PAN Y ROSAS

Usted está aquí

PAN Y ROSAS

El  año   Internacional de la Mujer fue  instituido por las Naciones Unidas el 8 de marzo de 1975,  declarando la igualdad de derechos  sin discriminación de sexo, según encuestas realizadas en España. A 41 años la mujer sigue luchando por la igualdad con el hombre; en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona. Este día se celebra a nivel local, nacional,  e internacional.

El 8 de marzo de 1908 15 mil mujeres se manifestaron por las calles de New York, para exigir un recorte del horario laboral, mejores  salarios y su derecho al voto femenino. Tal vez este acto fue la semilla que germinó casi 7 décadas después. Su lema fue PAN Y ROSAS. Pan por la economía familiar y Rosas por un trato justo de igualdad.

En el año de 1975, precisamente el 8 de marzo, siendo entonces la esposa del Gobernador de Coahuila, el Profesor Oscar Flores Tapia, la Sra. Isabel Dávila de Flores Tapia, instauró esta fecha conmemorativa con  la representación de las diferentes instituciones en las que laboraban las mujeres. Fue un día bastante frío, lo recuerdo muy bien, porque acompañé a una de ellas, que fue en representación de las enfermeras: mi madre.

Si no cuento una historia no estoy cumpliendo con  lo prometido y, bueno, para seguir  con el tema, hablaré hoy de una mujer que admiré desde que la conocí. Nunca le pregunté donde nació, y si lo hice no lo registré en mi memoria .Era hija de un capitán del ejército, es decir, de una posición con cierto rango; siendo una niña perdió a su madre. Su padre volvió a casarse con una mujer que gratuitamente no sólo la despreciaba y maltrataba cuando el capitán salía fuera de la ciudad, que era continuamente, sino que también cuando éste regresaba le llenaba la cabeza de quejas por su mal comportamiento. El papá la castigaba y se fue alejando de ella hasta casi ignorarla. En una de sus larga ausencias, la madrasta aprovechó la oportunidad, y la echó a la calle; tenía solo 7 años.  No sabiendo a donde ir, empezó a caminar por las calles hasta que cansada se quedó dormida en el quicio de una puerta. El frio de la madrugada la hizo llorar. Tal vez esto fue lo que escuchó la dueña de la casa, quien  debió asomarse por la ventana y la vio. Le tomo en brazos, la llevó a la cama y la cubrió y cuidó hasta que se durmió. A otro día le hizo todas las preguntas pertinentes para buscar a la familia y avisarles que ella tenía a la niña. Cuando ésta la escuchó, le pidió llorando que no lo hiciera, que tenía mucho miedo.  Para calmarla le prometió no hacerlo hasta que ella quisiera. Transcurridos los días  fue naciendo entre ellas la confianza y con ella el cariño, tal vez por una dependencia mutua. Años después la jovencita se convirtió en una  competente profesional y una agradecida hija de aquella que supo ser su madre . En el despacho de abogados, con los trabajaba, conoció a un buen hombre y la atracción  nació entre los dos. Él  le confesó que era viudo y padre de dos pequeños. Se casaron y  formaron una bonita familia; todo parecía perfecto hasta que apareció la fatalidad. Él murió en un accidente. Entonces ella tomo las riendas y puso todo su amor en aquel par de huérfanos. Se propuso hacer de ellos dos hombres de bien y exitosos. Cuando le pregunté  si había sido difícil su tarea, me contestó que nunca había sido más feliz y completa su vida. La satisfacción que leí en su rostro me demostró lo hermoso que es cumplir con una misión que, a veces, la vida nos impone. Felicidades a todas las mujeres, siéntanse orgullosas de serlo. Porque, al final…TODOS SOMOS HISTORIA