El Partido Acción Nacional trazó ayer el derrotero que parece ser el final rumbo a la gubernatura. El “bólido” con el que aspiran a la alternancia parece ya tener definido a su “piloto”: Guillermo Anaya.

La definición albiazul ha sido más dolorosa que lo que se preveía podría ser. La decisión de Luis Fernando Salazar de cuestionar fuertemente a la dirigencia nacional de su partido, ha despertado las dudas de la unión que pueden tener de cara al proceso electoral.

En este mismo espacio reseñamos hace días que el PAN unido –inclusive con el resto de la Oposición– se vuelve más fuerte; pero con resquicios internos podría perder vigor frente al PRI, hasta hoy invicto en las elecciones por Gobernador. 

Sin duda es importante que el PAN haya mantenido la cohesión con cinco de sus seis aspirantes. Es una buena señal que el grueso de los calefactos que quedó en el camino muestre que se debe mantener la cohesión en aras de conseguir la alternancia. 

Sin embargo, que un cuadro con el peso y el capital político de Salazar Fernández cuestione, increpe, e incluso no apoye a las decisiones de su partido podría debilitar a Acción Nacional. 

Anoche, mientras Anaya tendía la mano al senador con licencia por Coahuila para que se sumara a este camino, Salazar posteaba –y posteriormente borraba en Facebook– una muy dura crítica hacia el dirigente del PAN, Ricardo Anaya, a quien en términos llanos lo acusaba de traición. 

El PAN deberá encontrar la manera de sumar a todos o reinventarse sin quienes no estén de acuerdo en la toma de decisiones. 

Bien lo decía anoche Anaya en una entrevista con este diario: el escenario que tienen en la actualidad es muy diferente al que tuvieron en 2011. 

Para el PRI, que hoy el PAN se mantenga en una situación de quiebre, le puede resultar benéfico. Con liderazgos distanciados, se puede pulverizar el voto que no está de acuerdo con el accionar del tricolor en las últimas administraciones.

La definición del PAN está a un tris de ser oficial, sólo faltaría el último punto para que sea un hecho. 

En esta semana, también podríamos conocer de manera oficial quién será el candidato del PRI, en caso de que Miguel Ángel Riquelme sea el único que se inscriba en el proceso. Esta situación queda en manos de cómo actúe Hilda Flores: si se registra o no al proceso interno del tricolor. 

Con todos estos ingredientes, la disputa electoral parece ir tomando mucho mayores certezas de cara a los tiempos de campaña que concluirá el 4 de junio. 

Mientras tanto, en los liderazgos del PAN está la posibilidad de llegar cohesionados o no. Más fuerte o debilitarse solos. 

Ésa deberá ser la gran labor que tendrán que remediar antes de que lleguen los tiempos de campaña. 

Porque, por cierto, estamos únicamente a 139 días de las elecciones.