión imposible.
Rivera Ordóñez, deseoso siempre, se encontró en primer lugar con «Manchadito», un ejemplar calcetero de mal juego.
Corto y sin humillar, no dio opción al lucimiento de un torero que anduvo con técnica y oficio, precavido en algún momento.
Saludó al quinto con una larga cambida de rodillas, como muestra de su disposición.
Con ganas y entrega, hizo un esfuerzo en su afanosa faena que empezó con muletazos rodilla en tierra.
Como el toro se apagó desde el inicio, lo oxigenó con listeza entre serie y serie.
Lo intentó con porfía y extrajo muletazos de mérito hasta pegarse un arrimón.
Pero mató mal, tónica general de una tarde que solo remontó con el último toro, el octavo.
GUSTA LLAGUNO
Cuando iban ya tres horas largas de corrida, el mexicano Juan Pablo Llaguno hizo lo mejor de la noche.
Si ya había apuntado detalles en el cuarto, al noble último lo exprimió al máximo en bonitos muletazos, con buena técnica pese a su juventud. Así logró la mejor faena de la tarde, al aprovechar el regular juego que le dio su rival.
Se le vio puesto y dibujó naturales que calaron en los tendidos. Esperanzadora actuación por su sentido del temple y su gusto.
Lástima que pinchara porque le habrían pedido una oreja.
Completaban el cartel los también dinásticos Diego Silveti y Armillita IV, que también se marcharon de vacío pese a sus ganas de agradar con una corrida sin casta ni fondo.
ACCIDENTE
Durante la lidia del primer toro, el experimentado banderillero mexicano Javier Escalante Tristán sufrió una voltereta que le causó varios golpes en todo el cuerpo, por lo que fue atendido con éxito en la enfermería.