Tenemos meses de vivir en pandemia y cada día despertamos con cifras aterradoras, noticias de un familiar, de un amigo o conocido que falleció a causa de COVID-19, es decir, vivimos una realidad cruda, pero a pesar de esto hay que rescatar valores, vivencias, pero, sobre todo, qué estamos aprendiendo de todo.

“La adversidad supone una salida, permite albergar una esperanza, la desdicha, no. Sobreviene un sentimiento de desamparo cuando ya no parece posible ni concebible felicidad alguna”, escribe el divulgador y escritor español Alex Rovira en su libro “La Buena Crisis”.

Todos debemos hacer un alto en el camino para no perdernos, o bien, realizarlo antes de que la vida nos lo marque, pero para qué esperar y mejor nos detenemos para pensar mejor en qué es lo bueno que nos ha dejado la pandemia actual.

“Las cosas que nos destruirán son política sin principios, placer si conciencia, riqueza sin trabajo, conocimiento sin carácter, negocios sin moral y adoración sin sacrificio”, mencionó alguna vez Mahatma Gandhi (1869-1948).

Ahora bien, si analizamos lo anterior, nos damos cuenta que es necesario reflexionar sobre la crisis que vivimos, y en lugar de hallar destrucción, mejor acrisolarnos como el fierro cuando lo llevan a la lumbre para que se haga más sólido.

Cada uno de nosotros vive una experiencia propia, pero una realidad común: enfrentar la pandemia y el miedo constante a contagiarnos, así que, en lugar de vivir con temor, por qué no ser cuidadosos y optimistas cada día que despertamos y agradecemos estar vivos.

“Nuestros momentos de más lucidez suelen tener lugar cuando nos sentimos profundamente incómodos o insatisfechos, pues es en estos momentos, empujados por nuestra insatisfacción, cuando salimos del camino trillado y empezamos a explorar maneras diferentes de hacer algo o buscar respuestas certeras”, M. Scoot, en su obra “Camino sin Huellas”.

Las crisis son una oportunidad para aprender, para tomar conciencia, para crecer, para abrir los ojos, para ver lo que no podíamos ver, son el camino más seguro para crecer, sin embargo, como cuando enfrentamos un miedo, un camino que non queremos recorrer y así es imposible crecer.

“La vida es igual a atravesar el páramo de la crisis. Vivir incluye la dualidad de la vida y la muerte. Es caer y levantarte. Es primavera y veranos. Es inspiración y expiración. Es sístole y diástole. Es noche y día. La dialéctica que generan la antítesis es el impulso en el que reside la vida”, Alex Rovira.

Finalmente, somos nosotros quienes elegimos cómo vivimos esta pandemia, pero una cosa queda clara: después de estos meses de COVID-19 y al finalizar, si llegamos a buen puerto, debido a lo aprendido o no aprendido, cada uno de nosotros ya no seremos los mismos.

Aprendamos pues de la crisis y saquemos el mayor provecho para nosotros, nuestros familiares y quienes nos rodean, finalmente son ellos quienes aprenderán de todas nuestras experiencias, pues somos ejemplo a seguir.

José Briones

Estudiante, licenciado y comunicólogo

@MisticoE